Este martes el pleno municipal da marcha atrás en la cesión que hizo hace 14 meses a la Unión de Hermandades, a través de un convenio con el obispado, del antiguo museo taurino de la calle Pozo del Olivar. Esta resolución del acuerdo, un acto meramente administrativo, viene dado por la renuncia que hizo el organismo cofrade de hacerse con este espacio por los elevados costes de su rehabilitación.
A renglón seguido, llegó el ofrecimiento del Ayuntamiento de ceder el Callejón de los Bolos, cuya función sería la misma: el desarrollo de eventos y actividades diversas que no tienen cabida en la casa de la calle Curtidores por su reducido espacio, además de ofrecer una exposición de enseres de las hermandades, entre otras ideas.
El presidente del Consejo, José Manuel García Cordero, matizó a lavozdelsur.es que en relación con el Callejón de los Bolos “se están llevando a cabo gestiones con la Fundación Cajasol para el sostenimiento económico del inmueble”, es decir, que se haga cargo de los costes de mantenimiento, suministro eléctrico y demás gastos que supone todo esto. Esta cuenta sería la de cada día, pero para abrirlo hacen falta reparaciones de más envergadura como en el tejado, al haber filtraciones de agua, y la instalación de aire acondicionado.
A todo esto, el pasado mes de marzo el delegado de Cultura, Francisco Zurita, negaba que su uso esté decidido, pese a que el cambio de cesión del museo por el callejón se le ofreció a la Unión de Hermandades, que lo llevó a pleno. Entonces, los hermanos mayores votaron a favor de este último equipamiento.
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