La Diputación Provincial que preside Almudena Martínez del Junco debía dar un lugar de honor a la mujer en el programa '45 años, 45 municipios' con el que la Corporación celebra la constitución de los ayuntamientos democráticos.
En aquel primer paso de 1979, los gobiernos locales de toda España sumaron 99 concejalas. Ahora, casi medio siglo después, el número supera las 1.990 representantes.
El primer Parlamento de Andalucía, en 1982, tuvo seis diputadas con 103 varones. En 2024, la proporción roza el 50% (55 hombres y 54 mujeres).
La situación ha cambiado pero falta saber cómo, cuánto y si es suficiente o hay peligro de retroceso, de estancamiento, en la lucha por la igualdad y por eliminar el machismo de las instituciones públicas.
El patio central del Palacio de la Aduana era este lunes el foro para discutirlo. En un día en el que la política paralizó durante unos minutos la vida cotidiana de los españoles como no sucedía hace años, la tarde se reservó para la reflexión serena con perspectiva de género: "Un regalo", para las protagonistas.
Las protagonistas, todas pioneras en algún ámbito administrativo. Teófila Martínez, primera alcaldesa de capital de provincia; Esperanza Aguirre, primera presidenta del Senado y primera ministra de Sanidad; Irene García, primera presidenta de la Diputación de Cádiz; Ana Mestre, primera delegada de la Junta de Andalucía y Josefina Junquera, primera vicepresidenta provincial y primera concejala en Cádiz.
Martínez del Junco ejerció de anfitriona mientras en la primera fila observaban otras dos mujeres que dan relevo a esta presencia de la mujer: Blanca Flores, subdelegada del Gobierno y Mercedes Colombo, primera representante autonómica. La periodista de TVE Ana Rosa Berraquero hizo de moderadora.
Las diferencias generacionales parecían tan acusadas como las ideológicas pero se diluyeron ante la sopresa de todos. La primera ronda versó sobre la discriminación sufrida en sus carreras sólo por el hecho de ser mujeres.
Teófila, Aguirre, Almudena Martínez y Ana Mestre la negaron, con distintos grados y matices. "Estamos obligadas a dar ejemplo y acabar con los tabúes, también con los tics de los micromachismos, que siguen existiendo", alertaba la última.
"Para nosotras ha sido más fácil gracias a las mujeres de otras generaciones pero falta que la igualdad, reconocida en la legislación, sea efectiva y para eso nada mejor que unas mujeres capaces de legislar", detalló la actual presidenta de la Diputación.
Su predecesora, Irene García abrió el fuego de unas discrepancias que luego crecerían. "Sí. Yo he sentido discriminación. Yo era una anomalía política en la Diputación, la primera mujer que la presidía en 40 años. Todos se preguntan, cuando una mujer llega a un cargo, si es válida ¿Y en los gobiernos en los que todos eran hombres? ¿Eran todos válidos?".
"Los partidos no han visto el potencial de las mujeres en su militancia, han sido miopes"
Teófila Martínez ubicó de forma muy concreta el origen de las dificultades de la mujer en política: "Los partidos políticos, todos, no han corregido el origen del problema, que está en la militancia. Los partidos no han visto el potencial de las mujeres, han sido miopes. Si no tienen esa presencia interna en la militancia, luego esa distancia repercute en las candidaturas, en la presencia institucional".
La ex alcaldesa recordó una anécdota muy celebrada por el público que llenaba el patio: "Me llevaban los demonios cuando un hombre me decía, en una reunión, que a una mujer la han puesto en una lista. Yo le decía que no, que no la han puesto, que es mujer va, que esa mujer está en una lista. Es muy distinto".
"El tren de la igualdad sube y baja, hay que estar vigilantes y no desaprovechar ninguna oportunidad", añadió la ex alcaldesa de Cádiz. La actual presidenta de la Diputación recordó que "por una carga tradicional" y por la naturaleza de muchos empleos, la discriminación es mayor en el medio rural o las poblaciones de pequeño tamaño.
El choque más interesante aparece con la palabra "cuota". Esperanza Aguirre se muestra como firme opositora al concepto de reservar un determinado número de puestos en las candidaturas o los cargos a las mujeres, sólo cree "en el mérito y la capacidad", sin distingo por sexos, rechaza "esas leyes modernas" y se mofa del eslogan "hermana, yo sí te creo. La Ley no puede presumir la culpabilidad de alguien por el hecho de ser varón".
De forma imprevista, la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid y del Senado, la primera ministra de Educación en España, se quedó sola. Ni la tradicional complicidad entre compañeras de partido político lo evitó. Las otras populares le dijeron, con más o menos vehemencia, que no.
"El mérito y la capacidad no servían porque el que elegía era un hombre"
Tanto Teófila Martínez, como Ana Mestre y Almudena Martínez reivindicaron las cuotas como herramienta "necesaria, por desgracia, con dolor de mi corazón", resaltó la última. Irene García resumió: "Si no fuera por las cuotas, no estaríamos aquí".
"Antes de las cuotas ¿cuántas mujeres había?". "El hombre que hacía las listas no se fijaba en incluir a mujeres". "El mérito y la capacidad no servían porque el que elegía era un hombre", llegaron a decir las tres representantes populares entre algo parecido a leves ovaciones y vítores de una audiencia sorprendida.
Ana Mestre añadió un aviso para el futuro inmediato, quizás para el presente, la presión, casi dictadura, estética y autoimpuesta sigue presente entre las nuevas generaciones: "La visión actual de las mujeres, la que reciben nuestras hijas, llega a través de la frivolidad. En muchos casos, de la frivolidad que impulsan las propias mujeres", aseguró en un mensaje que parecía hacer referencia a la nueva sociedad digital, monopolizada por la imagen.
Comentarios