La piedra sigue girando en la penúltima cuchillería de Sevilla: "Mis hijos han estudiado; cuando me canse, se cierra"

Enrique González, gallego de Ourense, la 'terra da chispa', llegó con cuatro años a Triana y sigue por amor al arte, "porque no sé estar tranquilo". Siete décadas a sus espaldas, casi cumple años a la vez que el negocio que fundó su padre. "Cuando no esté, lo tendremos complicado", cuenta un banderillero

Enrqiue, con la piedra dándole a la chispa en su cuchillería de la calle Castilla, en Triana.
Enrqiue, con la piedra dándole a la chispa en su cuchillería de la calle Castilla, en Triana. MAURI BUHIGAS

[Estamos también en WhatsApp y en Telegram. Síguenos]

La calle Castilla no es como fue siempre. Enrique González la conoció como una calle comercial de Triana. Y la conoce bien. Porque desde hace 70 años está la Cuchillería Castilla funcionando. No es sevillano oficialmente, es gallego. Proviene de la 'terra da chispa', cuenta, Ourense. "Llegué con cuatro años", rememora. Un negocio que empezó, en aquella época, buscando prestar servicio en la sociedad. "Un cuñado suyo tenía una cuchillería en la calle Amargura. Se llamaba Francisco Álvarez Rodríguez. Mi tío falleció hace muchos", pero antes compró este negocio para su padre.

Enrique nació en el año 50, por lo que cumple prácticamente años a la par que el negocio. Y ya debería estar jubilado, pero "tengo la jubilación activa, porque no puedo estar sin trabajar, no sé estar tranquilo". Esta es su casa, cuenta, y de aquí no se va. Sigue entre cuchillos, tijeras... Aunque el negocio haya decaído. "Esta era una calle muy bulliciosa, muy comercial", la calle Castilla, "no llena como ahora de pisos turísticos. Donde están esos pisos reformados", dice señalando al exterior, "estaba el ultramarino, los Espejitos, el calzado, la Valenciana, o los Madrileños".

Prácticamente, el suyo es el último negocio de la calle. Se retroalimentaba, por ejemplo, con el mercado de Triana. Hoy queda poco de aquello que fue y el espacio ha optado por la gastronomía. Venían carniceros, pescaderos, que cada cierto tiempo necesitaban afilar o renovar el material. Es buena parte del perfil de cliente que mantiene. Pero todo cambia en este mundo de usar y tirar.

CUCHILLERÍA CASTILLA TRIANA SEVILLA 9
Enrique, con uno de los vecinos de toda la vida.  MAURI BUHIGAS
CUCHILLERÍA CASTILLA TRIANA SEVILLA 4
Un momento de un afilado.  MAURI BUHIGAS

Lo suyo es para quien se mantenga frente al material barato. Un buen cuchillo, cuenta, dura toda la vida. Tiene, de hecho, algunas herramientas que heredó de su padre, fallecido en 1999. "Nada más verlo, y sobre todo, cuando lo meto en la piedra, puedo saber si un cuchillo es bueno o malo". Pero reflexiona: "Esta cultura de comprar cosas baratas no se puede cambiar". Tiene un expositor con cuchillos por 20, 30, 40 euros, que pueden durar dos o tres décadas, casi para que sea parte de la familia. Y un buen afilado, dependiendo del tamaño, sale entre tres o seis euros. Nada excesivo más allá de la comodidad de ver un cuchillo nuevo y optar por comprarlo en lugar de volver a la calle Castilla.

En cualquier caso, el negocio seguirá en marcha en tanto Enrique González se vea con ganas. Puede ser hasta el año que viene, o el otro, o el otro. No hay planes más allá de seguir abriendo cada día. "Mis hijos han estudiado, tienen sus carreras. Uno trabajar en Airbus en Madrid, es ingeniero, y otro has estudiado Dirección de Empresas. Han salido trabajadores, buenos estudiantes, y están en su casa".

CUCHILLERÍA CASTILLA TRIANA SEVILLA 13
Una puntilla, tras afilarla.  MAURI BUHIGAS
CUCHILLERÍA CASTILLA TRIANA SEVILLA 2
El mobiliario clásico, el de toda la vida.   MAURI BUHIGAS

No tiene aprendiz, por desgracia. Sigue porque está desde los 14 años dándole vueltas a la piedra, o con la chaira, afilando y atendiendo. Con su muela de afilar, con la pulidora. El penúltimo negocio, prácticamente. Cuchillería Amable, en Santa María La Blanca, de un primo suyo, y otro negocio traspasado en calle Regina. 

Cuando cierre, no solo los carniceros o pescaderos echarán de meno una piedra donde afilar. José Luis Neiro, El Algabeño, es banderillero de Manuel Escribano. "La primera puntilla que compré de niño se la compré a este señor", rememora. Ahora la lleva a Nimes, en Francia. "El tema del afilado es complicado. Quienes rematan son los maestros como él". El día que Enrique se jubile, "lo tendremos complicado".

Mientras, hay ocasión para seguir viendo a Enrique trabajar sobre aceros. Con el espectáculo hipnotizante de las chispas. Dándole vueltas y vueltas a la piedra.

Sobre el autor:

pablo fernandez quintanilla 0002 4 1000x574 (1)

Pablo Fdez. Quintanilla

Subdirector de lavozdelsur.es. Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly, con varios años de experiencia también en empresas de marketing.

...saber más sobre el autor

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído