Tiene el grupo granadino La Plazuela mucho de lo que es el nuevo andalucismo actual. Es una reivindicación, por ejemplo, de las abuelas. Del que ya ni reivindica el acento porque se da por sentado. Pero sí de abrazarse al espacio y al tiempo pretérito, que arraiga en Pata Negra, en el Omega de Morente con Lagartija Nick, que es sobrino segundo de las escuelas camaroneras, primo de Los Delinqüentes y hermano de Califato. Eso, quizás, por el lado de la madre.
Porque hay otra rama de la familia que es la del funky y el breakbeat. Que, por cierto, tienen también de recuerdo del pasado, el de las maquetas de Dj Karpin dando vueltas por el patio del colegio en un CD de marca blanca con el nombre garabateado con rotulador permanente. De todo eso va La Plazuela, que cerraba su concierto en La Rinconada este viernes con una minisesión de breakbeat aliñado con la voz del Canelita.
El evento se celebró en el recinto El Abrazo, el moderno espacio para eventos que estrenaba la localidad hace apenas dos años. En su carpa central se congregaban grupos heterogéneos, porque heterogénea es La Plazuela. ¿Por qué? Porque el grupo ofrece una música bailable, una fiesta, para el que es fan incondicionado y para el que recorre el camino por primera vez. Allí bailaron las abuelas y los nietos en la mitad trasera del concierto. En la delantera, grupos de jóvenes, parejitas, chavales que vuelven a Sevilla para el curso universitario, o lo más granadito de la Sevilla alternativa de salas secundarias que quería aprovechar el paso de La Plazuela este viernes.
Un pase que comenzaba con algunas de las canciones que han elevado al dúo de Manuel Hidalgo El Indio y de Luis Abril El Nitro. Desde el primer minuto desplegaron el roneo que pone nombre a su álbum, una de las apuestas del ahora productor Juanito Makandé, para Universal, ni más ni menos.
Sonaron, por ejemplo, La Primerica Helá, La Primavera, o Realejo Beach. Pero si algo lo tenía que reventar era Péiname Juana. Los beats se iban metiendo por dentro de la caja torácica como si fuera un episodio cardiaco. Flotaba como en la marea el recinto, la gente.
Y hay que mencionar, evidentemente, que buena parte del concierto va más allá del talento musical, vocal o instrumental. Es una sensación. Es arte. Lo es querer y no entender, y con La Plazuela surge el amor. El ritmo, de izquierda a derecha y de nuevo a la izquierda, del dúo y el grupo que les acompaña, saltando, desplegándose con comodidad, con seguridad, y bailando a veces como lo hace quien no se toma demasiado en serio a uno mismo, divertido y divirtiendo.
Otro de esos momentos del concierto fue El Lao de la Pena, una canción que fue absolutamente acompañada por el público. Una historia de amor y desamor hecha ritmazo. Del intimismo a la explosión a la búsqueda de los beats, de las pulsaciones. Como es la vida, sentirse uno solo, cantando delante del escenario, sentado en el filo sin acompañamiento, con un foco mirándote, y de repente correr y trotar. Si tienen ocasión, no se pierdan La Plazuela. Indescriptible.
Continúa el ciclo en Dos Hermanas y en el Patio de la Diputación
Este sábado 21, dentro del mismo ciclo Metrópolis de la Diputación de Sevilla, actúa en el Auditorio Los del Río de Dos Hermanas el cantante Víctor Manuel, también con entrada gratuita, aunque ya agotadas, por desgracia. Un concierto sinfónico, con la Filarmónica de Málaga y la Coral Carmina Nova.
Y en el Festival del Patio, que se celebra en el Patio de Diputación de Sevilla -Metrópolis es una extensión de este mismo festival de iniciativa provincial-, tienen lugar los conciertos de María José Llergo (25 de septiembre), Mikel Izal (26 de septiembre), _juno, el dúo de Zahara y Perarnau (27 de septiembre), y Varry Brava (28 de septiembre). Hay entradas disponibles para cada uno de estos conciertos por 18 euros.
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