Paco de Lucía es un caso de promoción paterna del genio. No sólo sus hijos le han estado agradecidos por el esfuerzo educativo, Algeciras especialmente y el resto del mundo lo estamos. Y aunque los padres puedan impulsar la genialidad, lo común es la mediocridad. Un servidor en ejemplo muy logradísimo.
La causa del predomino del carácter disperso y holgazán puede estar en lo tedioso de instruir a los hijos de forma constante y sistemática en una técnica. Hay que reconocer que lo de la guitarra flamenca, si uno es flamenco, tiene sus facilidades: un instrumento asequible, juergas en casa… todo eso ayuda. Imagínese a los pobres padres de Duplantis cargando a todos lados con un palo de cinco metros de largo para que el hijo haga saltos. Por todo esto la educación libre siempre es más cómoda.
La música es fácil de asociar con la genialidad. Pelos revueltos, pasión desmedida y movimientos histéricos nos dan la imagen al punto. Pero ¿y el caso de Nietzsche, huérfano de padre desde muy pronto? A él le influyó sobre todo el ambiente: profesores del instituto y la Universidad alemana del siglo XIX. Aunque ahora que lo pienso, pudo ser este un caso de determinación paterna el genio por omisión, pues habría que ver cuánto le determinó la demencia del padre.
En cualquier caso, el genio es un producto raro y difícilmente previsible. En Andalucía la obra genial se suele describir como colorida, suelta, alegre y universal. Tenemos ojos para la sensualidad y oídos para los idiomas. No encontramos limitaciones para tomar de aquí y de allí y producir formas al gusto de todos. Picasso y Paco de Lucía pasaban de un estilo a otro como pocos pudieron atreverse.
Esto se puede llevar al asunto territorial español. ¿Se imaginan los quebraderos de cabeza que sufrió Oteiza por encajar el alma vasca en el vacío? ¿y los vértigos que el sectarismo catalanista añadió al andar de Josep Pla ya de por sí tentativo? Chaves Nogales al lado de estos dos retorcidos resplandece apolíneo.
Nosotros queremos a la tierra sin turbiedades, en lo bueno y en lo malo. En esto de la patria chica, se puede decir, que tenemos una relación más saludable. En fin, empezamos hablando del padre y al final, como siempre, no se trata de otra cosa que del amor a la madre.