La última de Carmen Torres en Canal Sur, la periodista estrella fichada para cobrar 73.000 euros al año (subida de sueldo ad hoc incluida) como responsable de la delegación en Madrid, ha sido una represalia a uno de esos periodistas con rostro público e histórico de la cadena, Pedro Lázaro, uno de los más respetados, una de esas voces que llevan año sonando a puro RTVA. Fuentes de la plantilla han dado la clave sobre lo ocurrido en las últimas horas, una decisión que echa a un lado a Lázaro pero que esconde denuncias sobre actitudes "déspotas" de la que fuera redactora de El Mundo en Sevilla. El Nuevo Canal Sur de la derecha tiene en Torres a la personificación de lo que quieren desde la Junta, una limpieza -una palabra cruel cuando se habla de trayectorias profesionales- para que los más cercanos a los postulados conservadores controlen la información.
El último capítulo es que Lázaro pasa de información política en Madrid a los deportes. "Ya hay un extraordinario redactor que hace perfectamente su trabajo y nunca ha necesitado reforzar la sección, con lo que es una clara represalia a Pedro Lázaro", explican fuentes de la plantilla. De hecho, había una directriz desde hace tiempo de que se le cedieran temas que pudieran escocer menos al Gobierno de la Junta por el mero hecho de trabajar con independencia a directrices políticas. "Había orden de no darle mucha bola en el trabajo". Al desplazarle a él, se busca contratar de nuevo a un externo, señalan estas fuentes, "para dejar un hueco para que se traigan un coordinador de Sevilla, para hacerle el trabajo sucio y de gestión a Torres, que no quiere hacerlo".
Hace escasos días, el propio Comité Intercentros de Canal Sur, el órgano de representación de la plantilla, pidió la destitución de Carmen Torres por represión a la plantilla. La idea para responder a ello era la de buscar a una persona que le hiciera la cobertura a Torres, de quien dicen en la plantilla y los sindicatos que acude "tres días a trabajar a la semana, de lunes a miércoles". Pero la jugada a la dirección, al menos por ahora, le ha salido mal. Al poner a alguien de la plantilla, trataban de darle peso de nuevo a a gente de toda la vida. "Trataron de desacreditar esa petición, como no lo consiguieron y nadie se prestó, decidieron entonces hacer una purga ".
Esa purga en Madrid se ha saldado con dos cuestiones, una más simbólica y otra más negra para la dirección. La primera es que una ambulancia de los servicios sanitarios madrileños ha tenido que acudir a la sede de Canal Sur tras un ataque de ansiedad de uno de los profesionales de la cadena. "La situación es siempre la misma, tratar de imponer criterios informativos y enfoques que suponen broncas constantes. Una compañera acabó de baja tras una de esas broncas porque no aguantaba más". Se trata de imponer "un régimen de terror, donde ya no hacer una noticia, sino enviar un documento a Sevilla o recoger un paquete en la delegación de Madrid puede suponer una tormenta o un terremoto". De hecho, "la delegada de prevención ha abierto un protocolo de cuestionario de clima laboral porque la situación es insostenible. Además, una compañera de Madrid también ha abierto un expediente de riesgos psicosociales por el acoso que lleva padeciendo desde hace meses".
La segunda es la situación de Lázaro, de quien ya hay constancia entre parte de la plantilla que habrá respuesta ante los tribunales. "Prepararon su traslado y la resolución del expediente lleva meses pendiente. Si el director general, Juande Mellado, lo confirma, irá a los tribunales". Sin que exista constancia de cómo se armaría esa denuncia, trasluce la idea de que sería una represalia personal por no atenerse a directrices pura y necesariamente políticas para desarrollar su trabajo como periodista en el ente público.
Estas fuentes remachan que "se han llegado a criticar vídeos por no ser suficientemente duros en temas polémicos contra el Gobierno. Pero no es solo la redacción al completo, es que las broncas, la desconfianza y el hostigamiento es con toda la plantilla, administración, documentalista y producción". Todo para que el bien más preciado que puede ofrecer Canal Sur al Gobierno andaluz, el control de la información y no el servicio publico a la ciudadanía, quede totalmente amarrado. Si baja la audiencia, se asume, pues lo importante no es la confianza de la ciudadanía, sino que no haya rendijas donde se cuele otro mensaje más que el institucional. Lo que quizás no esperaban en el Gobierno de PP y Cs es que la resistencia de la plantilla fuera tan grande. Ya en febrero llegó a irse a negro la emisión por una huelga contra el control de los informativos.
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