Varias mareas de agricultores se han echado a la calle con el objetivo de mandar un mensaje a las administraciones y la sociedad: están vendiendo "desde hace tiempo" por debajo del coste de producción. La estrategia ha sido la de cortar carreteras en acceso a Sevilla. Dos de esos cortes se han producido en dirección Cádiz, uno en la N-IV y otro en la Autopista, en los alrededores de la localidad de Lebrija.
En el primero de esos cortes, en la antigua venta Santa Luisa, se congregaron centenares de agricultores con unos 300 tractores. Otros tantos, en la autopista, entre los kilómetros 53 y 54. Este segundo corte ha estado repleto de desencuentros entre conductores y manifestantes, con insultos repartidos entre ambos bandos. El de la nacional ha sido más pacífico, toda vez que cada 15 minutos se dejaba pasar a los vehículos. Allí coincidieron Miguel López, secretario general de COAG; Juan Sánchez, presidente de la cooperativa Las Marismas, la más potente de Lebrija, y el alcalde lebrijano, el socialista José Barroso.
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Entre todos los manifestantes se encontraba un manifestante de 84 años, conocido por Er Mimi. No hacen falta más nombres, dice, porque así se le conoce en el pueblo. Ha trabajado en los canales, con arroz... Y cuando "llegaron los políticos", o sea, la democracia, pudo hacerse con una parcela junto al río. Ahora, ésta pertenece a sus tres hijos, toda vez que ha repartido la herencia en vida.
"Este es el peor momento que yo he visto del campo", dice, "porque ahora es a toda España. Hace 20 años estuvimos 18 días en la plaza de España de Sevilla protestando por el precio del algodón". Aunque a él no le afecte ya directamente, una vez que está jubilado, piensa en su familia. "No pensé que con 84 años estaría cortando carreteras todavía". Ya lo había hecho, y se ve de nuevo en ello.
Afirma que él más de una vez se ha visto sufriendo protestas. "Ahora tenemos que hacerlo nosotros, que los conductores tengan paciencia". Porque ahora, el campo, "no deja dos pesetas", y no tienen más remedio, dice.
Miguel López, de COAG, toma el megáfono y a medida que avanza en su discurso, vitoreado por los manifestantes, se va calentando. "En Europa se rompe el principio de preferencia comunitaria. Esto es que primero los productos europeos,y luego, lo que venga, no el coladero que hay con Marruecos". Llama a hacer más movilizaciones. En unos días, avisa, los manifestantes harán falta en el Puerto de Algeciras.
La reclamación al Gobierno es muy clara. "Esto es un asunto nacional, el valor añadido no va al campo, los oligopolios se están haciendo con las tierras para cultivos superintensivos. El campo fija la población. Nosotros hemos dejado a los alemanes el mercado de la industria, hacen coches que son buenísimos, pero tenemos que reclamar que se cumplan las poíticas agrícolas. hay que defenderse políticamente". Y va más allá del Gobierno. "El tema de trazabilidad, del consumo, es de la Junta, así que no digan".
Para Juan Sánchez, de la cooperativa Las Marismas, el golpe para Lebrija es muy claro. "Aquí hablamos entre propietarios que trabajan y empleados de cerca de 2.500 familias. Antes, con las 12 hectáreas que tenía e media un agricultor, podía vivir. Ahora, con 24 o 36, no se puede. Las pequeñas tierras se están perdiendo porque la quieren para especular. Nos han metido que hagamos inversión, la hacemos, y ahora vemos cómo la quieren algunos para hacer una reconversión salvaje. Entonces, tendrán la tierra y valdrá mil veces lo que ahora, porque ya la tierra será suya y podrán hacer lo que quieran. Esto es un sector estratégico y está yéndose a manos de otros".
El alcalde de Lebrija señala que no ve partidos en la protesta. "Estamos con el pueblo. Ayer, en pleno, hicimos todos los partidos, el PSOE, PP, Ciudadanos, Ganemos, una declaración conjunta. La Junta del PSOE hizo muchas cosas para evitar la despoblación, y este problema es de todas las administraciones, no sólo del Gobierno". En ese sentido, remacha: "Vamos a conseguir que se quede la transformación en Lebrija, hay empresarios trabajando para ello, pero necesitamos a las administraciones. Las capitales no las necesitan como nosotros para evitar que se vacíe el territorio".