La situación de Doñana es mucho mejor que hace unas semanas. Las lluvias han sido la mejor noticia del mes de marzo para Andalucía. Una situación que se estaba complicando cada vez más. Y Doñana, que es el pulmón andaluz, un parque nacional de primerísimo nivel y de la mayor importancia ecológica.
Tan importante es Doñana que ha sido quizás el mayor motivo de roces entre la Junta de Andalucía y el Gobierno de España. La agenda de asuntos medioambientales, a menudo arrinconada en la actualidad política, se convirtió en el gran titular debido a la emergencia de la sequía. Y, por supuesto, a la reacción política ante ella.
Como es sabido, la Junta planeaba autorizar cultivos con aguas que iban destinadas a surtir Doñana. Especialmente preocupante es el acuífero, que lleva sobreexplotado varias décadas para los cultivos de la zona, del campo onubense. Era la ley de regadíos.
Finalmente, ante la negativa del Gobierno de España, que amenazó con elevar recursos contra la norma, acabó en una 'pipa de la paz': ambas administraciones se comprometían a regar las localidades de Doñana con millones de euros. El objetivo, una reconversión económica de la zona para que dependa menos de esos cultivos. Una solución que debería servir para que en el futuro, ante eventuales sequías, se priorice que el agua acabe en el parque.
Este lunes, el proyecto de la UE Copernicus publicaba sendas fotografías de cómo estaba Doñana hace un año y cómo está ahora. El 11 de abril de 2023 era una imagen seca, marrón. Ahora, está verde y se intuye el agua en zonas que estaban secas. Los humedales se van recuperando, algunos cauces menores... Una imagen muy distinta.
"Así se ve desde el espacio cómo ha cambiado Doñana tras las lluvias de estas últimas semanas. Un gran alivio para el Parque Nacional", decía Juanma Moreno, presidente de la Junta. Eso sí, el dirigente advierte: "La sequía no ha terminado y nos queda el verano por delante. Responsabilidad".
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