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Amar la naturaleza, defenderla a capa y espada y promover su protección. Ecologistas hay en todo el mundo. En El Puerto, este movimiento social comenzó a fraguarse en los ochenta gracias a una serie de vecinos que consideraban necesario hacer ruido para lograr cambios. Reducir el daño al entorno. La Asociación de Amigos de la Naturaleza se constituyó en 1982 a raíz de conocer el proyecto de Puerto Sherry, después se llamó Asociación Ecologista Guadalete, pero no fue hasta 1998 cuando se bautizó como Ecologistas en Acción.
Los ojos de un hombre de 71 años, natural de Ciudad Real, vieron el nacimiento y evolución de una organización que combatió luchas e impulsó proyectos y campañas. Algo que sigue haciendo. Más de 40 años después, Joaquín Paloma, coordinador de Ecologistas en Acción en El Puerto, se deja llevar por los recuerdos. En la Casa de Los Toruños desgrana el medio centenar de carteles históricos que permanecerán colgados en las paredes hasta el miércoles 11 de septiembre.
Una colección que repasa la historia de esta asociación a través de dibujos y diseños alusivos a cursos de educación ambiental, concursos gastronómicos, divulgación de especies o reivindicaciones no solo locales. “Algunos todavía huelen a pintura y muchos no indican ni la fecha ni la autoría”, comenta Joaquín a lavozdelsur.es.
Llegó a El Puerto con 17 años, cuando su padre se jubiló y, vinieron a residir aquí. Desde entonces, empezó a participar en movimientos sociales y a alzar la voz contra las injusticias. “Yo no era ni de partidos ni de sindicatos. Pero conocía a personas con necesidad de generar cambios”, dice el ciudadrealeño. Con 18 años, por entonces menor de edad participó en diversas huelgas de la Vendimia, la Construcción y Construcción Naval en los Astilleros, le detuvieron y encarcelaron en Cádiz, junto a otros doce compañeros, políticos y sindicalistas de la época, por su participación en las huelgas y por tener amigos militantes del Partido Comunista Revolucionario. Fue juzgado en Madrid por el Tribunal de Orden Público.
Con 23 años ya estaba metido de lleno en la movida solidaria y humanitaria y comenzó a interesarse por “el tema verde”. Todo estaba conectado. Desde el principio de la asociación, se encargó de guardar los carteles que sacó de los cajones para montar esta muestra. “Yo no tiraba ni un papel”, dice.
En total, ha recopilado casi 100 carpetas con mas de 300 carteles de motivos medioambientales. Material que la asociación ha entregado al Archivo provincial de Cádiz con el fin de que sea catalogado y sirva para futuras consultas o estudios. En la sala, donde hay unos 50, se distingue el primero de todos, el más antiguo.
“Esta fue nuestra primera lucha”, dice Joaquín, señalando un dibujo realizado en 1982 por una alumna de 15 años. “Nos están robando las playas. Impidamos su destrucción”, versa el cartel contra la construcción de Puerto Sherry que también reivindica el libre acceso a las playas de Vistahermosa o el Cangrejo Rojo, por entonces privatizadas.
“Estaba en peligro la playa de La Colorá, pero la perdimos” dice. Aunque sí lograron retirar la valla de Vistahermosa y nunca más se volvió a instalar.
El siguiente cartel anuncia el primer acto que organizó la Asociación Ecologista Guadalete, el 22 de enero de 1983. Francisco Javier Núñez Delgado, naturalista, presentó su libro Por una Andalucía ecológica. Joaquín pasea por la exposición comentando cada evento o protesta. Por ejemplo, el festival de las Dunas del 83, que pretendía acercar a la ciudadanía y defender la integridad de este pulmón verde abandonado en aquella época.
Otra de las campañas más sonadas fue la realizada para salvar el río Guadalete que “se había convertido en una cloaca inmunda” en 1984. Los ecologistas organizaron actividades para concienciar de su estado y poder recuperarlo. Joaquín se detiene frente a un dibujo que él mismo pintó. “Es el juego del Guadalete, lo titulé un viaje peligroso. Estaba muy contaminado por los residuos de la pisa de la aceituna, la azucarera de Guadalcacín o de El Portal y la alcoholera de El Puerto”, añade.
Esta movilización dio sus frutos. Según recuerda, lograron concentrar distintas asociaciones, formaron una comisión y en 1988 consiguieron que la Junta y el Parlamento aprobaran el Plan de Recuperación del Guadalete, pionero en España.
También hay carteles de las marchas pacifistas, unas en bicicleta y otras a pie, que proliferaron en a finales de los ochenta motivadas por el referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. En uno de ellos aparece la conocida paloma de Rafael Alberti. “La guerra también destroza la naturaleza”, comenta Joaquín, que también destaca el trabajo para crear el Plan Forestal andaluz o el proyecto del Parque Natural de la Bahía de Cádiz.
“No todo fueron batallas perdidas”, dice el ecologista que menciona las veces que insistieron a la Junta que protegiera las salinas y marismas de este espacio. En 1989 se constituyó como espacio natural protegido y se convirtió en el único parque natural de Andalucía declarado por iniciativa ciudadana.
“No más arboledas perdidas”, se lee en otro de los panfletos. El ecologista también ha participado en la defensa de los terrenos forestales de El Puerto, donde se han destruido en las tres últimas décadas dos millones de metros cuadrados de pinares y retamares. Una lucha contra el PGOU que se suma a otra permanente, que la ciudad tenga un plan de arbolado. “Lo hemos planteado cantidad de veces, que se sepa cuántos árboles conviene tener y cómo mantenerlos”, dice frente a una imagen de un tronco cuyas raíces han destrozado la acera.
Entre otras anécdotas, Joaquín cuenta cuando querían salvar la Plaza Peral antes de que se construyera un aparcamiento subterráneo. “Para hacerlo, levantaron toda la plaza”. Talaron grandes araucarias con un siglo y unas enormes palmeras, aunque se salvaron los naranjos.
También cuando la Junta quiso construir macroincineradoras en Miramundo, Medina Sidonia, proyecto que desató movilizaciones que sirvieron para que hoy en día haya una planta de reciclaje y compostaje de residuos. La lucha contra el cambio climático, repoblaciones de bosques, la defensa de los caminos públicos y las vías pecuarias y un largo etcétera forman la lista de preocupaciones de esta asociación que, según su coordinadoor, está satisfecha con su labor.
Cada año, continúa al pie del cañón. “Las cosas te duelen”, suspira Joaquín. Para él, “el enfrentamiento siempre se repite. Es penoso”. Aun así, el movimiento no para, están dispuestos a llevar bancos rotos o residuos a las puertas del Ayuntamiento las veces que haga falta.
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