“Si los políticos les dicen que no a este proyecto, entonces apaga y vámonos. Es que no quieren hacer nada por el Guadalete”. Después del fiasco de los fondos ITI en Cádiz, que previeron 3,7 millones para un sendero ciclopeatonal que iba a conectar Jerez y El Puerto, los ecologistas y amantes de la naturaleza no bajan los brazos. Frustrado nuevamente un proyecto al que lastraron las guerras partidistas y la densa telaraña de la burocracia de las administraciones públicas, el Guadalete, por aclamación popular, insiste en volver a la vida.
Ecologistas en Acción ha presentado en los últimos días una nueva iniciativa en torno al paso del río por Jerez, “realista, muy sencilla, sin obstáculos y que no requiere grandes inversiones”. Cuenta Agustín García Lázaro, uno de sus impulsores junto con otros compañeros como Antonio Figueroa y José Manuel Soria, que esta propuesta de trabajo significaría convertir los aproximadamente cuatro kilómetros de ribera del Guadalete en tres tramos entre el puente de Cartuja (meandro de Lomopardo) y el yacimiento milenario de los Molinos de Corta —sobre el que la Junta proyecta un centro de interpretación— en una vía verde cómoda y accesible. Lejos del malogrado proyecto anterior, con casi 16 kilómetros y muchas dificultades a la hora de obtener los permisos para todos los suelos que requería, este proyecto destaca por discurrir por terrenos de titularidad pública o por otros pertenecientes a la Iglesia, en torno al Monasterio de La Cartuja, que cuentan con autorización de paso merced a los acuerdos institucionales alcanzados.
“Es verdad que a la altura de la Cartuja se aleja un poco del río y no se retoma hasta pasado el vivero, pero también es una buena oportunidad para integrar al Monasterio, y seguro que viene bien para el proyecto de hospedería en el que trabaja el Gobierno”, expone García-Lázaro. En su blog Entorno a Jerez, el propio profesor recogía en una de sus entradas cómo a mediados del siglo XIX el Ayuntamiento incluso contaba con ordenanzas reguladoras de los baños en el Guadalete. “La Corta y los alrededores del Puente de Cartuja, fueron lugar habitual de baños hasta la década de los 60 del siglo pasado, época en la que los vertidos urbanos e industriales convirtieron al río en una cloaca”, escribe.
Sin embargo, pese a las numerosas llamadas ciudadanas para rescatar del olvido a su río, pese a las reivindicaciones durante décadas para que la zona volviese a mirar a su gran caudal, las administraciones públicas, aun contando con fondos para ello, han sido incapaces de dar respuesta. “Todo el mundo siente que una vez más esto se ha ido al traste, pero queremos sacarlo como sea y creemos que con esta propuesta no hay ya excusas”, defiende uno de sus impulsores.
Más que un camino junto al río
La propuesta mantiene el espíritu: accesibilidad, buenas conexiones, un recorrido de gran valor etnográfico y cultural, un sendero que beneficie a los hosteleros y posibles negocios para generar riqueza en el mundo rural, y dos embarcaderos en Cartuja y La Corta que servirían para las actividades lúdicas y deportivas en un tramo de río que ya se declaró navegable. "El sendero que planteamos es más que un camino junto al río. Es ante todo una iniciativa que puede servir, sobre todo, para que los jerezanos volvamos a encontrarnos con el río, después de décadas de abandono y olvido”, expone el documento, al que ha tenido acceso lavozdelsur.es y que puede consultarse íntegramente al pie de esta información.
Esta vía verde junto al Guadalete debe ser un espacio para el ocio, el deporte y el uso público del río, las riberas y los alrededores. El paseo y el senderismo, el running, las rutas en bicicleta o a caballo, el piragüismo y el remo, la pesca o la mera contemplación de la naturaleza pueden ser algunas de las actividades que podrán realizarse. Junto a ellas, las visitas e itinerarios culturales, el turismo rural, las visitas escolares, la fotografía de la naturaleza, la pintura al aire libre, los juegos de orientación, la educación ambiental... pueden también tener cabida. El sendero permitirá también el acercamiento al río de distintos colectivos: escolares, mayores, deportistas, personas con discapacidad por los tramos adaptados, grupos de excursionistas, visitantes de otras ciudades, ciudadanos en general.
Además de todo eso, también se valora su contribución al desarrollo de la zona y a iniciativas que siguen muertas o que quieren ponerse en marcha: “No tienen sentido un Centro de Interpretación del río que no esté conectado con él, como ahora sucede. No se les sacaría todo el partido posible a las inversiones realizadas en el monasterio de La Cartuja si no se actúa en el entorno. La futura ITI Molinos de La Corta se convertiría en una isla de difícil acceso y peor aparcamiento si no se incardina en un proyecto más amplio que tenga al río como referente”.
El tramo del Guadalete por el que discurre el sendero es también de gran interés en lo que se refiera a patrimonio natural y constituye la zona más próxima a la ciudad que cuenta con una mayor biodiversidad. Pero es que, además, es un itinerario de gran carga simbólica para el municipio, lo que permitiría ilustrarlo con paneles informativos que aquella zona de la provincia de Cádiz fue escenario de diferentes hechos históricos que figuran ya en el imaginario colectivo: la presencia de Roma en el río, la Yanna andalusí, la batalla del Guadalete, las hazañas de Diego Fernández de Herrera, la batalla del Sotillo, las luchas de frontera, la presencia cartujana, la navegabilidad del río...
Cuatro bolsas estratégicas de aparcamiento, una conexión con Santa Teresa desde La Corta, cuatro puntos de interés patrimonial (Molinos de La Corta, Monasterio de Cartuja, Puente de Cartuja y Molino de Cartuja), y sobre todo, cuatro kilómetros para el reencuentro con el río del olvido. "A diferencia de propuestas pasadas —expone el proyecto—, la presente pretende implicar, desde el primer momento, a toda la sociedad y especialmente a la población ribereña. Este no debe ser el proyecto de un partido político, de una administración o de un determinado grupo. Debe ser el proyecto de toda la sociedad. Solo con la participación colectiva de los distintos sectores implicados en todas sus fases, conseguiremos que sea un proyecto vivo y no se convierta en otra inversión desperdiciada".
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