Las ansiadas vacaciones, conocer lugares y culturas, y descansar. A veces, las escapadas llevan a las personas al nivel máximo de abstracción de la realidad hasta tal punto que sus itinerarios perjudican al medio ambiente. Para zarandear mentes y agitar conciencias, el biólogo Juan Luis Pons, natural de Posadas, en Córdoba, ha decidido dedicar un rato de su tiempo libre para lanzar un espacio desde el que poder “desarrollar valores en la sociedad que respeten el entorno ambiental”.
El Doctor en Biología, Técnico del Ayuntamiento de Posadas, y Dinamizador de Medio Ambiente, muy implicado en la educación ambiental, pone en marcha el portal web de turismo sostenible Hivetourism, un proyecto personal y “sin ánimo de lucro” en el que plantea aglutinar diferentes perspectivas sobre el turismo sostenible. Para ello, se ha puesto en contacto con “verdaderos especialistas, modelos a seguir” y organizaciones con iniciativas interesantes. La idea es que “nos cuenten su experiencia y lo que están haciendo desde su rol”.
Su curioso nombre surge de la unión de dos palabras “Hive” (colmena) y “Tourism” (turismo) porque "una comunidad de abejas aporta a su entorno más próximo y al ecosistema un valor positivo", que es precisamente lo que hace este tipo de práctica social.
Según cuenta a lavozdelsur.es, “no somos santos, eso es imposible, pero sí podemos coger ideas y compartirlas”. Consejos y puntos de vista para ayudar a las personas a ver cómo pueden practicar turismo sostenible ya sea por parte de una asociación, una empresa, un organismo público, un turista o una universidad.
Juan Luis pone su granito de arena y anima a la población a “analizar e intentar mejorar y cambiar algunos hábitos desde su rol”. Está convencido de que la responsabilidad no solo recae en las administraciones o las empresas. Nadie se salva. Todas las personas pueden hacer turismo sostenible sin morir en el intento.
Amante del planeta y con espíritu vocacional, el cordobés es voluntario en distintas organizaciones tanto locales como internacionales. Participa en la Red Internacional de Promotores ODS, la Asociación española de educación ambiental, la Comunidad internacional Turismo RESET, el Colegio Oficial de Biólogos de Andalucía y su voz ha resonado hasta en Argentina.
"Los recursos tienen que estar disponibles para las generaciones venideras”
Su inquietud le ha llevado a ser parte de esa cadena humana que se esfuerza por movilizar a las personas por una causa imprescindible. Este tipo de turismo está basado en el término que lleva dando vueltas por el mundo desde que en 1992 se acuñara en la Conferencia de Río de Janeiro: desarrollo sostenible. “Se vio que la tarea del cuidado del entorno y del planeta es algo que ataña a todo el mundo, ya no solamente a los gobiernos y a las asociaciones más vinculadas a la naturaleza”, recuerda el biólogo.
La idea que quiere transmitir a través de las entrevistas publicadas en la web es la siguiente: “Vamos a consumir porque tenemos que vivir, estamos dentro de un sistema económico, pero vamos a hacerlo teniendo en cuenta que estos recursos tienen que estar disponibles para las generaciones venideras”.
Referentes en este ámbito como la peruana Rocío Rojas, fundadora de Redintur (Red Interuniversitaria de Posgrados en Turismo); la argentina María Eugenia Molina Wellig, emprendedora y formadora o Jaume Mata, jefe de Sostenibilidad Turística en Turismo Valencia, invitan a reflexionar. A ir más allá.
“Lo que estamos consumiendo viene de nuestros antepasados. Ellos han tenido esa conciencia, esa solidaridad de pensar en sus hijos. Tenían esa vinculación con la naturaleza que hoy desgraciadamente se va perdiendo”, comenta Juan Luis, que se detiene en los tres pilares en los que se asienta el turismo sostenible: el ambiental, el social y el económico. Para él, lo que hay que grabar en la cabeza es apostar por propuestas turísticas que “generen un desarrollo económico protegiendo al medio ambiente y sin originar desigualdades sociales”. El deseado equilibrio al que algunos llaman utopía.
El turismo sostenible está de moda, o eso dicen. Pero lo cierto es que el concepto sigue generando confusión. “Mucha gente piensa que es lo mismo que el ecoturismo o el turismo de naturaleza. Hay turismo de naturaleza que no es sostenible, porque a lo mejor genera muchos residuos o tiene un impacto en un grupo de animales”, aclara al otro lado del auricular.
"Hay turismo de naturaleza que no es sostenible"
En este sentido, se suele asociar turismo sostenible con la naturaleza cuando “puedes hacerlo en un hotel del centro de Barcelona”. Según detalla el biólogo, los establecimientos hoteleros pueden contribuir ofreciendo en sus restaurantes, productos de proximidad- “, que no venga la fruta de otra parte del mundo” o instalando sistemas economizadores de agua en las habitaciones. Incluso que los tejidos de las sábanas no sean sintéticos.
Hay miles de pequeñas acciones que pueden ser clave y que poco a poco se cuelan en las costumbres de la población. Juan Luis cuenta que se puede visitar el casco urbano de una ciudad en un vehículo eléctrico o en transporte público o sacar un billete de tren antes que repostar el coche particular. “Tenemos ese poder como consumidores, podemos contribuir al turismo sostenible con las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vacaciones”, añade.
"Hay que respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas”
Concentrado en sus frases, el cordobés hace hincapié en “respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas”, que es una de las máximas de este turismo. Los turistas la buscan. Cuando llegan a un pueblo quieren conocer sus platos más típicos o sus objetos artesanales más preciados. “Para que perdure, por ejemplo, un saber ancestral de artesanía de elaboración de canastos elaborados con fibras vegetales, la gente tiene que consumirlo, si no, no habrá nadie que lo produzca”, dice.
Todavía queda mucho por hacer y mucha información que difundir acerca de esta práctica. Juan Luis es una de esas personas que no se rinden, y hacen lo que está en su mano para vivir en un planeta mejor desde un lugar recóndito de Sierra Morena.