En la comarca de la Janda, un pequeño colegio rural está en apuros. El CEIP Antonio Machado, situado entre San José de Malcocinado y Los Badalejos, pedanías de Medina Sidonia, está a punto de quedarse sin su unidad infantil de 4 años. Su directora, María Ruiz, no está dispuesta a que el centro donde lleva cuatro años pierda calidad, y moverá cielo y tierra para poder mantenerla.
La malagueña nacida en Marbella, a la que “el levante me ha traído para acá”, ya ha sido maestra de Infantil en varias escuelas rurales que han acabado cerrando. “Y aquí no lo voy a permitir”, dice indignada. María ya ha perdido la cuenta de las cartas que ha mandado a la Junta de Andalucía desde que se inauguró el centro en 2016. “Todos los años han conseguido quitar la unidad y luego la han devuelto porque no he parado de solicitarla”, expresa cansada de la situación.
Gracias a su insistencia y a “la magia de la vida, que de repente llega un papá con cuatro niños”, la unidad se ha conservado cada curso, pero el problema vuelve a estar presente. Una vez más, tiene que lidiar con él. “La calidad de enseñanza en la pública es a costa de muchos palazos, te lo ponen muy difícil, y al final las familias se van a la privada, que tienen todas las unidades”, comenta.
“La calidad de enseñanza en la pública es a costa de muchos palazos”
El centro educativo, que, como curiosidad, fue la iglesia donde se bautizó Paquirrín, ya empezó a experimentar ciertos obstáculos desde que cambió su nomenclatura de CTR a CEIP. “Estamos actuando como CPR pero no nos dan los beneficios de CPR”, señala. Los apoyos desaparecieron, pero la comunidad educativa de ambas pedanías continuó unida hasta ahora.
La directora realiza las funciones de Jefatura de Estudios y Secretaría, se dedica a los refuerzos por covid, y todos los años solicita un docente para el aula de infantil de 5 años de la que se encargaba en sus inicios. María se sentía sobrecargada, y aunque está encantada con su puesto en la sierra gaditana, lucha por mejorar las condiciones. En definitiva, mantener la plantilla y que la unidad no decaiga.
Según explica, actualmente hay tres maestras, una para cada unidad de infantil. “Si no te quitan carga al quitarte unidades, al final es estrés”, lamenta al otro lado del teléfono. Un total de 41 niños aprenden en esta escuela que cuenta con amplias instalaciones en plena naturaleza. Sin embargo, con la pandemia, el número de alumnos ha disminuido, lo que pone en riesgo la continuidad de la unidad. “Ha habido anulaciones de matrículas y casos de absentismo escolar”, comenta la directora, que para el curso 2021-2022, tiene previsto que se matriculen 6 pequeños de 3 años, 7 de 4 años y 9 de 5. En total, debe contar con 30 alumnos en infantil para poder seguir ofertando la unidad, “y este año no llegamos”.
Su eliminación implicaría que los alumnos de 3 años y 4 años tendrían que estudiar mezclados en una misma aula junto a dos niños con necesidades educativas especiales. Una de ventajas que siempre ha caracterizado a este colegio es la atención individualizada que puede prestar al tener un alumnado reducido. “Si no ofrecemos esa calidad de enseñanza, la intervención va a ser diferente y cada vez van a querer venir menos familias”, sostiene María que también señala a la reducción de plantilla que acarrearía.
“Con la pandemia ha habido anulaciones de matrículas y casos de absentismo escolar”
Al reto de mantener esta unidad “muy difícil en un entorno de familias que van y vienen” -la mayoría reside temporalmente en las pedanías por motivos laborales- se suma otra piedra en el camino. El centro solo presenta cinco unidades, en la etapa infantil de 3 a 5 años y en Primaria, hasta el segundo curso. Por lo tanto, cuando llegan a tercero los alumnos se ven obligados a trasladarse al Centro adscrito C.E.I.P. Padre Muriel, en Benalup-Casas Viejas, para continuar con su educación.
Unos 6 kilómetros que recorren en transporte escolar cada día al no contar con la oferta educativa en esta zona rural. Para el centro, es una desventaja a la hora de ser la primera opción de las familias. “Muchas me han llamado y me han dicho: -Ah, que solo es hasta segundo, yo quería para toda la Primaria. Y se echan para atrás. No se quedan, deciden no matricular a sus hijos por este inconveniente”, lamenta la directora.
María alza la voz para pedir a la Delegación Territorial de Educación y Deporte de la provincia de Cádiz que amplíe el número de unidades hasta sexto de Primaria para que los niños puedan completar el ciclo en un mismo centro. “Esto fomentaría el número de matriculaciones e incide en un aumento de habitantes en la localidad”, explica.
Contra la despoblación rural y la falta de oportunidades, la malagueña ha recabado datos del Ayuntamiento de Medina Sidonia con el listado de nacidos en 2018 y 2019 con el fin de realizar una previsión. En este caso positiva ya que, según sus cálculos, para el curso 2022-2023 está prevista la incorporación de 30 alumnos en Infantil y 17 en Primaria, 47 matrículas que sí superan el límite. “Queremos mantener la unidad porque solicitarla de nuevo es otro trajín”, comenta.
La directora pone en valor la amplitud de las instalaciones, idónea para estos tiempos de pandemia. “Aquí las medidas de seguridad se pueden llevar a cabo perfectamente”, asegura. Un atractivo que aporta tranquilidad a las familias. “Queremos que nos den la oportunidad de poder promover esa calidad de enseñanza, pero si nos quitan clases, no podemos dividirnos”, añade.
A la reivindicación se ha unido Francisco Casero, presidente de la Fundación Savia, dedicada a la defensa de valores en el ámbito rural. “Ante la pérdida de servicios esenciales, a los niños, a los jóvenes de nuestros pueblos no les queda más remedio que desplazarse, contribuyendo de esta manera a que en el futuro tengan que salir de sus municipios natales en busca de nuevas oportunidades”, manifiesta. Ahora le toca a la Junta reconsiderar su postura tras haber recibido la carta de María y la de esta organización, que harán lo que esté en sus manos.