El desencanto se apodera de los jóvenes en un contexto difícil en el que parece que lograr un trabajo estable se ha convertido en misión imposible. Afortunadamente, todavía quedan almas que luchan por su futuro desde una edad temprana con la esperanza de que algún día, el esfuerzo haya merecido la pena.
La roteña Julia Bernal no tiene ni la más remota idea de qué puesto le gustaría ocupar. A sus 15 años, como es natural, no se ha planteado qué va hacer con su vida. “Todavía no lo sé, pero soy más de letras que de ciencias”, dice una voz joven al otro lado del auricular. Lo que, de momento, sí sabe muy bien es que el curso que viene estará en Estados Unidos estudiando 1º de Bachillerato.
Ella es una de las 400 personas que ha obtenido una beca de la Fundación Amancio Ortega, que lleva más de una década creando oportunidades en el ámbito de la educación. De ellas, 70 están destinadas a gallegos -la comunidad natal del empresario- y las otras 330, al resto de España.
Este año, más de 10.000 estudiantes se han presentado a la convocatoria con el deseo de conseguir una plaza en el vuelo con destino: el extranjero. De ellos, 1.200 pasaron a la siguiente fase. “Tuvimos que hacer una entrevista y exponer un tema en inglés, podía hablar de lo que quisiera y elegí los idiomas” recuerda Julia que después respondió a una serie de preguntas psicológicas para demostrar que ella sí estaba capacitada para cruzar el charco sola.
La estudiante de 4º ESO del colegio Salesianos de Rota completó todo el proceso online y gracias a su esfuerzo, resultó ser una de las beneficiarias. “Siempre me había llamado la atención irme al extranjero y, buscando información descubrí estas becas. Cuando este año me enteré de que las abrieron, no dudé en apuntarme”, cuenta a lavozdelsur.es.
“Siempre me había llamado la atención irme al extranjero”
La renta familiar, sus notas de 3º de ESO y su calificación en el examen de inglés formaron la nota media que le ha abierto las puertas a una nueva experiencia. Estudiar en otro continente. “Estoy nerviosa, a ver, irte un año al extranjero sola siempre da incertidumbre, pero la verdad es que estoy super contenta”, expresa Julia que probó suerte aun sabiendo que “iba a presentarse mucha gente porque estas becas son muy famosas”.
La roteña acaba de llegar de Madrid, donde -durante la reunión orientativa- ha conocido a “bastante gente de Cádiz”-del mismo curso- que también vivirá esta oportunidad. Además, asegura que en su entorno cercano había algunos compañeros que aspiraban a la beca. “Fue un amigo que se presentó el que me avisó de que habían salido las listas”, dice.
Aunque sí ha volado en avión en alguna ocasión, para ella, esta será su primera vez en el extranjero y sola. El idioma no es un impedimento. A Julia le atrae formar frases en otras lenguas. Así, el inglés lo lleva de perlas y, además, cuenta con un B1 de alemán. “Doy alemán en el instituto, una optativa, como segundo idioma, en vez de francés”, explica.
“Lo importante son las personas con las que vas a estar allí y no el lugar”
Cuando Julia pise tierra firme se adentrará en bachillerato, donde podrá escoger las asignaturas que desee. “Allí el sistema educativo es muy diferente, no hay que seguir un itinerario, tú eliges tus propias asignaturas”, comenta la joven.
Todavía desconoce en qué instituto estudiará el próximo curso, y por tanto, la ciudad. “Estoy esperando a que me den familia y según donde viva la familia, ahí voy”, añade Julia, que no tiene ninguna preferencia especial y toda oferta será bienvenida.
Para ella, “lo importante son las personas con las que vas a estar allí y no el lugar”. Con la ilusión de comenzar una nueva etapa, la roteña, desde la entrada de su colegio, con la virgen María Auxiliadora, espera con ansias el día en que su vuelo le permita explorar otras culturas.