Ir cada día a clase es casi un ejercicio de supervivencia en el IES Lola Flores de Jerez. Clases en barracones, ruido, mucho frío en invierno y mucho calor en los meses más cálidos. Ya son 14 años clamando en el desierto y por eso la comunidad educativa del centro vuelve a salir a la calle. Han sido muchas las movilizaciones realizadas para darle visibilidad al problema, pero en este caso ha sido una manifestación.
Más de medio millar de personas ha estado presente en una marcha con mucho ritmo y con mensajes muy claros. A los que toman las decisiones les recuerdan que "vuestros despachos no se caen a cachos", en comparación con las condiciones en las que se trabaja en el centro. "Vuestros plazos son infinitos. Nuestra paciencia, no", decía otra pancarta en una manifestación donde se remarcaba que llevan "14 años de falsas promesas".
De fondo estaba la petición de que se lleve a cabo de una vez la ejecución inmediata de los trabajos de ampliación de las instalaciones, conforme al proyecto redactado y aprobado en el año 2020. "Hay que hacerle saber a las administraciones que las obras tienen que empezar ya. Yo fui estudiante aquí y hace 10 años ya se venía hablando de que hacían falta porque el Instituto no tenía aulas específicas, ni laboratorios, nunca ha tenido aula de tecnología y me encuentro con que 10 años después estamos con el mismo problema", explica Marta González, de la asociación de antiguos alumnos.
"Esto no es ningún capricho, ningún privilegio ni ningún lujo. La gente esté pidiendo que se cumpla simple y llanamente con la Ley. La administración está dejando morir la educación pública y se te caen los palos del sombrajo cuando ve que hay institutos concertados y privados a los que le llegan inyecciones de dinero gigantes", denuncia Marta.
Inés, madre de una alumna del centro, pertenece al AMPA y tiene muy claro lo que se está reclamando: "Manifestamos sobre todo el derecho a que los niños tengan unas aulas dignas, sobre todo del siglo XXI en el que estamos. Pedimos un aula digna de Jerez de la Frontera porque cuando tú vas y entras en los barracones, la sensación que tienes es que retrocedes a los años 60. Es muy frustrante tener que llevar a tus hijas que reciban una educación y que las reciban en un ámbito tan hostil".
"No son condiciones dignas, ahí no se puede dar clase. En esta época te pasas todo el tiempo tiritando y así no te puedes concentrar. Te empieza a doler la cabeza del frío que hace. La manifestación creo que va a servir más que otras cosas que hemos hecho, como dar clases fuera del centro. Esto va a llamar la atención de todo el mundo", señala esperanzado Aarón, alumno del centro.
Mientras suenan tambores para animar la marcha, los alumnos del Grado Superior de Cocina y Gastronomía también explican las molestias que conlleva la carencia de instalaciones. Laura, una alumna, explica que "nosotros estamos en turno de tarde y lo pasamos muy mal, sobre todo la gente que vive fuera porque no llegamos a tiempo para coger los trenes. Como no hay suficiente espacios en los edificios, tenemos que estar en turno de tarde. Además, las cocinas no están bien para poder trabajar".
También estaban presentes antiguos alumnos, sin relación ya con el instituto, pero que han sentido la necesidad de apoyar la causa. Es el caso de Lucía, que explica que "el instituto siempre ha estado en estas condiciones mientras que éramos alumnos y ahora sigue igual". Su compañera Sandra estudia ahora en el Rectorado de la Universidad de Sevilla y cuando entró por primera vez pensó que "era como Hogwarts. Yo vengo de dar latín y griego en módulos prefabricado, donde pasas frío y te asas, según la época del año".
Federico, de Marea Verde, ocupaba un lugar en la parte final de la comitiva, pero apoyando la reivindicación: "Esto es un auténtico escándalo. Sabemos que se va a hacer la obra tarde o temprano, pero estamos intentando que se haga lo antes posible porque es una situación insostenible. Son 14 años con promesas, con engaños y con proyectos que se pagan y se guardan en un cajón. Hablamos de 700 alumnos y unos ciclos formativos que tienen un gran éxito y pedimos un mínimo de calidad".
Ahora falta que alguien se dé cuenta de la situación real de una comunidad educativa que no se piensa rendir hasta conseguir lo que consideran justo. Inés, del AMPA, considera importante que se vea realmente cómo está el centro. "Hace poco vino la alcaldesa de Jerez y agradeció la visita porque yo hice mucho hincapié en que era necesario de que lo viera, porque por mucho que nosotros le contemos a la gente, aquello hasta que tú no lo ves, no te das de bruces con la realidad. Cuando ella lo vio se quedó como diciendo que es normal que nos quejemos".
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