Pilar Aranda Ramírez se convirtió en 2015 en la primera mujer rectora de la Universidad de Granada. Desde entonces, esta catedrática de fisiología que nació en Zaragoza, pero se crió en la provincia andaluza, “he podido continuar muy poquito con la investigación, y de docencia solamente en másteres; fue un salto importante”. A sus 61 años, Aranda cuenta con un extenso currículum como docente e investigadora en la Facultad de Farmacia, en la de Ciencias del Deporte y en el Aula permanente de Formación Abierta de la misma universidad. Seminarios, congresos, direcciones de tesis y más de 90 publicaciones la consolidan como científica y la conectan con lo que lo que más le gusta de su profesión, “el contacto con los estudiantes, con la gente joven, porque aprendes mucho”.
La rectora manda toda su fuerza a estos estudiantes, mientras se enfrenta a una situación desbordante en la universidad de la provincia andaluza más azotada por la pandemia. “En 48 horas hemos tenido que pasar a ser una universidad virtual”, dice una mujer a la que le gustan los retos, el intercambio de ideas y transmitir “confianza e ilusión”. Sin embargo, difiere de las autoridades sanitarias, “en el caso de Granada creo que fue una decisión errónea” anteponer el cierre de las clases presenciales al de los bares. Una polémica cuya reacción a la medida del Gobierno andaluz dio la vuelta a España.
Sus reflexiones con lavozdelsur.es se abren paso, al otro lado del teléfono, cuando se celebra la Semana de la ciencia para recordar y divulgar el impacto positivo que representa la ciencia —más que nunca en estos oscuros tiempos de pandemia— en la sociedad (también en la economía) mediante diversas actividades, este año, de forma online.
"Siempre procuro buscar la parte positiva de la virtualización, hemos avanzado muchísimo en nuevas tecnologías"
Ya han pasado cinco años desde que se convirtió en la primera mujer rectora de la Universidad de Granada, ¿qué supuso ese paso en el ámbito académico?
Fui la primera rectora en una universidad con casi cinco siglos, en aquel momento había habido rectoras en universidades españolas. Pero a partir de ahí ocurrió algo muy importante y es que se están presentado a las elecciones. Existe un miedo a salir y decir que quieres ser rectora y yo con alegría he ido viendo a lo largo de este tiempo que, por lo menos, en el mundo académico algo hemos ido avanzando en cuanto a las perspectivas de género y a que las mujeres ocupen puestos de liderazgo y de coordinación.
En el día mundial de la Ciencia, el ministro de Sanidad comunica que España podría inmunizar a 10 millones de personas con la vacuna de Pfizer contra el covid. ¿Usted se la pondría?
Bueno yo de momento tengo inmunidad (ríe), pero yo creo que sí, yo apuesto por la ciencia, si tiene todos los niveles de seguridad, sí. Cuando estén ya comercializadas y cuando el Gobierno pueda adquirir las dosis necesarias, como ha trasladado el ministro, pues me parece que sí, creo que hay que apostar por ello. Fallará en un porcentaje mínimo porque cuando sale una vacuna al mercado ha pasado por una serie de filtros muy muy importantes y rigurosos, entonces hay que confiar y tener tranquilidad.
La docencia ha pasado a ser online en toda Andalucía, pero Granada lleva con este sistema desde el pasado 15 de octubre, ¿qué le parece la modalidad virtual?
Yo defiendo la presencialidad por encima de todo porque creo que la vida académica no es solo tomar una clase sino que es mucho más, es compartir sentimientos, aprender a colaborar, a cooperar, a argumentar, a relacionarte con tus compañeros y a tener una relación también con el profesorado y con el personal de administración y servicios. Por eso me parece importante. Pero siempre procuro buscar la parte positiva de la virtualización, hemos avanzado muchísimo en nuevas tecnologías, en las metodologías de enseñanza online y bueno, nos queda por avanzar en el tema de evaluación, creo que no lo tenemos ajustado adecuadamente. Por supuesto, en cuanto podamos volver a la docencia teórica también presencial pues lo haremos. Ahora mismo las universidades son muy seguras, se ha invertido mucho trabajo y esfuerzo, y también recursos económicos, en adaptarnos a lo que las autoridades sanitarias nos imponían.
"Yo defiendo la presencialidad por encima de todo porque creo que la vida académica no es solo tomar una clase"
Hay alumnos que se llevan las manos a la cabeza cuando se habla de retomar las clases online, ¿cree que supone una traba para su formación?
Pueden presenciar una clase teórica magnifica, pero lo que es la convivencia y la experiencia universitaria se está perdiendo en estos momentos. Por tanto, tenemos que tratar de hacer una serie de actividades para que los estudiantes puedan realmente participar, dinamizar nuestras clases, que se establezca una discusión, un debate para poder enriquecer lo que ha sido una explicación teórica.
Valora extender las clases no presenciales hasta el final del primer semestre si las medidas siguen endureciéndose. Desde su experiencia, ¿esas serían las claves para que se pueda continuar con este modelo y no sea una odisea?
La verdad, creo que sí, ya lo hicimos en marzo y creo que es importante que seamos conscientes de que, de momento, vamos a estar así un tiempo y tenemos todos que esforzarnos. Pero no solo el personal docente e investigador sino también el estudiante, que tiene que darse cuenta de que no es un mero espectador, sino que tiene que participar en su aprendizaje. Espero que podamos continuar de una manera semipresencial lo más pronto posible.
¿Por qué piensa que las nuevas medidas incluyen el cierre de las universidades, pero no el de los colegios e institutos?
Creo que han considerado que la universidad está más preparada en las nuevas tecnologías, que son estudiantes ya de una edad mayor, y, con lo cual, tienen un grado de madurez con el que pueden trabajar con otros métodos. Normalmente hoy, prácticamente todos los estudiantes de universidad tienen su ordenador y si no, en la universidad hacemos préstamos. Pero como ya he dicho, soy una defensora total de la presencialidad segura, que era la que estábamos teniendo. En Granada no ha habido ni un brote, ni internamente ningún contagio, y somos una población, la universitaria, de 70.000 habitantes. Así lo han determinado los rastreadores y las propias unidades covid de cada centro.
¿Falla la sociedad cuando prima antes la hostelería que la ciencia, la educación y la formación?
Yo creo que sí, y sobre todo, fallamos individualmente como personas cuando dejamos de ser conscientes de la gravedad de la situación en la que estamos. Hay que poner de nuestra parte porque la principal vacuna somos nosotros.
Los gimnasios, como otros negocios, también cierran con este toque de queda. ¿Cree que puede aumentar el sedentarismo?
Yo creo que no, la gente sale a andar. Está cerrado todo, todo el día, Granada tiene unas medidas excepcionales diferentes al resto de Andalucía, pero yo espero que la gente ande y sea consciente de lo que es la vida saludable en este tiempo, que espero que sea corto, porque también entiendo que la economía no está para poder tener ahora un parón. Sobre todo, que aprendamos a convivir en un tiempo de pandemia sobre todo siendo conscientes de que cada uno tiene que aportar su responsabilidad.
Más restricciones, menos movilidad, todo por la salud. ¿Y la mental?
Creo que es un tema importante, lo que pasa que desgraciadamente estamos viendo que están incrementando el número de muertes por covid. La salud mental es fundamental y por eso entiendo que se esté rehuyendo del confinamiento total, porque las personas necesitamos cierto grado de relación. Lo mismo que defiendo la presencialidad en la universidad, pues defiendo la socialización de las personas, el compartir, el estar juntos, el socializar es importante y creo que eso va ligado a mantener una correcta salud mental.