De El Portal a Brasil: el modelo educativo de una escuela pública andaluza que es un ejemplo mundial

El CEIP Virgen del Mar, de esta barriada rural de Jerez, expone su modelo de comunidad de aprendizaje, con la familia como pilar fundamental, en la cumbre del G-20, el mayor foro de cooperación económica mundial

El CEIP Virgen del Mar, en El Portal, ejemplo en la cumple del G-20 celebrada en Brasil.

“¡Nos vamos todos a Brasil!”. Eso fue lo que exclamaron los niños y niñas de un colegio cuando se enteraron de que el G-20 les había seleccionado. Ni siquiera sabían qué era. Tampoco lo entendían del todo, pero reaccionaron con ilusión. Su cole ha sido reconocido como ejemplo mundial, que se dice pronto. El CEIP Virgen del Mar ha dado un salto desde El Portal a Brasil para contar al mundo su modelo educativo. Este “cole pequeñito” con 86 alumnos y alumnas se ha plantado delante de los máximos dirigentes para compartir eso que hacen todos los días cuando llegan a este centro, donde la clase más numerosa tiene 13 niños y niñas.

Desde la Sierra de San Cristóbal, desde esta barriada rural jerezana o desde Jerez, los estudiantes se desplazan en bus para aprender. Lo hacen con las profesoras que han viajado a otro continente para afrontar una gran responsabilidad. “Imagina verte tú ahí y decir, nosotros, de El Portal, estamos aquí. La verdad es que fue muy emocionante y muy impactante”. Así lo ha vivido Blanca María Ramírez Ruiz, profesora de Geografía e Historia en Secundaria y secretaria del colegio.

Ella ha sido la voz de la comunidad educativa. De la boca de esta jerezana han salido las palabras que rebotaron en los oídos de las personas que toman decisiones sobre educación en el mundo. Junto a ella, ha estado Rosa María Martínez Valera, de Úbeda, tutora de 1º y 2º de ESO y docente de Educación Física.

Rosa María Martínez y Blanca María Ramírez, las profesoras que han viajado a Brasil.  MANU GARCÍA

Esta gran aventura empezó por una bendita casualidad. Hace dos años se celebró en Jerez la Cumbre Europea de Educación y recibieron la visita de profesionales del G-20. Cuando conocieron cómo trabajan, les pidieron grabar un vídeo mostrando las actividades que realizaban. El documento audiovisual traspasó fronteras y llamó la atención. De 47 propuestas de todo el mundo, este colegio fue uno de los cinco seleccionados para tener presencia en la reunión del Education Working Group (EdWG) del G20, celebrada los días 30 y 31 de octubre en Fortaleza. El colegio de El Portal estuvo con otros procedentes de Sudáfrica, Indonesia, Australia y Reino Unido.

“Impensable”, comenta Blanca, que explica que fueron elegidos porque el G-20 se fijó en ellos, sin presentar un proyecto concreto en una convocatoria ni nada por el estilo. Recibieron la noticia con emoción. Les han dado una oportunidad única en la vida imborrable para Rosa y Blanca, que pudieron ir juntas gracias al Ayuntamiento de Jerez y a la Fundación La Caixa. “En un principio solo podía ir una persona, pero conseguimos que aceptaran a las dos y esta fundación costeó el segundo viaje”, explican.

En este importante foro internacional, Blanca expuso en inglés y en apenas dos minutos cómo era el trabajo en el centro. “Cada país defendía su proyecto. Por ejemplo, para Sudáfrica era muy importante que llegara el agua potable a las escuelas”, dicen.

Blanca, secretaria del centro, durante la entrevista.  MANU GARCÍA
Rosa María comparte su experiencia en la cumbre del G-20.  MANU GARCÍA

Sus mentes se remontan a aquel momento en una mesa rectangular. “Fue todo muy emocionante y el ministro de Educación de Brasil, Camilo Santana, nos agradeció profundamente nuestra participación”, comentan. Desde la biblioteca del colegio, ambas comparten esta experiencia con lavozdelsur.es. “Vimos cómo enfocaba la educación cada país y, la verdad, impresiona mucho. Fue muy gratificante y muy enriquecedor. Tenemos puntos en común que nunca pensamos”, expresa Rosa.

Juntas vivieron un viaje que les ha permitido acercarse a otras formas de educar y compartir el proyecto que ha llevado a este centro a lo más alto. Eso que maravilló al G-20 y por lo que tanto se ha interesado. En el CEIP Virgen del Mar las familias tienen un papel relevante. “Ven la manera en la que trabajamos, cómo se involucran sus hijos o cómo el profesorado prepara todo”, explica Francisco Javier Rico Gómez, un jiennense afincado en El Puerto que lleva diez cursos en el centro educativo, ocho de ellos como director.

Desde hace ocho años este colegio trabaja en un proyecto que llaman comunidad de aprendizaje. Fue él quien dio el paso de proponerlo al resto, que se sumó a la iniciativa y se esforzó por hacerlo realidad. “Hemos pasado de ser una escuela donde el profesorado no quería estar y venía un año y se iba, a ser una plantilla estable, llevamos ya ocho años con la misma plantilla”, explica Francisco.

El director, Francisco Javier Rico, detalla el proyecto estrella del centro.  MANU GARCÍA

Con este proyecto de transformación social y cultural promovido por la Junta de Andalucía, el colegio ha dado un cambio. En estos años, ha incorporado actividades de todo tipo.

“Hacemos grupos interactivos donde la familia entra a ver lo que sucede en el aula. Eso ha mejorado también la confianza que tiene la familia en nuestra escuela”, comenta el director, que añade que esto “permite que la toma de decisiones no venga solo del equipo directivo”. De esta forma, implica que la familia puede tomar partido, al igual que el alumnado.

Según el director, “la finalidad es transformar la escuela, teniendo en cuenta la opinión de toda la comunidad educativa”. Así, el colegio abre sus puertas a los padres, las madres o los abuelos y abuelas para que participen junto a sus hijos. Ellos son una parte importante y “tienen voz y voto”.

El alumnado participa en actividades de todo tipo.  MANU GARCÍA

La participación de las familias se tiene muy en cuenta, además se llevan a cabo actividades como grupos interactivos semanales o tertulias dialógicas. “Pueden venir y no tienen por qué saber nada, están apoyando y se enriquecen mucho. Que la familia entre al centro, hace que se involucren más con la educación de sus hijos e hijas. Aunque parezca que no tiene importancia, sí que la tiene”, comenta Blanca.

Profesores y familias van de la mano, luchando contra esos enfrentamientos que a veces se da por las discrepancias. “Muchos maestros y maestras tienen miedo de que entre la familia en su trabajo. Pero en este caso, la familia hace lo contrario. Te agradecen continuamente y valoran tu trabajo, tú te sientes realizada y a los pequeños les encanta”, añade Blanca.

En las aulas aprenden mediante proyectos, algo que implica un “trabajo brutal” por parte de la comunidad educativa. Un modelo diferente que poco a poco se va extendiendo a otros centros.

Un momento de la entrevista con lavozdelsur.es.   MANU GARCÍA

También proponen comisiones, actuaciones educativas de éxito y otras actividades de pensamiento computacional y robótica, inteligencia emocional, radio escolar o talleres de Lego. “Vemos que los niños están motivados y que el aprendizaje ocurre. Es lo que nos importa”, dicen las profesoras, que están encantadas de pertenecer a este sistema. “Para mí ya es imposible pensar en otra forma de trabajar distinta a esta”, dice Blanca.

Cuando el director llegó, se encontró con “un cole cerrado” donde los familiares no tenían cabida. Ahora, “la visión que tenemos aquí es que para que todo funcione mejor, tenemos que hacer que la familia participe en el día a día”.

Una de las alumnas que experimenta en primera persona este proyecto es Martina Alba Galindo, de 9 años y natural de El Portal. Ya lleva dos cursos desde que se cambió de un colegio concertado de Jerez a esta escuela. “Yo estoy mejor aquí. El cambio ha sido muy grande. Entré a este colegio sin saber multiplicar, pero la seño me ha dado caña y ahora soy de las más listas de la clase”, comenta la pequeña, de quinto de Primaria, con un desparpajo que la llevó a Menuda Noche. “Yo quería ser famosa y fui a lo de Juan y Medio”, dice.

Martina Alba Galindo comparte las actividades en las que participa.   MANU GARCÍA

Martina participa cada semana en esos grupos interactivos en los que aprenden multiplicaciones, demostrativos, divisiones, dibujos o cuándo se cerró la Azucarera. “Estamos descubriendo dónde vivimos”, comenta, sentada en la biblioteca y sin quitar ojo al director.

“A mí, del colegio, me gusta mucho cómo es. Porque tengo a mis primos, a mis amigos, que yo los conozco ya desde hace tiempo, en mi antiguo colegio estaba sola porque no conocía a nadie”, cuenta la niña, que es delegada de su clase y participa en asambleas una vez al mes para mejorar y solventar los problemas.

Martina también participa en los descansos activos, que se realizan cada cambio de clase y consiste en bailar durante 40 segundos. O en lo que llaman Viernes Locos, en los que se da una vuelta al horario habitual y se hacen talleres de cálculo mental, cuidado de huerto o sesiones de juegos de mesa. En general, el libro de texto se usa “poquito” y da paso a otras formas de aprender.

La pequeña es la delegada de su clase de quinto de Primaria.  MANU GARCÍA

“La escuela pública entiendo que tiene que sacar pecho y decir que estamos aquí, que tenemos una cantidad de ofertas”, sostiene el director, que valora que cuenta con muchos recursos para poder ser comunidad de aprendizaje.

“Estamos bien dotados, no nos podemos quejar porque tenemos personal suficiente. La Junta saca planes y proyectos. La educación pública creo que no es tan mala como se cuenta, te hablo de mi experiencia en un centro público que es una pasada en cuanto a la forma de organizarnos”, añade.

“Gracias a los proyectos a los que nos sumamos, nuestro presupuesto de funcionamiento se multiplica por diez. Y detrás hay mucho trabajo. Pero tenemos un grupo comprometido con esta escuela. Esa es nuestra seña de identidad”, comenta, con el orgullo de ser un auténtico modelo de la Educación pública.

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