Juan y sus tres hermanos se criaron “debajo del mostrador” de la tómbola que su padre llevaba de feria en feria. Sus padres se conocieron en Almería, precisamente durante unas fiestas, se casaron e iniciaron una vida juntos en torno a un medio de vida que luego han heredado algunos de sus hijos. “Somos cuatro hermanos, el mayor y la pequeña montaron una cafetería hace unos años porque estaban hasta las narices de feria, porque esto agota mucho. Quedamos hermano Pepe y yo”, relata Juan Palacios, miembro de la Asociación de Industriales Feriantes de Andalucía, Ceuta y Melilla. Él regenta varios puestos de juegos y su hermano, atracciones infantiles. “Esto tiene veneno. Es una vida complicada pero muy bonita”, explica Juan. “Más que veneno es vida, ese nerviosismo, ese estrés bonito…”, se corrige luego.
Juan Palacios es uno de los 30.000 empresarios feriantes que hay España, un sector que genera unos 200.000 puestos de trabajo cada año, calcula, y al que el coronavirus ha hecho parar en seco. La suspensión de ferias y verbenas hace que, como poco, vayan a encadenar un año y medio sin trabajar, los que van desde octubre de 2019, cuando concluyó la temporada anterior, y abril de 2021 —si la evolución de la pandemia lo permite—. Por eso han convocado manifestaciones por todo el país, para que se escuchen sus reivindicaciones. El martes 23 de junio se manifestarán en Huelva, el miércoles 24 de junio en Madrid y el jueves 25 de junio en Cádiz.
“Dicen que llevamos seis meses parados, pero no es así, llevamos seis meses sin recaudar. Los negocios están impecables, dispuestos para salir a trabajar”, relata Juan. Durante el invierno, los feriantes aprovechan para acometer las reparaciones que requieran sus atracciones o puestos, con la inversión que ello supone. “Seguimos pagando la cuota de autónomos, impuestos… no recaudamos porque tenemos los negocios cerrados, pero gastamos dinero en reparaciones”, expresa Palacios. “Estamos con la incertidumbre de no saber qué pasará, porque ya se están anulando ferias de septiembre. Ahora mismo no hay futuro. No sé mañana qué podremos hacer”, dice.
Para Juan Palacios, ser feriante es “otra manera de trabajar, de buscarse la vida. Me gusta, pero es sacrificado. Mi padre decía que no quiere que sus hijos siguieran en esto, pero es que somos los hijos los que queremos seguir”, explica. Sus hijas, cuenta, parece que seguirán sus pasos. Actualmente, su mujer y su hija pequeña gestionan el puesto de pesca de patitos y otra hija se encarga de la caseta de juegos. Él tuvo que dejar la carrera de camellos que regentaba hasta hace un año por los problemas de corazón que padeció. “No podía usar el micrófono”, relata.
Juan y una de sus hijas, en el puesto que regentan.
El inicio del confinamiento sorprendió a Juan y a su familia con todo preparado para partir hacia la Feria de Abril de Sevilla, que luego encadenarían con otras fiestas de Andalucía. “Mi mujer cuando llegaba la fecha de las ferias se ponía triste, le entraba la morriña. Eso nos ha fastidiado mucho, nos veníamos abajo”, confiesa. “Fase a fase —de la desescalada— todos los negocios han ido abriendo y nosotros no estamos en ninguna fase, no nos dejan abrir, nos cierran todas las puertas. Ya se están suspendiendo ferias de septiembre, que está bien, porque más vale prevenir, pero al sector no nos dan posibilidad ninguna. Luego ves que en algunos sitios montan norias para festivales y a nosotros no nos dejan”, se queja.
Los feriantes de Andalucía, durante las manifestaciones celebradas en Sevilla y en otras ciudades de la comunidad, como Huelva, han leído un manifiesto en el que censuran que “hoy por hoy podemos decir que somos los grandes olvidados desde que se decretó el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19”, ya que “se suspenden las verbenas, desfiles y fiestas populares y no estamos contemplados en ninguna fase de desescalada para la reactivación de la economía”. El sector, que da trabajo a unas 8.000 personas en toda Andalucía —entre empleos directos e indirectos— critica que la Junta de Andalucía pida la cancelación de romerías, ferias y fiestas populares por "responsabilidad”. "Lo que hace —Elías Bendodo, consejero de Presidencia—, simplemente, es descargar la responsabilidad que corresponde a la Junta en los municipios", recoge el comunicado.
Los feriantes piden así que "se extienda la prestación por cese de actividad y ERTE por fuerza mayor" más allá del estado de alarma y que se haga extensivo hasta el segundo trimestre de 2021. Además, también solicitan "moratorias específicas en préstamos personales, hipotecarios o de inversión", garantía de liquidez con líneas ICO, prorrogar la suspensión de plazos tributarios, recuperar la aplicación del IVA del tipo reducido del 10%, la exención en su totalidad de impuestos y tasas como el IBI y el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (ITVM), así como su inclusión dentro de la distribución de Fondo Social Extraordinario existente para las comunidades autónomas.
La consejera de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo, Rocío Blanco, ha señalado esta semana en el Parlamento andaluz, en relación a las reivindicaciones de los feriantes, que “son competencia exclusiva del Gobierno de España", como la exoneración del pago a la Seguridad Social o el acceso a la prestación extraordinaria por cese de actividad de los autónomos. El PSOE-A, impulsor de reclamación en la Cámara andaluza, cree que el Gobierno andaluz “ha generado un grave problema y se ha quitado de en medio”. La consejera de Empleo asegura que el Ejecutivo andaluz “está estudiando las propuestas de un colectivo del que nadie se ha acordado", pero insiste en que son “competencias exclusivas del Gobierno de España”.
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