Achraf Ayad tiene 18 años y llegó a España, procedente de Marruecos, hace un año. Él es de los que tiene suerte, porque obtuvo el permiso de residencia y ahora vive, junto a otros jóvenes inmigrantes, en un piso de la asociación Voluntarios por otro mundo. Pero antes estuvo unos días en un albergue y también en la calle. “Es difícil entrar”, dice, porque conoce a muchos que no tienen esa oportunidad. Unos 18 duermen vagan por Jerez buscando refugio, calculan desde Afasode, la Asociación de Familias Solidarias para el Desarrollo, que pide ayuda para poner en marcha su proyecto Emprendiendo el vuelo, con el que quieren conseguir pisos para poder alojar a estos jóvenes que cumplen la mayoría de edad y se ven sin alojamiento ni recursos para poder conseguirlo.
“Lanzamos un SOS”, dice Juan Molina, presidente de la asociación, que pide a cualquier empresa o particular que tenga una vivienda que la ceda o la alquile a un precio asequible para este fin. “Nos vale en cualquier población de la Bahía”, explica, “y que tenga unas condiciones que podamos afrontar para que estos jóvenes vivan con dignidad”.
Achraf vive en un piso con otros seis compañeros. “Estuvimos en un centro de menores, pero salimos al cumplir 18 años”, señala. Ahora buscan estudiar algo que les permita insertarse en el mercado laboral. “Tenemos que buscar un futuro bueno”, dice. Para eso cuentan con la ayuda de la citada ONG y de Afasode, que cifra en 369 los menores que buscan familia en la provincia de Cádiz, unos 2.600 en toda Andalucía.
Lo primero que hemos pedido a la Junta es que amplíe la protección hasta los 25 años; la Administración es la que debe hacerse cargo de estas personas”
“Los jóvenes españoles, a veces, tienen el problema medianamente resuelto, porque vuelven al sitio de donde se les sacó”, explica Juan Molina, aunque hay quién se ve “obligado” a regresar al hogar donde fue víctima de “abuso, abandono o maltrato”. ¿Pero y los extranjeros? “Tienen más problemas”, cuenta Molina, ya que no tienen dónde ir. “Algunos llevan seis o siete meses en España y han venido sin papeles”.
“Lo primero que hemos pedido a la Junta es que amplíe la protección hasta los 25 años”, agrega el presidente de Afasode, quien señala que “la Administración es la que debe hacerse cargo de estas personas”. La Junta de Andalucía, a través de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (Avra), ya ha ofrecido algún piso a la asociación, aunque “en zonas donde no es aconsejable tener a estos jóvenes”, dice Molina, “ya que son “bloques donde hay tráfico de drogas y delincuencia”. “No queremos meterlos en la boca del lobo”, añade.
De momento, ya tienen mobiliario, alimentos y voluntarios para atender a los ocho jóvenes que pueden acoger en la vivienda que pretenden conseguir. “Solo nos falta el piso”, dicen desde Afasode, que comparece en la sede de la Asociación de la Prensa de Jerez acompañados por varios extutelados. Zoumana Touré es uno de ellos. Es de Costa de Marfil, lleva ocho meses en el país, y reside en uno de los pisos que gestiona Voluntarios por otro mundo. “Quiero trabajar”, dice, y se está formando para ello. Ser mecánico es su ilusión —“me gusta mucho”— y espera poder ejercer en poco tiempo.
“El problema no se soluciona haciendo devoluciones en caliente”, señala Juan Molina, quien añade que “ninguno ha venido porque estaba aburrido en su país, vienen porque han vivido situaciones complicadas, nadie deja a su familia por gusto”. Por eso piden ayuda también a las empresas municipales de vivienda y recuerdan que pidieron cita con la teniente de alcaldesa de Jerez, Carmen Collado, responsable de Acción Social, para que les ofrezca una posible solución. “Es un problema de todos”, dice César Muñoz, miembro de Afasode, quien agrega que “no se trata de solidaridad, sino de justicia”.