En términos organizativos, la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid ha sido todo un éxito. El patrimonio cultural español ha brillado y no se han producido incidentes. En términos políticos habrá que esperar bastante más tiempo para ver qué ha significado realmente este evento en el que Suecia y Finlandia se han sumado a la OTAN a cambio de varias aceptar varias exigencias turcas. Además, la frontera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte con Rusia ha aumentado en 1.000 kilómetros gracias a estas incorporaciones.
Para España no ha significado poco el acontecimiento. Tras los dos días de encuentros, el país sale con más presencia norteamericana en su territorio debido a los dos nuevos destructores acordados con Estados Unidos. Por si fuera poco, también existe el compromiso por parte de Pedro Sánchez de aumentar el gasto en Defensa hasta el 2% del PIB, algo que ha apoyado el Congreso de los Diputados, aunque con el voto en contra de Unidas Podemos a pesar de compartir Gobierno con el PSOE.
Y es que el ritmo y el rumbo de la cumbre lo ha vuelto a marcar Estados Unidos. Los términos acordados responden, principalmente, a los intereses de Joe Biden. De ahí que haya dos cambios en política internacional muy significativos. El primero se puede considerar lógico por la situación actual. Rusia ha pasado de ser un socio estratégico a convertirse en "amenaza directa". La actuación de Rusia en Ucrania ha provocado cambios profundos en el este de Europa. Suecia y Finlandia han roto décadas de neutralidad y pacifismo por unas circunstancias que, incluso, han provocado un giro en la opinión pública de ambos países. Hasta hace poco, las sociedades de estos estados nórdios estaban en contra de una entrada en la OTAN. Eso ha cambiado.
Otra de las moficaciones que establece el texto surgido es la definición de China como "desafío estratégico". El país asiático ha sido hasta ahora una mayor preocupación para los Estados Unidos de lo que lo era para los aliados Europeos. Con esta cumbre, donde han asistido estados cercanos como Corea del Sur, Japón, Nueva Zelanda y Australia, la posición de la OTAN en su conjunto varía. "China no es nuestro adversario, pero debemos tener los ojos abiertos ante los serios desafíos que representa y debemos continuar apoyando a nuestros socios para preservar el orden internacional basado en reglas, un sistema global basado en normas y valores, en lugar de la fuerza bruta. Por lo tanto, la OTAN intensificará la cooperación con nuestros socios del Indopacífico", dijo el secretario general de la organización, Stoltenberg.
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