Aunque Rusia ha negado la masacre de Bucha, argumentando que sus tropas abandonaron hace días la ciudad y culpando a Estados Unidos de montaje y propagación de noticias falsas, fotografías captadas por satélite el 10 de marzo muestran a miembros del ejército de Putin cavando una fosa común para enterrar a parte de la población civil aniquilada.
Con estas fosas comunes, los invasores intentaban tapar una de las mayores matanzas de las últimas décadas. Ucrania ha cifrado en más de 400 el número de cadáveres que han sido recuperados hasta el momento de esta ciudad próxima a Kiev.
También en el sótano de un sanatorio infantil de Bucha ha sido encontrada, según la Fiscalía General de Ucrania, una cámara de tortura donde los militares rusos torturaban hasta la muerte a civiles ucranianos totalmente desarmados.
La construcción de las fosas comunes y el empleo de sitios para la tortura son métodos implantados por las tropas de Putin en varias de las localidades que han arrasado.
En Motyzhyn, la alcaldesa ha aparecido en una fosa común, con las manos atadas, junto a su hijo. Su marido ha sido encontrado, igualmente maniatado y torturado, en una alcantarilla.