Japón ha comenzado este jueves a verter al océano el agua tratada de la central nuclear de Fukushima, tal y como había planificado el Gobierno nipón con anterioridad.
La compañía Tokyo Electric Power Company (TEPCO) ha iniciado la liberación de aguas a las 13:00 horas (hora local), semanas después de que la autoridad nuclear japonesa aprobara de forma definitiva el plan del Gobierno tras el visto bueno del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para el cumplimiento con los estándares internacionales.
El plan ha tenido la oposición de los pescadores locales, ambientalistas y el Gobierno chino, no obstante, después de que las condiciones climáticas y marítimas hayan sido favorables, la compañía ha encendido las bombas de transferencia de agua sin que se hayan reportado anomalías en las operaciones iniciales.
La descarga ha comenzado media semana después de que el primer ministro nipón, Fumio Kishida, visitara la planta nuclear para evaluar 'in situ' la situación de los preparativos del polémico vertido al mar de agua tratada de la central.
El agua se ha mantenido en tanques después de pasar por un sistema avanzado de procesamiento de líquidos que elimina la mayoría de los radionúclidos excepto el tritio, pero los recipientes de almacenamiento están llegando a su capacidad máxima. Se sabe que el tritio es menos dañino que otros materiales radiactivos, como el cesio o el estroncio.
China habla de "sabotaje" ambiental
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China ha emitido este jueves un comunicado en el que muestra de nuevo su rechazo a la decisión del Gobierno de Japón de arrojar al mar agua tratada de la central nuclear de Fukushima.
"Se ha convertido en un saboteador del sistema ecológico", sostiene el Ministerio de Asuntos de Exteriores que cree que la "eliminación del agua contaminada por la energía nuclear de Fukushima es una cuestión importante en materia de seguridad nuclear. Su impacto va más allá de las fronteras de Japón, y la cuestión no es en modo alguno un asunto privado".
China ha asegurado que esta "egoísta" decisión del Gobierno japonés podría traer consigo consecuencia desastrosas para toda la población mundial, como ya ocurrió hace doce años tras el accidente nuclear de Fukushima, que provocó una fuga de grandes cantidades de sustancias radiactivas hacia el océano.
"El Gobierno japonés no logró demostrar la legitimidad y la legalidad de la decisión de descargar hacia el océano (...) No logró demostrar que la descarga al océano fue segura e inofensiva para el medio ambiente marino y la salud de las personas, y que el plan de monitoreo fue sólido y efectivo", sostiene Pekín.
"Japón tampoco logró realizar consultas exhaustivas con otras partes interesadas. El océano pertenece a toda la humanidad. Iniciar por la fuerza la descarga del océano es un acto extremadamente egoísta e irresponsable que hace caso omiso del interés público mundial, Al verter el agua al océano, Japón está extendiendo los riesgos al resto del mundo y dejando una herida abierta a las generaciones futuras. Al hacerlo, Japón se ha convertido en un saboteador del sistema ecológico y un contaminador del medio marino mundial", denuncian las autoridades chinas.
"Desde el momento en que Japón inició la descarga, se ha colocado en el banquillo de los acusados frente a la comunidad internacional y seguramente enfrentará la condena internacional durante muchos años. El Gobierno chino siempre antepone el bienestar de nuestro pueblo y tomará todas las medidas necesarias para salvaguardar la seguridad alimentaria y la salud de nuestro pueblo", concluye el comunicado, emitido días después de que se hayan restringido ya las primeras importaciones de pescado y marisco japonés.