El frente de los talibán ha anunciado que han conquistado Afganistán y que están buscando negociar con el Gobierno una rendición "pacífica", para volver al poder 20 años después. Así, el asedio a la capital se produce después de que en una ofensiva hayan conquistado decenas de capitales de provincia en las últimas semanas. Según el Washington Post, han tomado posiciones sobre Kabul, aunque con órdenes claras de no iniciar la agresión, en busca de esa negociación.
Por su parte, NBC indica que hay presencia ya en la capital, con banderas talibanes sobre varios barrios de la ciudad y áreas de alrededor, incluyendo la zona universitaria. "Todas las partes del país han quedado bajo el control del Emirato Islámico", de acuerdo con un comunicado publicado por su portavoz habitual, Zabihulá Muyahid, en su cuenta de Twitter, usando la denominación empleada por el grupo.
No obstante, y frente a una posible entrada por la fuerza en la capital, los responsables de la organización "ordenan a todas sus fuerzas que se coloquen a las puertas de Kabul y que no intenten entrar en la ciudad" para evitar un derramamiento de sangre a la espera del inicio de un proceso de negociación para tomar la ciudad de manera incruenta.
"Dado que la capital, Kabul, es una ciudad grande y densamente poblada, los muyahidines del Emirato Islámico no tienen la intención de entrar en la ciudad por la fuerza, sino de entrar pacíficamente en Kabul. Se están celebrando negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de forma segura", explica la nota.
Los talibán han precisado que, hasta que culminen las negociaciones, la situación de seguridad en la zona quedará en manos "del bando contrario", es decir, el Gobierno afgano. Por último, garantizan a la población su seguridad al afirmar que no están buscando "vengarse de nadie" y que "todos los funcionarios civiles y militares permanecerán a salvo".
"Queremos que todos los afganos, de todos los ámbitos de la vida, se vean a sí mismos en un futuro sistema islámico con un gobierno responsable que sirva y sea aceptable para todos", concluye la nota.
El Gobierno afgano ha indicado, en un comunicado emitido minutos antes, que ahora mismo no hay ataques en la capital y que la situación está, por el momento, "bajo control", informa la cadena afgana 1TV News. "Las fuerzas afganas, en coordinación con las fuerzas internacionales, tienen la ciudad controlada y no hay motivo de preocupación", según el comunicado del Palacio Presidencial.
Una historia que vuelve
Afganistán tomó mayor relevancia internacional a raíz del atentado sobre las Torres Gemelas de Nueva York en 2001. Entonces, el Gobierno de George Bush Jr. acusó al país de ser responsable del atentado al permitir a Bin Laden, líder de Al Qaeda, actuar en el país. Una coalición internacional, entonces, derribó el régimen de los talibán, aunque la precaria situación del país y el inicio de los conflictos en países de alrededor han impedido que se asiente una democracia, que ha sido acusada de estar teledirigida por Estados Unidos.
Así, la vuelta de los talibán se produce dos décadas después de ser desalojados del poder y enviados o al exilio o a zonas desérticas. El auge del extremismo islámico se produjo como consecuencia de la victoria de una coalición en la práctica entre Occidente y los talibán en la Guerra Fría, como respuesta al intento soviético de ganar influencia en la región. Armados y entrenados, lograron echar a la URSS, iniciándose un proceso de rechazo paralelo a toda la cultura laica en el país, imponiéndose finalmente el burka entre las mujeres.
Ahora, la ONU alerta de que llega un nuevo régimen de terror y de incumplimiento de los más básicos derechos humanos para imponer la Sharía, la Ley islámica, como principal código para los ciudadanos, una situación que efectivamente sufren en mayor medida las mujeres. La marcha de Estados Unidos, que fue progresiva hasta dejar la región, ha sido clave para el avance de las fuerzas islamistas. Todo cuando el Estado Islámico, responsable de los atentados de los últimos años en Occidente como en París o Barcelona, está en retroceso.