Lo peor, al menos por el momento, ha pasado. España suma cada vez menos muertes. La Junta, las autonomías, dicen que sí. Jerez, por ejemplo, ha registrado este martes un fallecimiento. Pero sí es cierto que la sociedad va entrando en una nueva normalidad, con un menor ritmo de contagios y con protección para evitar que se propague el coronavirus.
Con esa nueva normalidad llegaron, también, las temidas agresiones. Porque después de dos meses largos de aplausos, al final los sanitarios vuelven a ser esos seres en batas blancas. O eso al menos lamentan ellos mismos. La mañana de este martes, frente al centro de salud de La Milagrosa, los sindicatos han lamentado la agresión sufrida por dos profesionales la medianoche del pasado 26 de mayo.
"Le pedí la identificación, pero no atendía a razones. ¡Que me tenéis que atender ya!, decía. Le levantó la mano a un enfermero. Se vino para mí pero me encerré en un cuarto. Tiró las mamparas, el ordenador. Llamé a la Policía. Los del Decu lo buscaron cuando se montó en un coche y se marchaba", ha contado un celador. El sujeto, según indican fuentes sanitarias, es inimputable. "Puede entrar otra vez por la puerta, cuando entro a trabajar no sé lo que me voy a encontrar".
"No se deberían dar estas condiciones, es una experiencia muy desagradable. Intenté calmarlo, no sé qué quería. Mi compañero lo pasó peor, se llevó el susto más grande. No deberíamos pasar por esto", relataba el enfermero que también sufrió las amenazas. Al celador le amenazó con "arrancar la cabeza" si llamaba a la policía. Había entrado con las manos ensangrentadas, diciendo que acababa de participar en una pelea.
El problema es la falta de seguridad, literalmente falta de un vigilante de seguridad en unas Urgencias que abren 24 horas. Es la punta del iceberg. En el fondo, una sensación de impunidad para ciertos casos más graves. "Te puede pasar en una salida a una urgencia en ambulancia, en una casa. Ahí no puedes ir con seguridad, pero en un centro de salud, sí", señala una sanitaria.
José María Lobatón, delegado de UGT, señalaba a las puertas del centro de salud la reclamación conjunta de todos los sindicatos de que se "cubra la seguridad las 24 horas de los 365 días del año. Entendemos que los sanitarios, y más después de esta pandemia, no merecemos solo aplausos, sino herramientas para hacer un trabajo digno con seguridad y con garantía plenas".
El SAS dice que el asunto está "en estudio. Pero hoy en día este centro es un referente importante, no solo para la atención primaria sino para las urgencias". "Por ello, hay que potenciar los medios, no escatimar en recursos". La sensación entre los sanitarios es que sólo se actúa cuando ocurre algún suceso. Ahora, hospitales por ejemplo cuentan con llamadas rápidas de alerta a compañeros de seguridad, principalmente en las áreas de triaje (valoración para priorizar unas urgencias sobre otras). Pero la sensación también es que, acabado el aplauso sanitario de las ocho de la tarde, vuelven a su mismo rol previo. Y no es la única reclamación.
Pilar Rubio, delegada de CSIF para Atención Primaria, explica que aún no hay planes cerrados para el verano. "No tenemos el plan aún, no sabemos cómo se va a organizar". En el aire, la apertura o cierre de consultorios, urgencias en zonas que triplican su población o los materiales. "Ahora mismo, donde se van pidiendo materiales, se van poniendo. Pero tienen su tope de uso, como las mascarillas. En algunos puntos aún falta material. No sabemos, luego, cuánto tiempo vamos a usarla. Es verdad que la administración está poniendo de su parte porque no había, se agotaron las mascarillas. Ahora, la cosa ha cambiado y todo el mundo se ha comprado una FFP2".
El llamamiento a la sociedad va al de respetar la labor d e los sanitarios. Primero, contra las agresiones. Por otro lado, sin alarmismos, sí sienten cierta "preocupación, porque hay gente saltándose a la torera las medidas de respeto a los demás, los bares en algunos casos más llenos de la cuenta... Se le ha perdido el respeto al coronavirus y se teme un repunte. Es verdad que no hemos sido aquí tan castigados, pero tememos ese repunte, en julio o en octubre".
La realidad es que, por el momento, las vacaciones de sanitarios se están organizando prácticamente, según infieren los profesionales, como si no hubiera pasado nada. Es decir, se está dando libertad para tomarlas, creando dentro de cada centro propuestas para mantener los equipos. Es el merecido derecho de los profesionales. La problemática es si el SAS está previendo una llegada masiva de visitantes o habitantes estacionales a localidades de la costa. Y dudas sobre cómo irán las sustituciones. De los tradicionales cierres de consultas por falta mismaente de demanda o de profesionales en bolsa, ahora el coronavirus sacude la posibilidad de pensar en 2020 como si fuera 2019. Por ahora, sin repsuesta del SAS sobre el verano.
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