La política va tan rápido que ni si quiera somos conscientes de que hace tan solo cuatro años Albert Rivera y Ciudadanos lideraban todas las encuestas del país. Sin embargo, ni la benevolencia de la prensa evitó los errores estratégicos y de cálculo de alguien cuyas ansias le llevaron a una caída mucho más abrupta de lo que fue su llegada.
Entre las manifestaciones que dieron relevancia a Rivera, hubo una especialmente polémica y que afectaba directamente a los andaluces. En ese momento – 2015 –, Ciudadanos ni siquiera estaba en el Congreso, pero aquellas andaluzas eran su primera gran prueba desde que el partido había dado el salto a la política nacional. Y la carta de presentación fue asegurar que "vamos a enseñar a pescar en Andalucía, no a repartir pescado".
Aquello lo dijo en relación a los años de gobierno socialista. Un mes después, apoyó al gobierno socialista de Susana Díaz. Sí es cierto que poco después irrumpió con fuerza en el Congreso, aunque fue eclipsado por el mejor resultado de Podemos. Su discurso "ni de izquierdas, ni de derecha" le aupó hasta el punto de tener en su mano una mayoría absoluta con Pedro Sánchez. Varios meses más tarde se pegó el ‘batacazo’ y tuvo que abandonar la política.
Entre las propuestas de Rivera estaba el contrato único con el objetivo de acabar con la temporalidad. El propio Rivera, para explicarlo, señala que con esto las empresas mantendrían a sus trabajadores por el esfuerzo y la valía y no por la duración de sus contratos.
Al salir de la política, Albert Rivera fue fichado por el despacho de abogados Martínez-Echevarría, con en el que en las últimas horas ha estallado la polémica tras conocerse que Rivera ha decidido marcharse. Rivera denuncia incumplimientos tanto en lo orgánico como en lo económico.
Sin embargo, desde el despacho de abogados han respondido acusando al exlíder de Ciudadanos de tener "niveles preocupantes de productividad". Martínez-Echevarría sacó un comunicado que han publicado diversos medios y en el que se acusa a Rivera de "bajo rendimiento", "nula experiencia", el "desconocimiento más elemental del funcionamiento de una empresa" y ser "un fiasco". Rivera, por su parte, ahora solicita el sueldo establecido hasta 2025 para pactar su salida.
Es de suponer que el fichaje de Rivera, una persona que había tenido en su mano ser parte del Gobierno de España, no le abrió al bufete las puertas que esperaba. Este fracaso en el sector privado no parece que, al menos de momento, vaya a provocar la vuelta del catalán a la política. El Confidencial apunta a que su fichaje ha sido descartado por el Partido Popular porque no aportaría nada a la formación.