El PP andaluz prevé celebrar sus ocho congresos provinciales entre los próximos meses de marzo y abril, aún con la pandemia sin estar bajo control. La provincia de Cádiz no será menos y el cónclave debe servir a la jerezana Ana Mestre para ser ratificada tras su designación directa en una junta directiva provincial celebrada en junio de 2019 después de que dimitiera su antecesor en el puesto, el también jerezano Antonio Sanz.
Por orden de la cúpula andaluza, encarnada en la figura de Juan Manuel Moreno Bonilla, Mestre relevó a Sanz en plena guerra fratricida dentro del partido. Unas heridas que está por ver si definitivamente han cicatrizado. Las convulsiones tras las primarias para renovar la cúpula nacional del partido todavía están recientes, aunque todo hace intuir que la actual presidenta provincial, de la máxima confianza de Moreno, revalidará cómodamente el cargo.
Antes y ahora, Mestre apela a la "unidad" del partido, algo que "siempre nos ha distinguido de los demás". Si en julio de 2019, tras ser designada, arengaba a las filas populares asegurando que se enfrentaban a "un gran desafío", en el que quiere a "todos juntos", la irrupción de la pandemia menos de un año después de esas palabras —por no hablar del crecimiento imparable de Vox, adelantando al PP por la derecha— hace intuir que no es momento en la casa popular para bronca interna y luchas por el poder provincial.
Vacas sagradas del partido en la provincia como el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, o las ex alcaldesas de Cádiz y Jerez, Teófila Martínez y María José García-Pelayo, son historia como quien dice en una renovación de un PP que anda estos días aferrado a seguir taponando la hemorragia interna de un pasado que Bárcenas se ocupa a menudo de refrescar. Moreno, sobre el juicio de Bárcenas, aseguraba esta semana: "Es pasado y el que sea responsable que lo pague, sea quien sea. El PP ha desplazado a quienes estaban bajo sospecha, ha colaborado, y a partir de aquí que sean los jueces y cuando decidan quién es el culpable, que caiga todo el peso de la ley sobre él". Y remachaba: "Lo que sucedió hace una década sucedió hace una década".
En cualquier caso, más allá de las dificultades para capear el arranque del inicio del juicio por la caja b, el único recelo de Mestre es que puedan salirle competidores. "No creo que haya una candidatura alternativa porque mi proyecto es muy integrador", aseguraba recientemente en una entrevista en Diario de Cádiz. ¿Puede haber alternativa? A falta de que responda la propia Mestre —presidenta del PP en la provincia y delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía—, a la que lavozdelsur.es, por cierto, lleva dos años demandándole una entrevista que niega a este periódico, suena el runrún de nombres como Germán Beardo. El alcalde de El Puerto, con permiso de José Ortiz —casadista en Cádiz—, representa una figura muy del agrado de mucha base popular, muy mediático y lo bastante inteligente como para no haber enseñado todavía la patita para liderar el nuevo PP en la provincia.
Desde Sevilla, con Moreno Bonilla en la Junta, queda claro que en lo que va de legislatura está siendo uno de los alcaldes mimados por el PP, no solo por el municipip que gobierna, sino porque goza del favor del partido. Otra cosa es que verdaderamente esté en condiciones de disputarle a Mestre el poder orgánico provincial. Beardo es muy amigo, curiosamente, de Antonio Saldaña, portavoz municipal del PP de Jerez y caído en desgracia en el partido en la provincia —donde llegó a ser mano derecha de Antonio Sanz—, además de señalado por Mestre tras no dimitir por un episodio de alcohol y conducción. "Estamos en una formación en constante evolución y ahora sí estamos preparados para liderar esta provincia desde ya", afinaba Mestre en su entrevista en el rotativo de Joly.
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