“Debiéramos ir sacando la conclusión de que lo que es ganador en las elecciones quizá sea la marca Podemos acompañada de la figura de Pablo Iglesias”. “El error de haber creado Adelante Andalucía para alejarse de Podemos sólo se entiende por intereses partidistas. La insistencia de Teresa Rodríguez en alejarse de Podemos tiene en este mal resultado electoral su recompensa”. Estas frases son de Juan Carlos Monedero, exdirigente de Podemos, un día después de las elecciones andaluzas de 2018. Adelante Andalucía, marca de Podemos, Izquierda Unida, Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista, sacó 17 escaños y el 16% de los votos.
“Es importante cambiar de nombre, claro que las siglas se pueden desgastar, es importante apostar por liderazgo que llegan a sectores más amplios”. “Hay que trascender el propio proyecto. Hay que recomponer todos los espacios que fueron saliendo de Unidas Podemos e, incluso, un cambio de significante puede ser una cosa positiva. Hay un consenso muy amplio de que Yolanda encarna un liderazgo que puede llegar muchísimo más lejos que yo”. Estas otras frases son de Pablo Iglesias, exdirigente de Podemos, un día después de las elecciones de Castilla y León de 2022. Unidas Podemos sacó un escaño y el 5% de los votos.
Lo que Monedero consideró un fracaso hace tres años, ahora resulta que es la última vez que la marca de Unidas Podemos o vinculada a ella superó el 15% de los votos. Después se han celebrado elecciones en todas las comunidades autónomas, Madrid y Castilla y León por dos veces, y en ninguna se superaron los resultados de la marca Adelante Andalucía.
Antes de eso hubo un ciclo triunfal, el de 2015, representado por los ‘ayuntamientos del cambio’. Madrid, Zaragoza, A Coruña, Ferrol, Santiago de Compostela, Barcelona, Cádiz o Valencia cayeron en manos de Podemos, mayoritariamente a través de marcas vinculadas para no desgastar la nomenclatura que posteriormente concurriría a las generales. Actualmente, con otras elecciones de por medio, tan sólo quedan Cádiz, Valencia y Barcelona. En Cádiz, José Marí Gonzalez ‘Kichi’ ya ni siquiera está dentro de Podemos. En Barcelona, Ada Colau, cada vez se distancia más del término. En Valencia, Compromís ha roto su vinculación con Podemos para abrazar a Más País.
Uno de los grandes éxitos por aquel entonces fue la amplitud del espacio que ocupaba la formación. Manuela Carmena ganó en Madrid y llegaba de la sociedad civil; Colau tenía una estrecha vinculación con la plataforma antidesahucios; ‘Kichi’ era un profesor y comparsista de la Viña que se enfrentaba a 20 años de gobierno de la santanderina Teófila Martínez; Joan Ribó, en Valencia, era otro profesor. Estos tres últimos mantienen las alcaldías, pero sin tener relación con Podemos.
Otras de las cuestiones significativas en estos años es la poca competitividad de la marca con las formaciones de carácter regionalista o nacionalista en la mayoría de comunidades autónomas. Cuando emergió Podemos, ganó en las generales en territorios como Cataluña o País Vasco, comunidades a las que, por otra parte, Pablo Iglesias ha dado – y sigue dando – un especial cariño. Sin embargo, en el último ciclo electoral Podemos se ha visto superada – y con holgura – con formaciones del mismo espacio como el BNG en Galicia, Compromís en la Comunidad Valencia, EH Bildu en Euskadi o Más Madrid en la Comunidad de Madrid.
El 13 de noviembre de 2021, Yolanda Díaz, miembro del Izquierda Unida y del PCE, organizó un acto en Valencia como declaración de intenciones para presentar su marca. Antes, Iglesias la había designado oficialmente como la líder de la formación. Ella parece haberlo asumido, pero separándose de lo que significa Unidas Podemos a través de un “frente amplio”. Al acto acudieron Mónica Oltra (Compromís), Mónica García (Más País) o Ada Colau (En Comú). Ninguna dirigente de Podemos.
Hace una semana, el mismo día que se aprobó la Reforma Laboral, la norma más importante de la legislatura para Díaz, Ione Belarra – secretaria general de Podemos – e Irene Montero – número dos de Podemos – organizaron un acto independiente. En la campaña para las elecciones de Castilla y León, Yolanda Díaz sólo ha participado en un acto de Unidas Podemos. Parece evidente que asume el liderazgo, pero a su manera y sin Podemos. Está por ver que los morados le den toda la libertad que pide, pese a las palabras de Iglesias que lo sugieren.
En Andalucía, Unidas Podemos el 4 de diciembre hizo un público un manifiesto en el que abogaba por un “frente amplio” con otras formaciones como Adelante Andalucía y Andaluces Levantaos. La situación está en punto muerto y no tiene pinta de que vaya a prosperar. En Unidas Podemos por Andalucía reconocen que la formación “ha tenido un desgaste y ha tenido sus problemas y sus contradicciones”.
Según un dirigente de la coalición en Andalucía, uno de los problemas del partido en las elecciones ha sido su escasa implantación territorial porque “Podemos sólo tiene cinco años de vida”. Sin embargo, no ve factible que los resultados de Castilla y León se repitan en las andaluzas, “la implantación de IU-PCA no es la que tienen en otros territorios”, dice este dirigente en referencia al poder municipal de Izquierda Unida para sustentar a Unidas Podemos.
El diagnóstico de esto es el mismo: Podemos, después de algo más de un lustro de vida, ya no suma en los territorios e, incluso, es factible que reste, al contrario de lo que opinaba Monedero en 2018. El propio Iglesias comentaba que era complicado encontrar explicaciones al resultado de Castilla y León porque había un “buen” candidato, “bastante” conocido. No fue suficiente porque esto no va de candidatos.
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