Los campos andaluces han sufrido las consecuencias de una guerra de la que no son parte. Son los daños colaterales. Porque Estados Unidos y Europa mantenían un conflicto durante años que se resolvía en sede internacional, la Organización Mundial del Comercio. Por un lado, la sociedad que tiene un capital parcialmente público en Europa Airbus era acusada y condenada por ayudas públicas ilegales. Las leyes internacionales las impiden para que las empresas funcionen por sí mismas. Por su parte, hace apenas unos dias, la OMC condenaba a Estados Unidos por otras ayudas públicas ilegales para su gigante de la construcción de aviones, Boeing.
En paralelo a esa guerra comercial, que comenzó antes de la llegada de Trump pero que se recrudeció. Un organismo autónomo pero que depende del Gobierno de Estados Unidos los estableció propiciando que los vinos de menos de catorce grados (no afecta al sherry, pero sí a otras denominaciones), quesos, aceite de oliva y aceituna de mesa pasaron a pagar unos impuestos que destrozaron el mercado. Una guerra comercial que, en parte, el sector primario andaluz espera que se atenúe si Trump se marcha de la Casa Blanca.
Eduardo López, secretario de organización de Coag, explica que "en estos cuatro años ha cambiado la actitud. EEUU carga duramente contra los productos europeos y andaluces. En el aceite nos ha hecho un daño tremendo, hemos perdido el 75% del mercado". A pesar de que el asunto de la aeronáutica se encamine hacia una resolución, con un castigo para ambas partes, el daño ya está hecho aunque quiten los aranceles. "Nos llevó décadas penetrar en el mercado americano, fue un gran esfuerzo económico y un trabajo de calidad. Fue una decisión muy injusta".
Respecto al país, lamenta que "son los más liberales del mundo, pero predican un discurso de economía cerrada, para colocar sus intereses en el mundo. El candidato demócrata va a tener una actitud más amistosa. Europa puede aplicar sanciones a cambio, pero eso nos seguirá haciendo daño". La clave está en permitir al aceite volver a EEUU a cambio de no echar a los americanos. "Ellos exportan cereal, maíz, almendra, y tienen un potencial tremendo. En ese sentido, al UE tiene la sartén por el mango, puede establecer sanciones y devolver la moneda. Pero es mejor una negociación amistosa y esperamos que en los próximos meses podamos recuperarlo".
El bocado del mercado americano es importantísimo. Alrededor de 200.000 toneladas de aceite, respecto al entre 1,7 y 1,3 millones de toneladas que produce Jaén cada temporada. No es el principal, pero su pérdida, que ha sido casi total, ha sido un gran golpe. El problema para el productor andaluz es que Estados Unidos lo ha sustituido con otros orígenes, donde hay empresas españolas que tienen intereses. "Pero nuestro aceite lo ha perdido, es importantísimo".
Un poco menos optimista respecto a si cambia el Gobierno se muestra su homólogo en Asaja, el secretario de organización Eduardo Martín. A la pregunta de qué se juega el campo andaluz en estas elecciones, indica que "podríamos decir que todo y nada". Porque "no creo que dependa de una persona, sino de un acuerdo entre dos bloques. De Trump no se puede negar que no cumple lo que dijo, que sería 'América primero', y lo ha llevado a gala. EEUU en estos cuatro años ha abusado de un excesivo protagonismo que ha tenido consecuencias sociales".
También rechaza las sanciones europeas como solución. "Si pedimos que no entren los americanos, mientras cumplan las medidas sanitarias y medioambientales, estaríamos contradiciéndonos. España es una gran potencia de exportación del sector primario y lo que queremos son las mismas herramientas para el que entra y el que sale".
Eso sí, "no es que no tenga esperanza" si cambia el presidente, "porque es lo último que se pierde. Pero habría que esperar. No creo que le den la vuelta como un calcetín si ganan Biden y los demócratas. Ahora, con la sentencia de Boeing, podemos hacer tabla rasa". Lo contrario es daño en un sentido muy claro. "Si ponemos a cambio aranceles a unos tractores de marca americana muy conocida, por ejemplo, pagaríamos más pero los compraríamos. Lo ideal es que se sienten los dirigentes. Con Trump el proteccionismo se ha elevado a la quinta potencia".
En eso sí era diferente a Obama. "Era más dialogante. Quizás no se escenificaba igual el proteccionismo, aunque sí lo ejerce como potencia. Siempre intenta pedalear para ir el primero", independientemente de quien mande. "No tengo claro que cambie. Al final, eso son votos, política". Pero la real, la global, implica una liga en cuanto al comercio que lideran "China, India y Estados Unidos. Tienen la hegemonía. Cualquiera de los tres que pueda le da un hachazo a Europa. Si a eso le sumas el veto ruso, como cuarto invitado, tratando de desestabilizar Europa, pues se nota que en Europa vamos más lento".
Una Unión Europea que, a su juicio, ante la situación, tiene que mirarse a sí misma. "Los intereses del Norte no tienen que ver con los del Sur. De Francia para abajo somos más agrarios. Para arriba, hay más ganadería intensiva. Somos lentos, no reaccionamos rápido y con contundencia frente a potencias como USA, China o India. Cuando allí toma la decisión un señor solamente, nos llevan la delantera, y eso provoca decisiones muy perjudiciales". La política real, el cualquier caso, vuelve a empezar de nuevo si Biden continúa. O si gana Trump y decide buscar nuevos acuerdos. En todo caso, el campo andaluz mirará lo que pasa al otro lado del Atlántico.