Era de las imágenes más esperadas, por su significado y por sus consecuencias. El rey emérito, Juan Carlos I reapareció este fin de semana en el funeral de su prima lejana, la reina Isabel II de Reino Unido. Después de más de un año viviendo en Abu Dhabi, las veces que las cámaras han podido pillar al emérito se cuentan con los dedos de una mano. La última fue en su visita a Galicia.
Juan Carlos I, además, se dejó ver con la reina Sofía, algo muy poco habitual en los últimos tiempos ya que llevan años haciendo vida por su cuenta aunque sin materializarlo legalmente para conservar a la monarquía. Pese a ello, Sofía de Grecia iba a su lado como si no lo conociera, apenas hubo miradas entre los dos y mucho menos gestos de complicidad. El emérito llegó a la capilla ardiente apoyado en un bastón y agarrado a uno de sus escoltas.
Tampoco quiso saber nada Felipe VI, que minutos antes había estado velando a Isabel II. Pese a coincidir ambos, el actual Jefe de Estado no quiso que se le fotografiara junto a su padre para alejar todo lo posible la sombra de los recurrentes escándalos que le han afectado y por los que, además, tiene una causa pendiente con la justicia inglesa. De esta forma, tanto Felipe VI como Letizia evitaron saludarlo. Al menos, ante las cámaras.
Hace una semana era una incógnita saber si Juan Carlos I asistiría a este evento. Existía su predisposición, pero necesitaba el visto bueno de la Casa Real y el Gobierno de España. Ambas instituciones quieren separar una vida de escándalos del reinado de su hijo. Recientemente, muchos trapos sucios han quedado al descubierto gracias a la serie documental de HBO. En ella se llega adecir que el rey emérito estaba detrás del golpe de estado del 23F y se muestran todas las relaciones extramatrimoniales que ha tenido durante estos años.
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