Pasaron dos jornadas en el arranque de Liga y nadie le llamó como había ocurrido en los últimos once años. El pasado 20 de agosto, en cambio, sí sonó su teléfono. El jefe de la sección de deportes de Canal Sur Radio profería un lacónico: “No contamos contigo”. Se lo repitió un par de veces más, sin más explicaciones, y hasta hoy.
José María Calado (Gelves, 1952), muy conocido en el mundo de la prensa deportiva sevillana por acumular más de dos décadas vinculado a los medios de comunicación, pero también por haber sido entrenador de la cantera del Real Betis y miembro de su secretaría técnica, no ha sido despedido de la RTVA por falta de profesionalidad o de pasión por su trabajo, al que “he dedicado mañanas, tardes, noches, madrugadas, fines de semana…”.
La justificación, hasta que alguien le diga lo contrario, hay que encontrarla probablemente en su otra faceta: la de concejal por Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Espartinas —desde hace dos años miembro del gobierno local de la localidad sevillana— y, especialmente, por su vertiente más combativa en defensa de la enseñanza y la sanidad públicas o por haberse posicionado abiertamente como antitaurino.
“Está claro —cuenta a lavozdelsur.es al otro lado del teléfono— que no hay otra historia aquí que la política; no me he escondido nunca, ni mi afiliación, ni mi trabajo sindical, ni nada de eso, estos nuevos dueños en la RTVA han visto que casi acabada la pandemia era el momento de quitar de en medio a este tipo que nos critica mucho por los toros, la educación, la sanidad pública… yo soy incómodo”. Nada de estas cuestiones, en cambio, interferían en el normal desarrollo de su relación mercantil como colaborador de La Gran Jugada, el espacio deportivo de Canal Sur Radio en el que llevaba más de una década participando.
“No hay criterio profesional que justifique que me echen”, apunta. Tampoco puede aludirse a que su despido forme parte de una reducción más amplia de personal colaborador. “Tengo un contrato mercantil de colaboración desde hace once temporadas, que se iba renovando tácitamente, y de todos los colaboradores que llevamos más tiempo, al único que han dicho que no siga es a mí”, mantiene, tras poner el asunto en manos de abogados. “Si fuera un tertuliano de cuota política lo tendría que asumir, pero soy trabajador de la casa, colaborador, y yo de lo que hablo es de deportes”, insiste.
Su abogado ha escrito a la dirección general de la RTVA, en manos de Juan de Dios Mellado —un cargo político puesto a dedo por el PP—. No ha obtenido respuesta. “Le escribimos en nombre de nuestro cliente, don José María Calado Hernández, como consecuencia del grave desprecio mostrado hacia su persona, tras haber finalizado, de manera tan sumamente abrupta y carente de todo mínimo de cordialidad, principios que, entendemos, deben regir las relaciones del ente público con sus colaboradores, la relación de colaboración que venían manteniendo con nuestro cliente desde el 29 de marzo de 2011, de manera ininterrumpida”.
El resumen de la misiva, que no ha encontrado respuesta, es el siguiente paso que piensa dar Calado: emprender acciones legales “ante la grave afrenta sufrida, tendentes a reparar su honor y buena imagen, completamente mancillada por unos actos que, entendemos, son impropios de las relaciones mantenidas, y que vulneran claramente todos los principios rectores de las relaciones de la Administración con sus administrados”.
"Claro que hay miedo, la situación es jodida"
“No me han permitido una despedida digna”, lamenta Calado, que ha recibido numerosas muestras de solidaridad y aprecio en las redes sociales. Aunque, probablemente, no estén todos los compañeros que hubiesen querido. Hay miedo en la RTVA. Así lo reconoce él mismo, a tenor del clima que ha estado respirando este tiempo atrás en la radio y televisión públicas de Andalucía. “Claro que hay miedo, evidentemente; hay personal de primera línea que no es fijo, que no es funcionario o de plantilla fija, son contratados, pero que llevan muchísimos años. La situación es jodida”.
El Consejo Profesional de la RTVA se quejaba hace unos días amargamente de que su constitución no ha servido para nada. Precariedad, propaganda del Gobierno de turno e incorporaciones por la gatera de periodistas de dudosa reputación. Un tertuliano que supuestamente iba a ser expulsado del ente público por sus comentarios homófobos y machistas, y al que finalmente han dado un espacio propio en la radio, y el fichaje estrella de Javier Negre, un periodista expulsado de El Mundo por inventarse una noticia y condenado por difundir bulos. Si este era el modelo del gobierno del cambio, es evidente que todo lo que puede ir mal es susceptible de empeorar.
Calado, que ha echado muchas horas en la radio, “pero encantado de echarlas”, recuerda que, tras entrenar en la cantera del Betis a la hornada de talentos que hicieron grande al club de la Palmera, los Joaquín, Capi, Dani…, pasó años más tarde a trabajar en Onda Cero e incluso tuvo una doble página los fines de semana en ABC. Ahora, los nuevos gerifaltes de Canal Sur —no solo son incapaces de cambiar el rumbo del ente público, sino que se trastabillan condicionados por el yugo de la extrema derecha— le dan la patada como pago a los servicios prestados. “Allí donde esté seguiré defendiendo a La Nuestra, una RTVA oública y al servicio de la ciudadanía andaluza”, ha escrito Calado en su cuenta de Twitter.