Moreno quiere ser Mañueco aprovechando que Andalucía no es Castilla y León. De momento, las constantes encuestas se comportan igual que se comportaban en el norte del país: tratando de "orientar el voto", en ausencia de ideas propias o un balance de gestión que realmente haya significado cambio. También podría tomar como referente a Susana Díaz que, al igual que Moreno, ganaba de forma amplia las elecciones en 2018 cuando faltaban 20 días para que se celebrasen. Luego ganó, pero, ya saben, todo fue muy diferente. La absorción de Ciudadanos es clave para la resolución final para el PP. Pero la desmovilización (o no) de la izquierda lo es aún más.
El discurso del miedo y del ‘que viene el lobo’ ha sido un recurso tradicional en la izquierda para enfrentarse a la extrema derecha. Parece que eso ya no vale. Pero, de hecho, lo sigue siendo, aunque con menor intensidad. Sin embargo, quien realmente está explotando este discurso —aprovechándose de los datos demoscópicos ya mencionados— está siendo el Partido Popular y el propio Juan Manuel Moreno.
Cuando Moreno apela a la mayoría "no radical" y que "no chilla" lo que hace es excluir a Vox. El candidato del PP está convencido de que su gestión y su marca unidas a las estrategias y banderas que habitualmente ha enarbolado el PSOE en Andalucía serán suficientes para lo que considera una "mayoría amplia". Sin embargo, al mismo tiempo, el presidente de la Junta reconoce que la mayoría absoluta es imposible. Por lo que la mayoría amplia se queda únicamente en mayoría. Y, con esa variable, Moreno queda a merced de Vox. Defender gobernar con mayoría suficiente —sabiendo que de una manera o de otra se dependerá de Vox— es, como ha escrito este miércoles en su columna en El Mundo un periodista nada sospechoso como Jiménez Losantos, convertir en ilegítimo un hipotético gobierno andaluz tras el 19J que aún no ha nacido, ni se sabe si nacerá.
Cada vez que el candidato de los populares excluye a Vox de sus pactos, Vox se envalentona y aumenta sus exigencias. Olona, de hecho, se crece. Este pasado martes hablaba de "motosierra" para segar todo lo que huela a enchufe de rojos, azules y naranjas. Tal cual. En ese escenario, el PP se retroalimenta. "Solo hay un Gobierno viable", repite Moreno cada vez que la extrema derecha le aprieta las tuercas. Dicha frase siempre está acompañada de una mención a la "Andalucía serena". El PP lo fía todo a las formas y nada al fondo para llegar a la mayoría absoluta que sabe imposible. Porque cuando se ha tratado de fondo, el presidente de la Junta rara vez no se ha puesto de acuerdo con la extrema derecha.
Y en esa disyuntiva entre el PP en solitario o el PP junto a Vox, muchos votantes progresistas están, o bien indecisos, o bien desmovilizados. Entre otras cosas porque las izquierdas no les ofrecen ninguna motivación para ir a votar. Entre tanto, Moreno insiste, pico-pala, con su voto útil para ver si ‘cae la breva’ y algún votante socialista se cambia de bando y lo vota para evitar la llegada de Vox a San Telmo. Esto mosquea porque significa no ofrecer ideas propias para seducir a los tuyos, y buscar auxilio en la desmovilización del adversario.
No está siendo raro escuchar tampoco de la boca del actual presidente de la Junta de Andalucía que muchos votantes del PSOE lo paran por la calle para decirle que le van a ‘prestar’ el voto. No sabemos si es cierto o no, pero es una estrategia bastante habitual para ganar credibilidad. La campaña de Moreno está basada en mirar al centro sabiendo que tarde o temprano tendrá que mirar a la derecha. Porque él mismo así lo reconoce. Como en 2018, la estrategia del PP, lo que se llamó el juego sucio de Bendodo contra la izquierda, consisten en desmovilizar para ganar.
En este ‘juego de trileros’, Moreno Bonilla ya ha sacado la baza de la repetición electoral para meter aún más presión a Vox y retroalimentarse de cada subida de tono que tenga la extrema derecha. Además, la formación tiene una candidata que se presta a esos cuerpos a cuerpos que Moreno puede ganar únicamente bajando el tono de su Vox. La repetición electoral no debería producirse si el presidente de la Junta es coherente con su motivo de adelanto electoral. Unos nuevos comicios significarían aplazar los presupuestos y la prórroga de los que se aprobaron en 2021 —con el apoyo de Vox—.
En toda esta estrategia tiene especial relevancia la desaparición de las siglas del Partido Popular. "Juanma Presidente", señalan sus carteles. El PP desaparece cuando Juanma sube al atril. No hay rastro de unas siglas letras que durante 40 años – con algunas excepciones – generaron rechazo en Andalucía. Su perfil no es muy diferente al de los candidatos socialistas y a eso se agarra para intentar hegemonizar las elecciones.
Tampoco quiere saber nada de sus compañeros de filas que lideran otras comunidades autónomas. Cuanto menos se note el Partido Popular en la campaña, mejor. Ni siquiera Ayuso, que tiene la mayoría más amplia de todas – salvando Galicia –, va a ser un recurso recurrente para Moreno. Jerez, Algeciras y poco, o nada, más. Competir con Vox puntualmente donde manden las encuestas, pero sin descuidar el objetivo central: ganar a la izquierda por agotamiento y desmovilización.