Que Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y lideresa del PP madrileño (y más allá), iba a visitar Jerez para apoyar a Juan Manuel Moreno Bonilla antes de las elecciones andaluzas es algo que se sabía desde hacía días. Lo que no se supo hasta última hora del lunes es que iba a ser este mismo martes, a mediodía.
La cita estaba prevista para las 12.00 horas, con una comparecencia ante los medios de comunicación en el Gallo Azul —luego paseó por la calle Larga hasta acabar en La Moderna, emblemático bar del centro de Jerez—. Pero empezó más de 20 minutos tarde. Cuando llegó Ayuso, la estaba esperando la plana mayor del PP local y provincial en la plaza del Arenal, soportando el calor que ya apretaba a esa hora.
La candidata del PP a la Alcaldía de Jerez, María José García-Pelayo; el descabalgado candidato y ahora número 4 en las listas del PP por Cádiz para el Parlamento andaluz, Antonio Saldaña; la número 1 por Cádiz y anterior delegada del Gobierno de la Junta en la provincia, Ana Mestre; el presidente provincial de los populares y número 1 por la provincia, Bruno García; y concejales y veteranos del partido, quisieron acompañar a Ayuso.
Cuando se baja del coche, en la esquina de la plaza del Arenal con la calle Armas, queda activado el modo campaña —se supone que para apoyar a Moreno, pero parece que también la suya propia—. Ahí empieza el recital de sonrisas, fotos y halagos a todo el que se le cruza por delante. Hasta el perro de un señor que pasaba por allí es acariciado por una Ayuso —homenaje, quizás, a Pecas, los tiempos en que era community manager de Aguirre— que, con su visita a Jerez, comienza su agenda en tierras andaluzas esta campaña, que acaba por la tarde en Algeciras, al contrario de lo que hizo en Castilla y León, donde fue omnipresente.
Aún no ha empezado oficialmente la campaña electoral de las elecciones andaluzas y ya queda claro que el PP está apostando fuerte por Jerez. En la ciudad estuvo el presidente andaluz, Moreno Bonilla, la pasada Feria del Caballo, también su segundo, Elías Bendodo, y en Jerez se presentaron las candidaturas del PP en cada provincia andaluza. En la ciudad tienen los populares bastante margen de mejora si se miran los resultados obtenidos en 2018, cuando fue la tercera fuerza más votada, a casi 4.000 votos del PSOE y a más de 4.800 de Cs.
Hay expectación en el entorno de plaza del Arenal y calle Larga a la llegada de Ayuso. Hay señoras que preguntan a qué viene este revuelo, como también algún que otro concejal del pleno jerezano, porque no es normal el despliegue mediático que se ve a unos pocos metros, en el Gallo Azul. Más de una docena de cámaras de televisión —incluida Telemadrid—, otras tantas de fotografía, redactores… y bastante público.
“¿No te enterabas de qué venía? Se hizo público anoche”, le comenta un hombre entrado en edad a su mujer, que se asoma asombrada a la marabunta y vislumbra a la presidenta madrileña. Ayuso, a su paso, va saludando a todo el mundo, lo mismo a un matrimonio que está sentado en un banco de Lancería, que a personas que se acercan para fotografiarse con ella, que a cualquiera que pase por allí. Ella saluda, no pregunta.
La comitiva que la acompaña va marcando la pauta. Además de los cargos políticos, hay escoltas, y también militantes del PP jerezano que ayudan a que el acto salga como habían planeado. “Cuando diga algo, aplaudid como si no hubiera un mañana”, le dice un joven a una señora mayor que ve pasar a Isabel Díaz Ayuso a pocos metros, camino del atril situado en plena calle Larga para hacer unas breves declaraciones, folios en mano. En el atril se puede leer “Andalucía avanza”, con el logo del PP pequeño justo arriba, cambiando el azul popular por el verde.
Tampoco se puede decir que el discurso de Ayuso esté adaptado a la tierra que pisa. En uno de los dos actos que realiza en la provincia de Cádiz —solo visita Jerez y Algeciras este martes, ya no volverá—, la lideresa madrileña habla de Cataluña, de la financiación de la Comunidad de Madrid y hasta ha nombrado a Bildu en su ataque al Gobierno central, que según ella “está arruinando a todos los españoles, a las clases medias y por supuesto a las liberales”.
Ayuso titubea cuando se le pregunta por el informe del Ministerio de Hacienda que recoge que Madrid recibió el año pasado 2.086 millones de euros del Gobierno central, 946 millones más de los que estaban en en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y mucho más que Cataluña, que recibió 739,7 millones, un 35,7% menos de lo comprometido por el Ejecutivo central. Ambas regiones aportan en torno al 20% del PIB nacional cada una, pero los madrileños concentraron el 25% de las inversiones y los catalanes el 9%.
Ella “niega la mayor”, y dice que pronto hablará “con datos” de que no es así, e insiste en que en materia de infraestructuras “Cataluña ha recibido el doble que Madrid”. Que un informe de Hacienda no le estropee un buen lema de campaña (permanente). La pregunta del periodista, por cierto, no gusta a uno de los asistentes, que le recrimina que ponga a su líder en aprietos. “Ya está bien de tanto preguntar…”. Se ve que eso de la libertad tan pregonada no iba por la prensa, más bien por las cañas. Los ayusers son así.
“Me preocupa lo que está pasando en nuestro país”, señala Ayuso, leyendo en el atril, para acto seguido decir que “el socialismo se quedó en el siglo XIX y Andalucía hace mucho que entró en el siglo XXI”. De la gestión de Moreno Bonilla, al que, directamente, menciona poco, destaca “que empezó la senda de bajar impuestos” o las cifras de nuevos autónomos en la región. Acto seguido, salta a Cataluña y al tema del día: la no aplicación por parte de la Generalitat del 25% de castellano en las aulas. Ella se erige en la encargada de liderar un frente que “acabe con el adoctrinamiento en los libros de texto”.
Aunque Ayuso también manda un recado a Vox: “Los Gobiernos cuando son de un mismo color son más eficaces que cuando son en coaliciones”. A Moreno Bonilla le desea un “Gobierno en libertad”, es decir, sin la ultraderecha en el Consejo de Gobierno. Pero va más allá: “Yo tengo claro con quién no pactaría, por ejemplo con aquellos que durante tantos años en Andalucía se gastaron el dinero de los parados en cocaína, en prostíbulos o en crear redes clientelares”.
Su dosis de populismo facilón no puede faltar. ¿Qué le gusta de Jerez?, le preguntan. Ella responde que “su ambiente, su gente, su gastronomía y su alegría”. Algo que vale para Jerez y para casi cualquier ciudad española. Pero da igual, los asistentes, los fieles que sabían que iba y quienes pasan y se quedan a escucharla, le lanzan halagos, “como si no hubiera un mañana”, como proclamaba el militante de antes. “A mí me encanta, y a mi marido también”, dice una señora, poco antes de que Ayuso acabe de hablar.
El tour jerezano de la líder madrileña pasa por el interior del Gallo Azul, al que sube con los cargos del partido para probar un vino de Jerez —seguramente dulce, confirman desde el entorno—, para luego andar con dificultad los escasos metros que separan el negocio de La Moderna, en la misma calle Larga, por la que se para en incontables ocasiones para hacerse fotos. Fotos y más fotos que provocan que tarde media hora en recorrer los 300 metros que hay entre ambos bares. De camino, hasta se subió a un autobús urbano. “A ver si ponéis más viviendas para los jóvenes”, aprovecha para decir una mujer que pasa por allí y que se entera de que son políticos. Otra directamente huye despavorida al oír quienes son. Hay de todo.
En La Moderna, antes de entrar, el dueño de la tienda de juguetes colindante le quiere hacer un regalo. Concretamente, un Funko —una figura de estilo japonés de cuerpo pequeño y gran cabeza— de Daenerys Targaryen, la Khaleesi de Juego de Tronos, también madre de dragones. ¿Quizás le encuentra algún parecido? En el bar se toma una caña y algunas tapas, como chicharrones o papas aliñás, antes de dirigirse al Hontoria Garden, fuera del centro. Lo que pasó ahí sólo lo pueden contar los militantes y cargos del PP que estaban invitados.
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