La velocidad de la política tergiversa el tiempo. Los acontecimientos transcurren mucho más rápido que los días. La campaña permanente contamina cada decisión y cada palabra que se dice. En el PSOE andaluz esto es aún más pronunciado. Hace diez años, Susana Díaz aún no era presidenta de la Junta de Andalucía. De hecho, lo era José Antonio Griñán, que puede entrar en la cárcel en cualquier momento.
El PSOE vivía buenos tiempos en Andalucía. No los mejores, pero podríamos decir que buenos. Y nada hacía pensar que pudieran empeorar. No hace tanto de aquello. De hecho, hace muy poco, pero parece un siglo. Esto también afecta a la actualidad. Juan Espadas apenas lleva año y medio al frente de la formación. Esta misma semana se ha cumplido un año desde que renunció a la Alcaldía de Sevilla para centrarse en el partido a nivel regional. Sin embargo, su liderazgo ya está en entredicho.
En lo poco más de 18 meses que lleva al frente de la formación que prácticamente ha sido hegemónica en la política andaluza, Espadas ha sido el rostro del peor resultado de la historia del partido en unas elecciones autonómicas con los 30 escaños logrados el 19 de junio de 2022. Tres menos que su predecesora Susana Díaz cuando perdió el poder en San Telmo. Además, era la primera vez que el PSOE no lograba ser la fuerza más votada en el conjunto de Andalucía. No obstante, lo más impactante fue que, por primera vez en cualquier tipo de elecciones, los socialistas no conseguían teñir de rojo la provincia de Sevilla.
Es por ello que las elecciones que se celebran dentro de cinco meses serán un juez para Espadas y su crédito al frente de la formación. Si el PSOE andaluz era el corazón del nacional, el PSOE de Sevilla lo es del andaluz. En cualquier caso, los socialistas siempre se han definido como municipalistas. La red de militantes en cada rincón de cada pueblo sigue existiendo y, además, en la coyuntura actual es la mejor forma de hacer oposición que tiene la formación que dirige Espadas.
Algunas voces por los pasillos del Parlamento no entienden demasiado bien la oposición a la mayoría absoluta que están ejerciendo los socialistas. Sin embargo, el error al superar el plazo para presentar enmiendas a los Presupuestos de 2023 provocó que las grietas aumentaran. Poco después, en la valoración del año, el líder socialista le quitó hierro al asunto diciendo que el PP ya las había rechazado durante la ponencia.
En este sentido, también quiso mostrar autoridad y firmeza negando la disidencia interna, reafirmando su capacidad de compatibilizar la secretaría general con el cargo de senador y asegurando que nadie del equipo de dirección le había reprochado nada ni estaba disconforme con la forma de actuar del grupo parlamentario. También 'invitó' a aquellos que pensaran diferente a comunicarlo a las direcciones provinciales o a la propia dirección regional. Espadas cerró filas, pero cuando el río suena, agua lleva.
Las críticas a Espadas
El cuestionamiento del que fuera alcalde de Sevilla existió desde su llegada. Pero la urgencia por sustituir a Susana Díaz era mayor. Espadas era el principal activo de los socialistas sobre el terreno al ser el regidor de la capital de Andalucía. Sin embarog, aunque eso entre la militancia podía ser un plus, fuera de ella podía causar rechazo.
El problema es que Juan Espadas era el rostro de la renovación sin ser la renovación. No es que llevara siete años al frente del Ayuntamiento de Sevilla, sino que había sido consejero en los gobiernos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Es decir, compañero de gabinete de Susana Díaz, la persona a la que venía a sustituir.
Por si esto fuera poco, en la ecuación hay que incluir la complejidad de Andalucía y las relaciones entre su parte oriental y su parte occidental. Todos los secretarios generales del PSOE-A han llegado desde Sevilla. La zona oriental, donde existe un sentimiento de agravio, no tenía motivaciones para respaldar al que hasta hace unos meses era el alcalde de la capital hispalense. No había guiños lo suficientemente potentes del aparato socialista a una parte muy importante de la comunidad a pesar de que la número dos (Ángeles Férriz) fuera de Jaén.
Desde la oposición se suman a las críticas. El Partido Popular, desde la cómoda mayoría absoluta, acusa de Espadas de haber perdido el perfil propio que tradicionalmente mantenía el PSOE andaluz. De hecho, en alguna ocasión, se han referido al líder socialista como "portavoz (o delegado) de Sánchez en Andalucía". Un calificativo que en más de una sesión de control ha provocado el malestar de Espadas.
Muchos municipios en juego
De los 785 municipios que hay en Andalucía, más de 450 tienen alcaldes socialistas. Esto quiere decir que más del 50% de la comunidad está en manos del PSOE. Entre ellos hay capitales como Granada, Huelva, Sevilla o Jaén. En las municipales, la marca tiene mucho que perder y no demasiado que ganar. El resultado determinará si es un punto de inflexión ante la dinámica de crecimiento que mantiene el Partido Popular o si, por el contrario, el 'espíritu' de Juanma Moreno también ha llegado a la política de cercanía. Algunos candidatos socialistas tienen claro que en la campaña deberán desmarcarse de los rostros regionales para potenciar las candidaturas.
La última referencia vuelven a ser las municipales. Y el mapa andaluz cambió mucho. El predominio rojo se esfumó para teñirse de azul casi al completo. Si los socialistas gobiernan en 450 municipios, la victoria del PP se produjo el pasado junio en 567. Más del 70%. El PSOE, por su parte, tan sólo logró imponerse en uno de cada cuatro con un total de 206.
Comentarios