Este Lunes Santo, después de un retraso considerable y alguna que otra discrepancia entre los partidos implicados, Alfonso Fernández Mañueco, líder del Partido Popular en Castilla y León, será investido como presidente de la comunidad con los votos de Vox, formación con la que ha llegado a un acuerdo para que esté dentro del Gobierno. Será el primer Ejecutivo regional con presencia de la extrema derecha, aunque en la anterior legislatura ya ha habido un apoyo externo, pero explícito, en varias comunidades.
Este paso que da el Partido Popular, el mismo día en el que se pide un cordón sanitario en Francia, seguramente sea un punto de no retorno. Los populares se tiran a los brazos de Vox como socio preferente. Algo de lo que se es consciente en Andalucía y que, en gran parte, va a condicionar la fecha electoral. Sin embargo, esta primera foto del PP con su nuevo aliado no contará con el recientemente nombrado líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo. El gallego directamente se ha quitado del medio, un hecho que no es irrelevante y que le obliga a cabalgar entre las contradicciones de su etiqueta de moderado y que el primer gobierno de su liderazgo sea con la extrema derecha.
Mañueco, cuando ha sido preguntado, ha dicho que lo importante es que esté él, que es el que va a ser nombrado presidente de la Junta de Castilla y León, pero es obvio que los focos estarán más en los ausentes que en los presentes. Durante la primera parte de su discurso, Mañueco ha tendido lazos con la formación de extrema derecha. No le queda otra, por otro lado, ya que va atener que compartir con ellos Consejo de Gobierno durante los cuatro próximos años. En estos días atrás, sólo Ayuso ha hecho una defensa clara de esta coalición.
Mientras Feijóo se avergüenza por este acuerdo, en Vox sacan pecho y toda la artillería. Su líder nacional, Santiago Abascal, sí estará presente en la sensión de investidura para celebrar este primer gobierno regional, aunque en el partido insisten en acabar con las comunidades autónomas. De momento, la primera que han podido, la han cogido.
El próximo capítulo será en Andalucía, donde las encuestas ya dan a la extrema derecha un peso considerable dentro del Parlamento de Andalucía. En el barómetro del Centra - de la Junta - Juan Manuel Moreno lograba más escaños que toda la izquierda junta, pero Vox superaba los 20 parlamentarios, una cifra que es complicado ignorar y que, a buen seguro, provocaría cesiones por parte de los populares. De momento, en Castilla y León ya se da por hecho el fin de la Ley de Violencia de Género y de Memoria Histórica.