Hace apenas once meses un nuevo curso político comenzaba en Andalucía con cierta resaca electoral. Se inauguraba una nueva legislatura, completamente rupturista con lo que hasta el momento había conocido la comunidad. Por primera vez, el Partido Popular tenía que gestionar un gobierno en mayoría absoluta.
No ha pasado siquiera un año y, sin embargo, el 'efecto Moreno' parece haber tocado techo. Lo paradójico es que si las vacaciones hubieran llegado hace dos meses hablaríamos de consolidación. Al igual que el año pasado, el curso político ha finalizado con unas sorprendentes elecciones. De hecho, a nivel nacional no habrá vacaciones plenas debido a que el Congreso se constituirá en pleno mes de agosto.
Sin embargo, lo sucedido en las urnas el pasado 23 de julio ha agitado el tablero político andaluz. Por primera vez, las formaciones de izquierdas han mostrado capacidad de movilización para que la victoria de los popular — la tercera en un año— esta vez no haya sido incontestable ni haya superado las expectativas.
Quizás por ello en la noche electoral se escuchaban gritos de celebración en la sede del PSOE andaluz pesar de haber retrocedido en escaños y haber quedado por detrás de la formación de Juanma Moreno y quizás por ello las caras en el grupo popular eran bastante menos alegres que en la bancada socialista durante el último pleno antes del verano.
En cualquier caso, y sin restar importancia a lo sucedido en las elecciones generales, se puede calificar el primer año de la nueva legislatura con Moreno al frente de la Junta de Andalucía como plácido. El respaldo de los 58 diputados en el Parlamento ha permitido al Ejecutivo andaluz llevar a cabo su programa electoral. Sólo el rechazo social a determinadas medidas ha retrasado algunas de las políticas que el Partido Popular quería implantar en la comunidad.
El 'efecto Moreno' toca techo
Las sesiones de control para Juanma Moreno han sido durante el primer año de legislatura un paseo militar. El líder del Partido Popular y presidente de la Junta de Andalucía ha estado cómodo en (casi) todo momento. Si bien la anterior legislatura sirvió al PP para bajar los impuestos, en este nuevo mandato los populares han tomado decisiones más polémicas con la confianza de que las próximas elecciones quedan lejos.
En esta línea, para culminar la reforma fiscal, Juanma Moreno sorprendió en septiembre anunciando la supresión del Impuesto de Patrimonio, un tributo que pagaba un pequeño porcentaje de las mayores rentas de Andalucía. Aquello terminó en un nuevo enfrentamiento con el Gobierno de España, que como respuesta anunció un impuesto a las grandes fortunas.
En realidad aquel episodio muestra bastante bien el rumbo de la legislatura. Moreno no sólo se ha hecho un político fuerte dentro de Andalucía, sino también en su propio partido. La Junta se ha convertido en uno de los pilares básicos del Partido Popular en la oposición a Pedro Sánchez.
Muestra de esto es, posiblemente, el mayor conflicto que ha tenido que gestionar el presidente andaluz. Tras las elecciones, el Partido Popular volvió a registrar en el Parlamento de Andalucía una proposición de ley para regularizar hectáreas de regadíos en el Parque Nacional de Doñana a pesar de que la situación del entorno es crítica debido a la sequía. Este capítulo es el que más daño le ha hecho a la imagen de moderación que Moreno ha construido en todos estos años. Sin embargo, le valió para que el Partido Popular se hiciera por primera vez con la Diputación de Huelva.
La gestión sanitaria tampoco ha sido tarea fácil. Principalmente por la inclusión de la Atención Primaria en una orden de tarifas para poder concertar el servicio. La polémica decisión de Catalina García provocó grandes movilizaciones, algún quebradero de cabeza al presidente de la Junta y la obligación de mostrar una mayor cercanía con los agentes sociales a través del Pacto Social y Económico.
Aunque las elecciones municipales del 28M supusieron la consolidación de Juanma Moreno como un político 'atrapalotodo' al conquistar las ocho capitales de provincia y seis diputaciones, dos meses después el escenario político muestra que el Partido Popular andaluz ya no puede crecer más. Prueba de ello es el resultado de las elecciones generales, donde Andalucía podía marcar las diferencias para un Gobierno de Feijóo y, sin embargo, quedó una sensación agridulce en las filas populares. Al PP, a pesar de haber ganado en siete provincias, se le resistió Sevilla, símbolo de resistencia del socialismo.
El PSOE se encuentra poco a poco
El camino de los socialistas andaluces ha sido opuesto al que ha experimentado Juanma Moreno. La legislatura comenzó con el PSOE digiriendo los peores resultados de su historia en unas andaluzas. Con apenas 30 diputados debían hacerle frente a un grupo parlamentario de 58 escaños y a toda la Junta de Andalucía.
Los errores de Moreno en Doñana y en la sanidad han sido oportunidades que parecía que los socialistas podían aprovechar, pero que no sirvieron para doblar el pulso al presidente andaluz, como se demostró con los resultados de las elecciones municipales, donde los socialistas perdieron mucho poder territorial.
Pese a ello, a ritmo de Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero, el PSOE empieza a confiar en que es posible darle la vuelta al tablero político andaluz. A pesar de haber sido segunda fuerza en tres elecciones consecutivas, los socialistas señalan el pasado 23J como la primera gran derrota de Juanma Moreno.
La formación que dirige Juan Espadas logró recuperar 500.000 votos en los dos meses que transcurrieron entre las municipales y las generales. No obstante, hay que tener en cuenta las diferentes coyunturas. En cualquier caso, desde las filas socialistas están convencidos de que se puede meter mano al sólido Gobierno de Moreno atacando la gestión. Un gran ejemplo está en la última sesión de control antes de las vacaciones, donde Juan Espadas prefirió indagar sobre la opacidad de los contratos de emergencia que la Junta de Andalucía utilizó después de la pandemia a través de un procedimiento caduco.
Por Andalucía y el impulso de Sumar
Si había una formación que comenzaba la legislatura en una situación complicada era la coalición de izquierdas. La relación entre IU y Más País con Podemos no es la mejor de las posibles y la precipitación andaluza por construir una alternativa acabó en un gran fracaso electoral. Todo se agravó en el primer mes del curso, cuando desde IU se decidió relevar a Alejandra Durán (Podemos) de la Mesa del Parlamento, para situar a Esperanza Gómez (Más País).
Después de ese capítulo lo cierto es que la coalición ha funcionado sin demasiado ruido para el que se podía intuir en un inicio. Las cabezas visibles del grupo tenían claro que la prioridad debía centrarse en el trabajo parlamentario para que la sangre no terminara llegando al río. La coalición, incluso, ha conseguido aislarse de toda la negociación entre Sumar y Podemos para las elecciones generales. Al menos de puertas para afuera.
A todo ello ayuda que el Partido Comunista, a pesar de no tener representación en el Parlamento de Andalucía, parezca indestructible. Sus bases siguen activadas y ello ha permitido a la coalición amortiguar el golpe dentro de un escenario que a nadie se le escapa que es complejo.
Vox, de Macarena Olona a la ruptura con Moreno
La extrema derecha ha vivido varios cursos en uno desde septiembre. La formación de Santiago Abascal se presentó a las elecciones con Macarena Olona como candidata, pero la vida parlamentaria comenzó sin la alicantanina ya en las filas de Vox. La marcha apenas se ha notado porque la cabeza visible de la formación ha sido Manuel Gavira, quien traía experiencia de la anterior legislatura.
Lo cierto es que la posición de Vox en la legislatura no está siendo sencilla. A pesar de que mejoraron sus resultados en las andaluzas, su influencia ha disminuido mucho debido a la mayoría absoluta del Partido Popular. El perfil de la extrema derecha ha sido duro durante todos estos meses, pero aumentó después del fiasco del 23J con un último pleno donde hubo bronca mutua.
El último pleno supuso una bronca entre dos formaciones que habían mantenido una buena relación en la pasada legislatura. Relación que, por otro lado, se explican desde la necesidad de ambas. Andalucía fue el primer territorio con influencia directa de la extrema derecha y, de momento, todas las medidas que Vox pactó con Moreno siguen en liza. No obstante, la formación ha terminado avanzando más en otros territorios donde ya ha mostrado su modelo de gestión.
Moreno logró la mayoría absoluta gracias a su capacidad para mostrarse como voto útil para frenar a la extrema derecha. Sin embargo, tras los pactos municipales y autonómicos, las elecciones generales han mostrado un escenario en el que las relaciones con la formación de Abascal pueden servir de motor para movilizar al votante progresista.
Adelante, un año complicado
A partir de los dos diputados logrados en el Parlamento de Andalucía los andalucistas buscaban consolidar su proyecto. Además, tenían que hacerlo sin Teresa Rodríguez ni José María González 'Kichi', que renunciaban a la vida institucional. Una situación complicada de gestionar que ha acabado con Adelante sumergida en un proceso de reflexión.
Los resultados en las generales han sido mucho peores de lo esperado. No ya por no lograr escaño, sino por la escasez de votos conseguidos en la provincia de Cádiz. Apenas un 1,4% apostó por la formación andalucista. La convocatoria de elecciones supuso un proceso acelarado en el seno andalucista que tuvo que decidir a contrarreloj dentro de un contexto muy específico. Para no dañar en exceso a la izquierda, Adelante decidió marchar en solitario en la provincia de Cádiz y renunciar al resto de circunscripciones. Pero el electorado progresista prefirió aglutinar su voto en el PSOE y Sumar.
Dos meses antes, las sensaciones no fueron mucho mejores. Cádiz era el principal Ayuntamiento de la formación y la unión en la capital gaditana con Izquierda Unida daba opciones de mantenerlo. Al final, la coalición se vio superada por el PSOE y, además, en el último momento la candidatura popular logró la mayoría absoluta. En Sevilla, el otro gran reto, tampoco lograron representación los andalucista.
El panorama en la formación es incierto debido a unos resultados en las generales que ha descolocado a los miembros de Adelante Andalucía. No obstante, dentro creen que sigue habiendo hueco en la política para un partido de corte andalucista.
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