Alguien debería advertir a una veterana e histórica dirigente del PSOE como Amparo Rubiales que si algo necesita la política española a todos los niveles es rebajar los decibelios y los insultos.
De la misma manera, también habría que recomendarle alejarse del uso de redes sociales de modo tabernario, grosero y faltón, para hay ya legiones de bots, especialmente de la ultraderecha y la ultraizquierda, que se dedican a generar crispación y desasosiego diario. Sin embargo, lejos de pedir disculpas por meter la pata, por contribuir a lo que debería evitarse a toda costa, una política curtida en otra época no rectifica y en un nuevo tuit vuelve a llamar "nazi" a Elías Bendodo.
"Jamás debe usarse la religión, origen o etnia de alguien para la crítica política aunque, como en mi caso, la intención fuese señalar una grave incoherencia. Mis disculpas y corrijo: Bendodo es un nazi", escribió a última hora de este miércoles Rubiales, después de que desatara una oleada de críticas, reproches y peticiones de cese por calificar al ex consejero de Presidencia andaluz y coordinador general del PP como "judió nazi".
El cuestionado liderazgo de Juan Espadas en el PSOE andaluz, que pretendía hacer de la moderación y el sosiego virtud, encuentra un flaco favor en los tuits de la presidenta del PSOE de Sevilla, que pudiendo hacer uso de numerosos flancos de crítica legítima y constructiva ha optado directamente por el insulto.
La Ley de Godwin, en honor al abogado estadounidense que la ideó, afirma que en un grupo de discusión ésta caduca (se cierra el hilo, hablaba él) cuando uno de los participantes menciona a Hitler o a los nazis. También decía que el primero que hacía esa analogía quedaba descartado automáticamente para debatir pues, como se ha dicho, la discusión quedaba caduca. O como dijo el insultado, Elías Bendodo, "quien califica así se califica a sí mismo".