Partido Popular y Vox quieren elecciones, pero ninguno se atreve a ser acusado como el causante de la cita electoral. Moreno Bonilla lleva semanas palpando el pulso a la sociedad andaluza y a los medios de comunicación. En cada intervención va dejando un rastro para ver quién lo sigue. Lejos quedan esas afirmaciones tajantes sobre la intención de finalizar la legislatura.
Tal es así que desde el Gobierno de la Junta de Andalucía ven una pinza gigante donde no hay absolutamente nada. El fantasma de la pinza se lleva ondeando desde los últimos meses del año, después de que PP y Ciudadanos no fueran capaces de sacar adelante los presupuestos. Sin embargo, posteriormente, no han tenido problemas para sacar leyes y decretos. La mayoría con Vox, pero algunos también con el PSOE.
Vox durante los últimos 12 meses no ha escondido sus deseos de adelanto electoral, pero tampoco ha hecho nada por provocarlo. Si lo quisieran de verdad, con haber bloqueado mínimamente el Parlamento, le hubieran dado a Moreno la excusa perfecta. El esquema siempre es el mismo, presión mediática, anuncio de voto contrario al Gobierno y, en el último momento, acuerdo milagroso para salvar cualquier medida o evitar una comparecencia.
El último ejemplo fue este miércoles en la Diputación Permanente del Parlamento de Andalucía. Un día antes, el portavoz de la formación de extrema derecha había anunciado el voto favorable para pedir un pleno extraordinario en el que compareciera Jesús Aguirre para dar explicaciones sobre la situación sanitaria. 24 horas después, el voto afirmativo se convirtió en una abstención y el consejero de Salud evitó tener que comparecer. Algo similar ocurre con la petición de que Moreno Bonilla explique en sede parlamentaria la presunta Caja B del PP en Almería. Vox, con sus votos, lo ha bloqueado.
A la vez que ocurría esto en las Cinco Llagas, desde Madrid, Moreno Bonilla repetía que no iba a permitir un bloqueo. Si la pinza continuaba, tendría que convocar elecciones inmediatamente. Pero para que algo continue, primero tiene que empezar.
Horas más tarde, Manuel Gavira, en una entrevista en 7tv, manifestaba que el presidente de la Junta quería elecciones “ya” y lo acusaba de no tener el “suficiente arrojo” para darle al “botón electoral”. Gavira invitaba a Moreno Bonilla a ser valiente. El perfil de Vox en twitter añadía a un mensaje del presidente que “ya tardas en convocarla”.
Ambos lo tienen en su mano, pero ninguno da pasos para que se haga realidad. El cruce de estas semanas es más de palabras que de hechos. Quizás Vox aún no esté preparado y necesite aclarar cuestiones sobre su candidatura. Por si acaso, Moreno Bonilla ya bromea con una de las personas que suena con más fuerza, Macarena Olona.
Ciudadanos es la tercera pata de este banco. Moreno también bromeó con Juan Marín tras la presentación de Andalucía, la escena fue comprometedora para ambos porque el presidente de la Junta prácticamente se despedía de la coalición mientras Marín anunciaba que volvería otros cuatro años.
El portavoz de la formación naranja en el Congreso, Edmundo Bal, también sabe que unas elecciones serían el hecho definitivo para la irrelevancia de Ciudadanos, un partido al que sólo le queda un gobierno autonómico de los cuatro que tuvo, el de Andalucía. Bal, durante este jueves, ha mostrado su preocupación por un posible adelanto, aunque defiende que la preocupación es "por los andaluces, no por Ciudadanos". Además, Bal ha añadido que a Ciudadanos le quedan muchas cosas por hacer. El problema, quizás, es que el Partido Popular no va a necesitar a Ciudadanos para hacerlas.
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