Hace niebla una mañana de diciembre. Las puertas del Casino Bahía de Cádiz están cerradas. “Es raro, siempre las tienen abiertas”, dice Alejandro Gutiérrez. El actual portavoz provincial de Adelante Andalucía ya sabe lo que pasa. Desde que fue despedido el pasado agosto, ha alzado la voz, algo que, según él, no es de agrado para el grupo Comar, gestor de nueve casinos en España, para el que ha trabajado durante 18 años de su vida.
El portuense, de 45 años, mira el emblemático edificio en el que tantas noches ha sido crupier. Allí, desde el aparcamiento, lucha por su readmisión después de que la empresa rechazara su incorporación tras una excedencia forzosa por cargo público. La política, la lucha sindical y las cartas no estaban en los planes de aquel joven que se ganaba con anterioridad su sueldo en supermercados.
De hecho, desconocía lo que era un crupier hasta el año 2002. “Me enteré por el periódico que estaban buscándolo. Yo nunca había escuchado esa palabra, la verdad”, confiesa. Se presentó a la convocatoria donde recuerda 300 personas muy arregladas, una serie de exámenes de cálculo de monedas y la típica pregunta de qué hay que hacer si un barco se hunde.
Fue unos de los alrededor de 15 seleccionados y, ese verano, estuvo tres meses en el Casino. Después, “nos dijeron que no hacía falta gente, pero que en Menorca sí, y estuve un año y ocho meses allí”, comenta. Cuando le comunicaron que varias personas se habían prejubilado y que podía regresar a su tierra, así lo hizo y, desde 2004, se asentó en la plantilla donde empezó a percibir una serie de “injusticias”.
Alejandro asomó la cabeza en el mundo de los sindicatos y fue así como, durante varias legislaturas, desde 2006, formó parte del comité de empresa. Todo este tiempo ha sido una persona implicada en la defensa de los derechos laborales y del cumplimiento de convenios. Por eso, ha interpuesto denuncias en Inspección de Trabajo o en los Juzgados y ha organizado huelgas con la esperanza de mejorar los salarios y frenar las irregularidades que veía ante sus ojos.
Esas que removieron sus entrañas y que le llevaron en 2015 a entrar en política. Así, fundó el círculo de Podemos en El Puerto, donde fue secretario general y, de lidiar con conflictos en las mesas de juego, pasó a hacerlo en otro campo. Vienen a su mente la candidatura de Levantemos El Puerto y la de Adelante El Puerto, coalición con la que se presentó a la alcaldía en 2019, unas elecciones en las que obtuvieron tres concejales, entre ellos, él.
“Se me hacía imposible llevar las dos cosas, el horario del Casino, salir a las 5.00 y los plenos al día siguiente”, comenta Alejandro, que pidió una excedencia forzosa por cargo público. En agosto de 2019 renunció al comité de empresa y, posteriormente, tomó posesión como concejal del Ayuntamiento de su ciudad natal, al mismo tiempo que compaginaba su cargo como portavoz municipal de Adelante.
El Casino le concedió la excedencia. Años después, en 2021, fue destituido como portavoz del grupo municipal por los incidentes internos del partido regional, pero, según detalla a lavozdelsur.es, los 43 días fue dado de alta en la Diputación de Cádiz como segundo portavoz, dándole el relevo a Jose María González Kichi, que entraba a la Alcaldía de Cádiz.
"Me han dejado sin finiquito y sin derecho a solicitar el paro"
Su mandato cumplió en agosto de 2023, momento en el que tiene que abandonar el cargo público. “Envié el documento de reincorporación según marca la ley y añadí voluntariamente una vida laboral porque había visto que en otros casos las empresas se la piden al trabajador para comprobar que en este tiempo no ha aprovechado para irse a trabajar a empresas de la competencia”, concreta.
Pero su petición ha sido rechazada. Alejandro no volvió al Casino el 7 de septiembre, como había solicitado. “Me han dejado sin finiquito, que ronda unos 30.000 euros teniendo en cuenta la reforma laboral, y sin derecho a solicitar el paro", añade. Según traslada, “la empresa me contesta que hay una baja y un alta, la baja como portavoz del grupo municipal en el Ayuntamiento, y el alta como portavoz de Diputación. Me dice que tenía que haber enviado la reincorporación en esos días. Es una interpretación arbitraria”.
El crupier sostiene que la empresa alega que la causa legal por la que se le concede la excedencia queda extinguida por el cambio de cargo. En cambio, defiende que él no deja de ser concejal –el motivo de esta excedencia– cuando cambia de cargo, porque "no puedo ser diputado sin ser concejal".
Su petición de regreso coincide con un proceso de elecciones sindicales en el comité de empresa. Alejandro interpreta que, detrás de su despido, más allá de la burocracia, están otros intereses. “Al haber sido delegado sindical, me iban a elegir. Con esta estratagema la empresa intenta conseguir que no me pueda presentar. Intenta quitarme de en medio”, dice.
El portuense denuncia que “están violando los derechos fundamentales como el artículo 14 de la Constitución a la no discriminación”. Y acusa a la empresa de intentar “desprenderse de un trabajador conflictivo a su modo de ver, un trabajador que organiza huelgas, que protesta, que denuncia los incumplimientos”.
"Hacer política es un derecho fundamental"
A lo largo de estos años, como diputado provincial y como concejal, a Alejandro se le ha visto involucrado en la huelga del metal, en el conflicto de la panadería Butrón en Chiclana o en el de las trabajadoras de la lavandería del Hospital Puerta del Mar.
“Lo peligroso de esto es que se traslade a la ciudadanía, que la clase trabajadora no podemos hacer política o que no podemos defender los derechos laborales en nuestro centro de trabajo. Hacer política es un derecho constitucional, es un derecho fundamental para todos y todas en igualdad y no podemos dejar que las empresas actúen con esta impunidad con respecto a un derecho fundamental como es participar en lo público. Somos sufragio activo y pasivo. Elegir y ser elegido es un derecho fundamental”, manifiesta desde la puerta del Casino.
Va a pelear por su caso hasta el final. Entre la niebla, cuenta que tiene la conciencia tranquila porque nunca le han abierto un expediente por mal comportamiento y considera que es “un trabajador modélico, aunque esté feo que lo diga yo”.
“Sabemos que los trabajadores que pelean por sus derechos laborales no son trabajadores que sean bienvenidos en las empresas. Pero es una cuestión de dignidad”, suspira. No va a quedarse de brazos cruzados. Además, cuenta con el apoyo de su formación, Adelante Cádiz, que ha organizado una concentración para reclamar su readmisión este jueves 14 de diciembre a las 20.00 horas a las puertas del Casino Bahía de Cádiz. "La campaña no quedará ahí", afirma.
Este medio ha tratado de recabar la versión del grupo Comar a través de su departamento de comunicación, sin éxito.
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