La importancia de un grupo parlamentario: el ostracismo de los diputados de Adelante Andalucía

Un año después de la expulsión, lavozdelsur.es ha hablado con diputados y miembros de Adelante Andalucía para ver cómo les afecta ser diputados no adscritos en el día a día

'Kichi' y Teresa Rodríguez, con el nuevo logo de Adelante Andalucía, hace unos meses.
'Kichi' y Teresa Rodríguez, con el nuevo logo de Adelante Andalucía, hace unos meses.

Hace poco más de un año la izquierda en Andalucía se rompió. En 2001, Juan Carlos Aragón escribió un cuplé sobre la ruptura o el divorcio entre Martínez Ares y su grupo. Acababa diciendo “pa ti la tienda y pa mí los niños”. La intrahistoria de aquello es compleja. Igual que la del tema que nos ocupa. La ruptura entre Unidas Podemos y Adelante Andalucía tuvo un desenlace que podríamos definir como “pa ti las redes y para mí el grupo (parlamentario)".

Más allá de lo anecdótico – que no lo es tanto – como el conflicto por la denominación y más allá de las disputas internas que llevaron a tal desenlace, lo cierto es que lo que se vivió hace algo más de 12 meses ha cambiado las dinámicas del Parlamento de Andalucía y, sobre todo, ha cambiado las posibilidades de los 11 diputados de Adelante Andalucía – reglamentariamente no adscritos – dentro de la Cámara. Principalmente porque la ruptura conllevó a una modificación del Reglamento que limitaba, aún más, los derechos que de por sí se establecían para los no adscritos.

Actualmente hay un recurso en el Tribunal Constitucional, único órgano en el que estos diputados pueden recurrir la decisión de la Mesa del Parlamento, para que se restituya la situación anterior, pese a ello, desde Adelante Andalucía no tienen demasiadas esperanzas en que se resuelva antes del final de la legislatura.

El punto de partida es que, en el momento en el que sales o te expulsan de un grupo, tus derechos únicamente son individuales. Aunque Adelante Andalucía existe como formación política, no existe como grupo parlamentario. Dentro del Parlamento no existen como ente colectivo. Y al no existir como grupo, no recibe financiación por parte del Parlamento de Andalucía. Los ingresos de la formación por su representación en la Cámara se basan únicamente en lo que perciben individualmente en sus sueldos.

Sin ingresos, disminuye la posibilidad de contratar a asesores. “Tú como diputado no conoces todas las materias y no tienes medios para formarte e informarte. Es una desventaja con respecto al resto de los diputados. Tu capacidad para realizar la actividad parlamentaria se reduce porque no tienes medios”, explica Maribel Mora, una de las diputadas que no fue expulsada pero que, posteriormente, decidió abandonar el grupo voluntariamente.

Uno de los ejemplos más representativos está en el equipo de prensa de la formación. Cuando Adelante Andalucía existía como grupo parlamentario, este departamento lo conformaban 6 personas. “Ya no sólo es la calidad técnica, sino el compartir ideas, el tiempo para pensar… funcionábamos casi como una redacción”, cuenta Esperanza Fernández, la jefa de prensa, “ahora estoy yo prácticamente sola”. El ‘profesionalismo’ se ha cambiado por el cariño, “lo paliamos con más trabajo militante sin la calidad profesional, pero con más implicación de la gente en temas comunicativos y más ilusión en el proyecto”, señala.

Para algunos miembros de la formación lo económico no es lo principal, “el impacto político es lo más importante. No lo sufre Adelante sino la izquierda porque disminuye a menos de la mitad la capacidad política que se podía tener anteriormente”. Son las palabras de José Ignacio García, antiguo diputado de Adelante Andalucía. García se refiere a que las posibilidades en la actividad parlamentaria también disminuyen.

Personalizando en el rostro más conocido, Teresa Rodríguez ha pasado de poder enfrentarse cara a cara al presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, al ser portavoz de un grupo parlamentario a no tener turno de palabra en los debates plenarios. Tampoco puede – ni Rodríguez ni el resto de diputados no adscritos – dirigir preguntas al presidente en las sesiones de control. Sí que pueden dirigir preguntas orales a los consejeros, pero una cada periodo de sesiones, es decir, cada seis meses.

En este sentido, el Reglamento deja bastante margen de decisión política a los integrantes de la mesa, por lo que, si lo decidieran, los miembros de Adelante Andalucía podrían tener una mayor participación. El artículo 24.7 del Reglamento establece que “corresponde asimismo a la Mesa, oída la Junta de Portavoces, resolver cuantas cuestiones pudieran plantearse en relación con su situación y posibilidades de actuación en el marco del presente Reglamento”.

Sin embargo, lo más relevante está en el apartado legislativo. El Reglamento, antes de la modificación, establecía que la décima parte de los diputados podían presentar proposiciones de ley. Los no adscritos de Adelante son 11, justo el 10%. Pero la reforma del Reglamento eliminó esta posibilidad. Esto ha dado lugar a fórmulas distintas, “te fuerza a ser más creativo” en otras cuestiones explican desde la formación, como por ejemplo impulsar leyes a través de Iniciativas Legislativas Populares (ILP) con distintos colectivos sociales. Estas necesitan 40.000 firmas para tramitarse.

En las comisiones es más de lo mismo, existe el derecho de cada diputado a estar en una y, lógicamente, a votar sobre las cuestiones que se tratan, pero sin poder participar. José Ignacio García lo define como “unos invitados de lujo pero que no podemos hacer nada, aunque representemos el 10% de la cámara”.

Mora denuncia que la Cámara les obliga a actuar de forma individual en todas las cuestiones burocráticas como solicitar material de trabajo (bolígrafos, por ejemplo), “para hacernos recordar que no somos un grupo”. En cambio, en otras ocasiones, no sucede así, según esta abogada de Adelante Andalucía, “cuando a ellos les interesa se relacionan con nosotros como un grupo”, en relación a las comunicaciones.

Tras lo económico y lo político, la tercera pata de la mesa es la situación mediática y la atención de los medios. Fernández cuenta que antes de la expulsión ya no existía la facilidad para captar la atención de los medios que había en los primeros años de Podemos y Adelante Andalucía. Pero la falta de un grupo ha limitado mucho más esta cuestión, “nosotros no causábamos interés por nosotros mismos sino por las iniciativas que presentábamos. Ahora, al tener menos posibilidades de presentar iniciativas, también tenemos menos interés”. Mora, como diputada, añade que los medios ahora “echan menos cuenta”.

Aun así, la presencia de Teresa Rodríguez funciona como cortafuegos y ha impedido el apagón mediático en la formación. Su jefa de prensa señala que “trasciende Andalucía y funciona como líder a nivel nacional”, algo que provoca que esté presente en las tertulias de todo el país, “tener a una persona con ese atractivo a nivel nacional ayuda”.

Por si acaso, y al igual que en el apartado político, en la formación también han tenido que buscar fórmulas “creativas” para llamar la atención de unos medios inmersos en la actividad parlamentaria. En los últimos meses, Adelante ha ofrecido declaraciones delante de clínicas a las que acudían antiabortistas para acosar a mujeres o ha desplegado pancartas gigantes en el Parlamento de Andalucía para recuperar el foco mediático.

Las consecuencias negativas son evidentes, aunque tanto Mora como Fernández se resignan a que todas las consecuencias sean malas. “Nos ha venido bien para alejarnos del Parlamento y tener más actividad en la calle”, confiesa la responsable de prensa. Una línea similar mantiene la jurista, “la realidad parlamentaria es muy burocrática y te obliga a un trabajo que tiene poco sentido. Estar más en la calle posibilita hacer mucho mejor tu trabajo”.

Eso no impide que Maribel Mora muestre su decepción con la situación actual, “te das cuenta de que, en un parlamento, la democracia sometida a la ley no existe, sino que depende del deseo de la mayoría”. Por su parte, José Ignacio García resume lo sucedido en que “no sólo nos limita a nosotros, sino que le corta las posibilidades a la izquierda y la capacidad de hacerle oposición al Gobierno”.

Sobre el autor:

Emilio Cabrera.

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