Era una carta a la militancia, aunque bien podría haber sido un comunicado de prensa. Hace unos días, Ione Belarra dejó claro que Podemos no iba a estar bajo la tutela de Yolanda Díaz. "El proceso de Sumar nunca fue una operación para acabar con Podemos, pero ellos lo pensaron así y actuaron en consecuencia llevando a una situación que nos ha traído hasta ahora", decía esta misma semana Alberto Garzón en una entrevista en El País.
Es evidente que en Podemos piensan todo lo contrario y que los últimos acontecimientos, con el veto de Irene Montero de las listas electorales y la posterior exclusión de los morados del Consejo de Ministros, han reforzado esta visión. Puede parecer que el conflicto es reciente y surge prácticamente de la nada, pero en las líneas de la carta de Ione Belarra llama poderosamente la atención uno de sus fragmentos donde Andalucía está directamente implicada.
"Después vino su imposición de la candidata de IU en Andalucía, su renuncia a hacer campaña por UP en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo de 2023 para así, gracias a un mal resultado del espacio, tener más poder negociador de cara a las papeletas de las elecciones del 23 de julio", dice la comunicación a la militancia.
Hay que viajar hasta mayo de 2022. Juanma Moreno ya ha convocado elecciones, pero la izquierda está en una de sus disputas. No hay candidato claro y Podemos quiere que el líder de la coalición sea Juan Antonio Delgado. Yolanda Díaz, entonces, viaja a la Feria de Abril y arropa a Inmaculada Nieto para que sea cabeza de lista. En principio todo quedó zanjado, pero la herida aún sigue abierta. Sólo hay que leer a Belarra.
En esa candidatura hubo verdaderos problemas para llegar a un acuerdo. Lo que ha ocurrido entre Sumar y Podemos a nivel nacional, ocurrió antes en Andalucía. Aunque Nieto terminó por ser la candidata, lo cierto es que el grupo parlamentario de Por Andalucía acabó con una mayoría de diputados morados. Tres de Podemos, una de IU y otra de Más País. El conflicto se prolongó en septiembre cuando Nieto tomó la decisión de relevar a Alejandra Durán de la Mesa para que el lugar lo ocupara Esperanza Gómez (Más País), pero este es otro tema sobre el que ya se ha hablado.
Lo cierto es que el espacio ya acumulaba traumas. IU y Podemos se habían separado de Adelante Andalucía con una expulsión del grupo parlamentario que ha terminado siendo inconstitucional. Una frase ha resonado esta semana. "La política no para". Fueron las palabras que Irene Montero pronunció cuando Teresa Rodríguez fue expulsada durante su baja maternal. Durante estos días, han sido varios los que lo han recordado
Traumas pasados, tensión para conformar la candidatura y un conflicto entre los partidos a nivel estatal. A eso hay que sumarle la distribución de fuerzas en el grupo parlamentario. Es decir, demasiados ingredientes (y precedentes) para pensar que Andalucía va a poder aislarse de todo el ruido que llega desde Madrid. De momento, las únicas declaraciones oficiales han sido de la propia Esperanza Gómez, quien quiso asegurar desde el Parlamento de Andalucía que no iba a afectar al trabajo del grupo.
Podemos ya ha dejado claro, tras quedar fuera del Gobierno, que actuará con independencia dentro de Sumar. Es posible que se desmarque en algunas votaciones. Irene Montero, por ejemplo, ya está siendo muy crítica en sus redes con el Gobierno de Pedro Sánchez. La cuestión es si esa fractura se trasladará también a los parlamentos autonómicos. El contexto andaluz es muy distinto al gobernar el Partido Popular con mayoría absoluta, pero los antecedentes nos dicen que es complicado que lo que ocurre en Madrid no termine afectando a la política andaluza.
Una de las personas del núcleo duro de Belarra y Montero es, precisamente Martina Velarde. Es miembro de Podemos y diputada en el Congreso por Sumar. Pero sobre todo es la secretaria general de Podemos en Andalucía. Sus últimos mensajes en redes muestran el descontento existente.
"A partir de hoy pasando página. Fuera de manipulaciones y relatos, los hechos están consumados y son incontestables. Empezamos a trabajar la hoja de ruta que nos dimos en nuestra organización y a dedicarnos a hacer la política. La gente nos va a necesidad y no podemos fallar", escribía Velarde. Esa hora de ruta no es otra que funcionar de forma autónoma. Falta por conocer hasta dónde llega la onda expansiva.
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