Podemos intentó asaltar los cielos. De hecho, estuvo bastante cerca y, aunque no lo consiguió, actualmente forma parte del primer Gobierno de España de coalición de toda la democracia y es parte fundamental de él condicionando alguna de las decisiones claves que se están llevando a cabo para aguantar las actuales crisis. Sin embargo, mientras eso sucede, el partido morado también lucha por la supervivencia de su marca.
Aunque Podemos nació como una fuerza coral, poco a poco las discrepancias internas provocaron (o causaron) un único mandatario: Pablo Iglesias. Juan Carlos Aragón lo escribió de forma sencilla en su momento, "al principio éramos cuatro, luego tres y luego dos por disidencias con la dirección al hacer el ideario. Y como quedábamos dos y había poco trabajo, pues me quede solo yo". Que traducido significaba que en la formación que irrumpió por sorpresa a partir de las plazas españolas mandaba únicamente Pablo Iglesias. Teresa Rodríguez, Carolina Bescansa o Íñigo Errejón tuvieron que buscar su propio camino o directamente dejar la política.
Para todo es camino Podemos tejió una alianza fundamental: Izquierda Unida. Los resultados de las elecciones de 2015 dejaron la sensación de que juntos todo hubiera ido mejor. Podemos se quedó muy cerca del sorpasso al PSOE e IU, por el sistema electoral, no tradujo todos sus votos en escaños. Meses después, ambas formaciones se dieron la mano y concurrieron unidos a la repetición electoral. Izquierda Unida se aprovechaba del auge de los morados, que parecía que no tenía techo, y Podemos aprovechaba la implantación de IU en los territorios mientras ganaba tiempo para organizar a su militancia. Pero el resultado fue una impugnación de la hipótesis anterior. La unidad para sumar votos y escaños no provocaba ni más votos, ni más escaños.
Todo parecía controlado por Podemos, pero apareció el liderazgo de Yolanda Díaz proveniente del PCE y, por lo tanto, IU. Además, Díaz — que fue designada por el propio Iglesias como futura líder del espacio Unidas Podemos una vez que el ex vicepresidente del Gobierno dio un paso al lado en política — dejó claro que su intención era trascender el eje izquierda-derecha y aglutinar votantes de 'diferentes sensibilidades'. Un discurso que, incluso, recordaba a la fase primigenia de Podemos. En esta idea, la ministra de Trabajo cada vez ha ido mostrando más simpatía por otras formaciones, como la del propio Errejón al mismo tiempo que arrinconaba a Podemos en un espacio muy concreto del tablero político.
En apenas unos años, el 'abrazo del oso' que Pablo Iglesias le había hecho a Izquierda Unida, ahora lo está haciendo Yolanda Díaz con Podemos. Eso ha provocado una reestructuración del tablero político, pero también del tablero mediático. Periodistas que parecían muy afines a Iglesias ahora se revuelven contra él bajo acusaciones de intentar torpedear y boicotear a Yolanda Díaz y su proyecto bautizado como Sumar.
Con todo esto Andalucía fue banco de pruebas, aunque desde Izquierda Unida se intentó dejar más que claro que nada tenía que ver la coalición andaluza con el proyecto de Díaz. Por Andalucía nació deprisa y corriendo. No contentó a nadie en su creación. Hubo diferencias internas a la hora de elegir un candidato. Y tras el paréntisis de la campaña, la paz apenas duró unas semanas dentro del grupo parlamentario. De hecho, actualmente se puede decir que funcionan de forma independiente. Ni siquiera en comunicación, algo que sí ocurrió con Adelante Andalucía en sus inicios, se han unificado los canales para emitir los mensajes. Este día a día quedó claro con el cambio en el puesto en la Mesa del Parlamento cuando Inmaculada Nieto (IU) registró un escrito para que Esperanza Gómez (Más País) sustituyera a (Alejandra Durán). De Por Andalucía — y la coalición que nació herida de muerte —, apenas queda el nombre y el cumplimiento burocrático del pacto.
Semanas más tarde del conflicto parlamentario, IU, Más País, Equo e Iniciativa del Pueblo Andaluz hacían público un acuerdo para acudir juntos en las municipales en toda la provincia de Málaga. Una auténtica declaración de intenciones con la que Podemos quedaba (o quería quedar) fuera. Durante estos días se han celebrado primarias en Podemos y la falta de músculo territorial ha quedado clara. El Periódico de España avanzó que la formación morada tan sólo había logrado candidatos para el 10% del territorio en Andalucía. Sin embargo, Podemos no está dispuesto a regalar a sus votantes con una integración gratuita en el espacio que va a liderar Yolanda Díaz.
A pesar de que el propio Pablo Iglesias se había referido a Díaz como la líder y candidata del espacio, este fin de semana ha matizado su discurso ante los fieles de Podemos en la 'Uni de Otoño'. Iglesias aseguró que Sumar y Podemos tienen que confluir, pero para ello Podemos debe ser "respetada" y que la generosidad de Podemos fue tal que apostó por la propia Díaz como candidata. A su vez describió como ingenuidad sonrojante a aquellos que piensen que es una oportunidad que a Podemos le vaya mal en dichas elecciones para que a otra izquierda la vaya bien en las próximas. "Hay que ser estúpido", llegó a decir.
El revuelo de estas palabras ha provocado que en menos de 24 horas, desde la formación morada hayan tenido que salir a matizar dichas afirmaciones. "Cuando decimos que hay que respetar a Podemos pues no decimos nada alocado. No sé qué sorprende tanto decir que esta fuerza política que ha hecho un trabajo muy importante para la izquierda en 40 años, No sé si hay alguien que pensaba que no hay que respetarlo pero sí, decimos que hay que respetarlo y en la configuración de cualquier espacio progresista Podemos debe ser fuerza decisiva", ha señalado el coportavoz estatal, Javier Sánchez Serna. Sobre todo lo sucedido, tanto en Más País como en Izquierda Unida coinciden en no hacer valoraciones al respecto. Desde la formación de Errejón, incluso, señalan que no prestan atención a lo que pueda decir actualmente Iglesias.
En Andalucía, principales conocedores del nuevo ciclo político, la cabeza visible de Podemos en el Parlamento de Andalucía, Juan Antonio Delgado, ha tirado balones fuera a la hora de valorar las palabras del ex vicepresidente del Gobierno señalando que el discurso de Pablo Iglesias "duró mucho tiempo", y en él "dijo muchas cosas", pero "las que más repitió son la necesidad de que la izquierda vaya junta a los procesos electorales". "Es decir, que Pablo Iglesias lo que hizo fue apostar por la unidad de la izquierda, por hablar de programas, por dejar la confrontación y de meter palos en las ruedas, por hacer que se cumplan los acuerdos", ha afirmado Delgado.
Quedan poco más de seis meses para las elecciones municipales y, sin embargo, el panorama en la izquierda es una incógnita. Se trata de una prueba de fuego porque meses después llegarán las generales. De momento, el proyecto de Yolanda Díaz sigue en pañales mientras Podemos pasa a la ofensiva y se revuelve para su supervivencia. Iglesias no está dispuesto a permitir que su 'hijo' desaparezca engullido por otras siglas.
Mientras tanto, la preocupación existe y crece en el PSOE que ve como sus socios necesarios para la suma que impida gobiernos de derechas no termina de aclararse. Este lunes, la portavoz de los socialistas, la también ministra Pilar Alegría, ni siquiera ha querido responder al respecto y únicamente se ha escudado en la esperanza de que la izquierda pueda movilizar.
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