El clima político no es ideal en España desde hace tiempo. Pero la tragedia de Valencia está abriendo escenarios que hasta ahora no se habían dado, como lanzamientos de barro y gritos al rey y la reina este sábado, cuando en una comitiva con Pedro Sánchez y Carlos Mazón visitaron Paiporta. Una situación que se desbordó y por lo que se ha abierto una investigación en la Fiscalía, al fin de aclarar quiénes cometieron estos actos, incluida una agresión física al presidente del Gobierno, o si estaban organizados, como cree Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior.
En la mañana de este lunes, lejos de calmarse los ánimos entre las dos grandes formaciones, PP y PSOE, la situación ha ido a más. Mazón, presidente de la Generalitat, ha pasado a la ofensiva al asegurar que la culpa de que no se informara a los ciudadanos del peligro que acechaba en la tarde del martes fue la Confederación Hidrográfica, dependiente del Gobierno central. En tres ocasiones, asegura Mazón, a la una, a las tres y a las cuatro de la tarde, había decisión de mandar el aviso a los móviles de todas las personas en zona de aviso rojo, pero la Confederación lo desactivaba. No fue hasta las 18:45 cuando la Confederación avisa de precipitaciones de hasta 1.700 litros acumuladas en unas horas, provocando desbordamientos.
El PP ha dado ciertos tumbos en su relato hasta ahora. El miércoles y el jueves, Mazón se mantenía en sintonía con el Gobierno central, mientras Alberto Núñez Feijóo ya cargaba contra el Gobierno central. Después, el sábado, el Gobierno aceptó que los ministros se pusieran a disposición de los consejeros valencianos en equipos de trabajo para la ayuda más urgente y para el plan de reconstrucción. Mazón hablaba de 'cogobernanza'. Ese mismo día, Sánchez anunciaba el envío de 5.000 militares más, asegurando que por falta de recursos no iba a ser, y que si la Generalitat solo tenía que pedir lo que necesitase. Nunca dijo la frase que en redes sociales retumba como entrecomillada de "si quieren ayuda, que la pidan". En ese sentido, Mazón ahora ha asegurado en Cope que pidió la presencia de la UME, la Unidad Militar de Emergencia, la misma tarde del martes, antes de que se produjera la "revolución meteorológica", como ha calificado al paso de la DANA.
Grande Marlaska ha insistido en TVE este lunes que el asunto es competencia de la Generalitat Valenciana, que legalmente está al frente de la crisis. Pero este mismo lunes, también, Feijóo ha pedido al Gobierno que declare la emergencia nacional y tome el mando de la situación. Esto, políticamente, implica retirar poderes a Mazón y tomar la batuta en todas las tareas. Retóricamente, ha dicho que quiere evitar "críticas al Gobierno" y ha tratado de mantener sus palabras en tono positivo: "Soy consciente de que debe haber un antes y un después de esto. Debemos cambiar. Es necesario una política útil, colaborativa", ha dicho en palabras recogidas por El País. Lejos ahora de la "misera moral" y la "actitud despreciable" de Sánchez de la que hablaba el miércoles. Por el momento, parece que el Gobierno no va a declararla y ha insistido en estar "al lado" de Valencia, hablando de "colaboración administrativa".
Por su parte, el general jefe de la UME, Javier Marcos, ha indicado que "desde el primer momento" pusieron al servicio de la Generalitat su ayuda: "Yo puedo tener 1.000 soldados en la puerta de la emergencia, pero no puedo entrar legalmente hasta que el director de la emergencia me autoriza", ha dicho de forma contundente. "En cuanto la Generalitat nos dio luz verde en minutos, estábamos en la zona de emergencia. Es más, fuimos de los pocos que pudieron entrar en la zona de Utiel y Requena". Y ha dejado un dato muy duro en su comparecencia en Moncloa: cuentan con una morgue con capacidad para 400 fallecidos potencialmente. Marcos ha salido a explicar la situación después de que se celebrara el comité de crisis, con la presencia del Gobierno central y presidido por Felipe VI.
En las calles de la zona cero de la DANA, la sensación es de frustración, cansancio y mucho dolor. Vidas rotas, familiares que aún buscan a sus desaparecidos, y una batalla entre partidos que no quieren tolerar. Mientras, la cifra oficial de muertes no se actualiza. Oficialmente, desde hace dos días, es 210 en todas las provincias afectadas. Pero ante la inmensa cantidad de barro, de tareas urgentes, no están trabajando en todos los puntos donde puede haber fallecidos. En las últimas horas, han sido hallados cadáveres, al parecer, que habían acabado en el mar por la fuerza de la riada.
Los forenses trabajan a destajo para tratar de identificar a las víctimas y que puedan ser enterradas por sus familiares. Pero hace falta tiempo. El número de desaparecidos, avisa el Gobierno, no es fiable. El último que trascendió era de unos 1.900, pero es de esperar que esa cifra haya bajado considerablemente al lograr ser hallados con vida. La falta de datos es la que genera terrenos para los bulos, como el de que había centenares de personas en el parking del centro comercial Bonaire. De hecho, en los primeros 50 vehículos no han sido hallados cadáveres, aunque aún habrá que esperar para que en esta instalación, y entre tantos coches en el barro o garajes particulares, se despejen las dudas sobre las cifras finales.
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