Fin de la bicefalia. Juan Espadas no es sólo candidato a la Junta, sino que ahora también es el secretario general. Tiene el poder en el PSOE andaluz. Hasta no hace mucho eso significaba dos cosas. La primera, ser el próximo presidente de la Junta de Andalucía casi por derecho divino. La segunda, ser la principal influencia en el PSOE a nivel nacional. Pero no. Juan Espadas se enfrenta al liderazgo más atípico que han visto los socialistas andaluces en democracia.
Se presentó a las primarias como el candidato de la unidad con el objetivo de coser el partido después de la situación traumática vivida en el Partido Socialista, tras el enfrentamiento entre Susana Díaz y Pedro Sánchez en 2017. En su momento parecía sólo una derrota, pero ha terminado siendo el principio del fin. Díaz –y el susanismo en su conjunto– no fue capaz de sobreponerse a aquello. Poco después perdió el Gobierno andaluz tras 37 años de monopolio socialista.
Por suerte para Espadas, en el PSOE-A sigue vivo el espíritu de la Transición. Los críticos con este proceso, para combatir con el relato de la ejemplaridad, suelen acudir al argumento de que algunos de los protagonistas se acostaron franquistas y se levantaron demócratas. En el PSOE-A ha ocurrido algo similar. En la noche de las primarias, algunos militantes se fueron a la cama siendo susanistas y se despertaron al día siguiente con el corazón dividido entre Juan Espadas y Susana Díaz.
Era un reto interno para el todavía alcalde de Sevilla, pero aquí parece que no va a tener que forzar la máquina demasiado para alcanzar el propósito de recuperar la unidad. Hasta la secretaria general de Sevilla, Verónica Pérez ("la autoridad soy yo"), una de las personas más cercanas a Susana Díaz, se dejó ver en la puesta de largo de Juan Espadas en un acto con el presidente del Gobierno. No faltó ningún líder provincial.
Antes de la celebración de las primarias, no eran pocos los que en el PSOE-A pensaban que, al menos, quedaba una legislatura más de Moreno Bonilla al frente de la Junta. Sin embargo, tanto el propio Juan Espadas durante la campaña, como Ángeles Férriz, actual portavoz del grupo parlamentario, en su primera intervención en el Parlamento, creen otra cosa. O al menos quieren aparentar que creen otra cosa. "El efecto Espadas ha venido para quedarse y va a terminar con un alcalde en la Presidencia de la Junta", dijo la jiennense en su primera intervención.
Ganar con las bazas actuales
No tienen otra opción en el seno del partido socialista. Uno de los ejes de la Teoría de la Espiral de Silencio de la socióloga Elisabeth Noelle Neumann es, precisamente, que la opción que la ciudadanía percibe como ganadora es la que termina venciendo. Y la ciudadanía percibe como ganador a Moreno, o al menos esos son los datos que arroja el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces (Centra), más allá de las dudas que plantea en el sistema. El 59% cree que, si se celebrasen elecciones, el partido ganador sería el Partido Popular. Por ello, el principal reto de Espadas es volver a hacer del PSOE un partido político competitivo y, sobre todo, que del clima de opinión se desprenda que es competitivo, que no es lo mismo. Aunque no siempre se dé, ayuda. Por ejemplo, apenas un año antes de la celebración de las últimas elecciones andaluzas, más del 75% pensaba que el PSOE resultaría ganador y, sin embargo, acabó fuera de San Telmo. Siendo la fuerza más votada, sí, pero sin gobierno.
Dio el paso porque tenía que darlo. Con sus tiempos y a su manera. Es posible que ni siquiera fuese el candidato con mayor potencial entre los críticos, pero sí era el único de los disponibles —porque no se puede contar a María Jesús Montero— que aunaba lo que esa corriente necesitaba. Algunos se autodescartaron midiendo mal los tiempos; otros, no eran competitivos a corto plazo en unas elecciones autonómicas. El principal capital en términos políticos que tenía, y tiene, el PSOE en Andalucía era el alcalde de Sevilla.
Aun así, no podrá plantar batalla Juan Espadas si su rostro y su nombre no son identificables fuera de su ciudad. Las siglas del PSOE pesan, pero tienen un pasado reciente manchado. Pese a que la Alcaldía de Sevilla pueda parecer un cargo con suficiente entidad, y seguramente lo sea, su conocimiento no llega al 70%, si nos ceñimos a la misma encuesta del Centra y en la que hay que tener en cuenta que una parte considerable de ese porcentaje será de sevillanos. Su valoración es buena, pero dentro de un contexto de aprobado general a los políticos difícil de clasificar.
Sevilla y PSOE, PSOE y 'Caso ERE'
Tres conceptos difíciles de separar y con los que el alcalde de la capital hispalense tendrá que combatir. Que la relación de Sevilla con el resto de provincias no es fácil no es un descubrimiento. La sensación de agravio siempre está presente. Quizás por eso Juan Espadas no dio el paso hasta tener el aval de la provincia de Jaén y, quizás por eso, el pistoletazo de salida de su candidatura fue en Granada. Precisamente, Granada cuenta desde hace pocas semanas con un alcalde socialista. No es un detalle menor.
Pasar de representar a los sevillanos a hacerlo con todos los andaluces no será tarea sencilla. Espadas ya ha comenzado y cada semana se observan nuevos movimientos en este sentido. Ya en su perfil de Twitter se percibe cierta apertura y amplitud de miras en los comentarios. Hasta ahora, la cuenta de Espadas era muy institucional, cumpliendo el guión de un alcalde a rajatabla. Está cambiando. Aunque el movimiento importante estos días ha sido el nombramiento de Felipe Sicilia como mano derecha. El jiennense fue uno de los que se autodescartó en su momento, no por decisión propia, sino por medir muy mal los tiempos. La salida de Ábalos y el ascenso orgánico de Adriana Lastra le dan una segunda oportunidad.
Por otro lado, ha habido grandes esfuerzos por convencer de que el cambio en la dirección del partido era una renovación. Susana Díaz nunca terminó de quitarse la etiqueta de heredera de Chaves y Griñán a pesar de sus numerosos esfuerzos discursivos. Espadas no carga con ella, aunque compartiera Consejo de Gobierno con ambos. No existe la etiqueta porque, para su suerte, la mayoría de consejeros se olvidan, pero puede aparecer en cualquier momento. Ofrecer renovación tras 20 años en la política. En peores plazas habrá toreado.
En tiempos donde las mayorías absolutas son improbables haciendo frontera con lo imposible, el retorno del PSOE-A a la Junta sólo tiene un camino: la izquierda. Cierto es que los socialistas andaluces pocas veces se han mostrado reacios a mirar a su derecha, sin embargo, el papel de Ciudadanos en el próximo ciclo electoral parece ser que se reducirá al mínimo. Al menos si el PSOE no alcanza una cifra cercana a los 50 escaños. Difícil. Imposible.
Sólo le queda tejer a su izquierda. Es cierto que desde el desembarco en San Vicente —sede regional del PSOE—, Espadas se ha mostrado favorable a los acuerdos, más por su talante que por ideología, aunque lo primero también sea parte de lo segundo. Pero el panorama electoral es el que es. Los tiempos de “ni muerta” pasaron a mejor vida. Ahora toca otra cosa. Y parece que el alcalde de Sevilla ha empezado a recorrer ese camino.
Su felicitación a Toni Valero (IU) por ser reelegido coordinador general es un paso. “Enhorabuena a IU Andalucía y, en especial, a Toni Valero por su reelección como coordinador regional. Que el compromiso con Andalucía siga abriendo caminos de esperanza para la gente. ¡Mucha suerte!”, escribió Espadas. Dos días después, Unidas Podemos por Andalucía hizo público su descontento por el apoyo de facto del PSOE-A a la Ley del Suelo. Pero están condenados a entenderse. Y Adelante Andalucía también tendrá que participar. De momento, Valero devolvió la felicitación cuando el viernes Juan Espadas fue nombrado secretario general.
Nadie sabe cuándo Juan Manuel Moreno pulsará el botón rojo de las elecciones. Es posible que ni siquiera él. La legislatura está prácticamente garantizada hasta final de año. Una vez comience 2022, el presidente tendrá que decidir entre la primavera y el otoño. Es decir, Juan Espadas tendrá, como mucho, 16 meses para organizar un partido prácticamente desde cero y dotarlo de sentido. El reloj persigue a un Juan Espadas que tiene muchos retos por delante y pocas alternativas.