100 metros lisos desde que Juan Manuel Moreno Bonilla ha tocado tierra tras bajarse del coche oficial hasta que ha cruzado el umbral de la caseta de Canal Sur, en el Paseo de Las Palmeras del Real de la Feria del Caballo de Jerez. El que quiera que piense mal, pero nada más cruzar la Avenida Álvaro Domecq en dirección a la portada principal del González Hontoria ya le esperaban, recién bajadas del autobús, un nutrido grupo de mujeres procedentes de Ubrique, en la Sierra de Cádiz, dispuestas a corearle, vitorearle y, entre besos, fotos, vídeos y agarrones, aplaudirle entre gritos de “¡Presidente, presidente!”.
Si la puesta en escena no estaba preparada y ha sido sincera, el cariño que recibe Moreno ni se compra ni se vende. Mientras se confirma el tironazo que puede representar el próximo 19J su proyecto político, queda claro que hay spots de campaña que son impagables. Una mujer de mediana edad junto a su madre, fuera del bullicio de la entrada triunfal en la Feria, quiere acudir rauda a fotografiarse con Juanma.
“Es Juanma, es Juanma, el presidente”, insiste a su madre. Otra señora, en mitad del paseíllo ya pisando albero, le da la enhorabuena. Entonces, se despega del grupo el presidente de la Junta y candidato del PP a revalidar San Telmo y departe más sosegadamente con esta nueva fan. Va a seguir recibiendo aplausos y vítores. Desde dentro de las terrazas de casetas otros grupos, especialmente femeninos, le corean de nuevo “¡presidente, presidente!”.
Todo muy medido, pertrechado por la plana mayor del partido en Cádiz, está el viceconsejero Antonio Sanz y la flamante número 1 por Cádiz, la todavía delegada del Gobierno andaluz en la provincia, Ana Mestre. También están el número 4 en la lista gaditana del PP, Antonio Saldaña, y la futura candidata a la Alcaldía en Jerez, María José García-Pelayo. Y llega Germán Beardo, alcalde de El Puerto y número 2 del partido en Cádiz, que no es hombre de demasiados protocolos. Al outsider se le acerca Bruno García, presidente de los populares gaditanos, pero no le riñe por no llevar traje ni corbata.
Entre la nube de reporteros gráficos y periodistas —entendiendo también como tales a algún intruso que ha olido el oficio por una vez que compró el Marca—, Moreno reparte parabienes y pega algún leñacito jocoso al laberinto de las izquierdas a la izquierda del PSOE. “Es un culebrón, tengo amigos de izquierda que se echan las manos a la cabeza…”. No quiere frotarse las manos porque no es hombre de cantar victoria, pero la sonrisilla le delata. “Tendrías que haber venido a caballo… ¿cómo estás?”, se oye que le preguntan al presidente justo antes del canutazo “¿A caballo voy a venir…? (ríe) Llevo tres días con la alergia… A ver si el polen se va ya de una vez…, la mascarilla se nota”. Más bien, la ausencia de ella. “La pandemia sigue desgraciadamente entre nosotros, aunque celebrar la feria supone no solo un paso de recuperación de la normalidad sino que también contribuye al crecimiento económico y social de Jerez, la provincia de Cádiz y Andalucía”.
Traga saliva, garganta limpia de albero, y empieza a decir lo que cualquier jerezano y jerezana querría oír. “Esta es una de las ferias con más colorido y singularidad de España, es una explosión de alegría… Jerez es una ciudad que es completamente hospitalaria, no solamente ahora en la feria, sino en cualquier momento porque llegas y, diez minutos antes de llegar, ya te sientes jerezano, y eso es señal de que es tu casa, y te hace sentir como en casa”.
Ponderado, equilibrado, moderado… moderado y con sentido común… Palabras siempre presentes en sus discursos, ahuyentando a los lobos de Vox y ofreciéndose como líder de un proyecto de “base ancha” y en el que “cabe todo el mundo”. “Este proyecto político que represento es probablemente el que más se parece a Andalucía. Somos serenos, responsables, no nos gustan los radicalismos, tenemos sentido común, y eso es lo que humildemente intentamos representar mis compañeros y yo”, remacha.
En la caseta de La Popular, que no ha llegado a pisar el presidente Moreno, aparece por todas partes ese Juanma Presidente y se ven poco las siglas del PP, pero desde luego, no entra en los planes de Moreno avergonzarse de su partido. “Milito en un proyecto como el PP del que no me avergüenzo, siempre he estado militando en él, pero hice una afirmación que me trasladó un alcalde, y es que cuando llegan las municipales saben que hay un porcentaje de votos muy importante que van a la persona por encima de las siglas, pasa en el PSOE, en IU, en el PP… e hice un paralelismo, diciendo que me gustaría ser el alcalde de todos los andaluces. Muchos ciudadanos, independientemente de su orientación ideológica o su hábito de voto, pueden votar a un proyecto político como el nuestro, que es de base ancha y donde cabe todo el mundo”.
Hay que negociar la foto en el interior de la caseta de Canal Sur. Hay que evitar cualquier loncha de jamón inoportuna que, a lo Alberto Garzón, se cuele en el encuadre directa al paladar del jefe. A Moreno le han puesto una cerveza porque el Levante y la calima no invitan a otra cosa. Le cambian la birra por una copa de jerez y, finalmente, se produce el brindis. Escoltado por su equipo, por varios miembros de seguridad, por un séquito nutrido que lo calcula todo al milímetro, Moreno avanza por el real como el Prendimiento de recogida: lento, con muchas paradas, alguna que otra saeta, pero seguro. O como el que baila sevillanas a ojo, tentándose la ropa por si ve que es ahora cuando llegan los cuatro giros imposibles. El presidente candidato hace reverencias a las Morenolover y, después de acudir a la puerta de González Byass y a la caseta de la peña flamenca Los Cernícalos, se va henchido de orgullo de vuelta al coche que le devuelve a Sevilla.