Una investidura es como una eliminatoria de ida y vuelta. El primer día el candidato ofrece su discurso con su programa y el segundo día debate con el resto de grupos parlamentarios. Normalmente, estos discursos son para convencer a la oposición de que den su voto y apoyen al Gobierno. Son días de intensas negociaciones. Muchos acuerdos no se alcanzan hasta el último minuto.
Este miércoles ha comenzado el debate de investidura en el Parlamento de Andalucía. Ha sido el partido de ida. Pero en esta ocasión existe la salvedad de que ya conocemos el resultado de la eliminatoria. No exactamente, pero sí lo más importante. Juan Manuel Moreno será reelegido el jueves como presidente de la Junta de Andalucía salvo que el Partido Popular se llene de ‘Albertos Caseros’ y haya errores masivos. Algo más imposible que improbable. La mayoría absoluta ofrece tranquilidad.
Y con esa tranquilidad ha expuesto Moreno su discurso de investidura. Un discurso de mayoría absoluta, sin guiños para ninguno de los dos lados. Ni Vox, ni el PSOE habían hecho público el sentido del voto, aunque es previsible en ambos casos. El presidente de la Junta ha comenzado agradeciendo su labor a Juan Marín y a los consejeros de Ciudadanos. Pero este agradecimiento no se ha quedado ahí, el resto de su intervención bien podría haber ocurrido durante la pasada legislatura. No ha habido sitio para ninguna novedad a las políticas que vienen efectuando los populares.
Para lo que sí ha habido espacio ha sido para arremeter contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Lo ha hecho por no desarrollar infraestructuras – hidráulicas y ferroviarias –, por no haber impulsado un cambio en el sistema de financiación autonómica, la PAC o por no haber contado con las comunidades autónomas para planificar las inversiones con los fondos europeos, “somos los que conocemos el terreno”, ha dicho en más de una ocasión. También ha pedido medidas para hacer frente a la inflación porque las competencias efectivas sólo están en manos del Estado. Eso sí, ha pedido medidas sin ideologías. O lo que es lo mismo, medidas de la ideología del Partido Popular. Por si alguien tenía dudas de que la legislatura de Moreno iba a funcionar como un impulso a Alberto Núñez Feijóo para que llegue a la Moncloa, este miércoles se han disipado.
Sin embargo, estos no han sido los únicos ataques del líder del PP. Al inicio de su discurso también ha tenido unas palabras para todos los años de gobierno del PSOE en Andalucía, muchos de ellos con mayoría absoluta. Moreno ha anunciado que no va a utilizar un rodillo, pero también ha pedido a la oposición que no se sitúe en el “no es no”. Tiene pinta de que ninguna de las dos cosas se va a cumplir. Para darle credibilidad al asunto ha tirado de clásico citando a Churchill.
En cualquier caso, el discurso de investidura se basa en proponer. Y Moreno ha propuesto bajadas de impuestos. Algunas, como la deflación de varios tramos del IRPF ya habían sido anunciadas durante la campaña. El objetivo es que la subida de salarios prevista para septiembre no suponga una subida de impuestos para el contribuyente. En los cálculos del equipo de Moreno hay un ahorro millonario para las familias, aunque falta por ver cómo se divide ese ahorro. El presidente de la Junta ha hecho referencia a "un balón de oxígeno a las familias de al menos 260 millones de euros adicionales", aunque durante toda su intervención ha dado algunas cifras más en este sentido. El objetivo, frenar la inflación.
Juanma Moreno ha insistido en las familias y en la clase media trabajadora mientras la oposición mostraba sus dudas en directo por twitter. Otro sector muy presente ha sido el de la juventud, hasta el punto de que Moreno ha hecho suya la medida del Gobierno de España de dar 250 euros para que los jóvenes hagan frente al alquiler. Entre tanto hablaba de independencia energética doblando la capacidad para generar energías renovables, la mejora y aumento de pruebas diagnósticas o la apuesta por la FP con homenaje a Javier Imbroda incluido. Las cifras han ganado presencia e importancia durante la parte de la sanidad y educación. Unos buenos números dan credibilidad. También ha habido un momento para reivindicar toda la cultura que rodea la Semana Santa de Andalucía, ha anunciado la Ley del Flamenco y ha mostrado su compromiso con la tauromaquia.
El agua, espacio protagonista en el discurso
El agua ha tenido un lugar central en todo el discurso, desde las infraestructuras hídricas que ha reivindicado una y otra vez, a la industria “azul” relacionada con el mar. Una ley para pesca en interior y el enaltecimiento del turismo para que no sea algo estacional. Entre tanto, mientras montaba su conciencia ecologista insistiendo en la necesidad de un plan hídrico al ser una crisis que afecta a todos, hablaba también del cambio climático y los incendios “imposibles de controlar” que se inauguraron en Sierra Bermeja y ahora están presentes en todo el país. Cuando parecía que se iba a referir a los bomberos forestales del Infoca para anunciar alguna mejora en las condiciones laborales, como viene reivindicando el colectivo varios años, Moreno ha despachado el asunto con un agradecimiento. Un discurso moderado, pero que no convence a su izquierda por la falta de propuestas sociales.
Todo apuntaba a que la hora y media de Moreno en el atril iba a pasar sin pena ni gloria, que los grupos ni siquiera tendrían argumentos para votar en contra porque el presidente de Junta había navegado por la neutralidad. Pero llegando al final ha tocado un tema sensible para Vox que puede disipar las dudas de la extrema derecha a la hora de votar. "El nuevo Gobierno reafirma su determinación contra la violencia machista (...). Todos y cuando digo todos es todos, tenemos que unir fuerzas para erradicar esta lacra en la sociedad", ha llegado a decir. El guante tenía claro su destinatario, pero difícilmente se recogerá.
Este jueves se reanudará la sesión con un poquito de más chicha pero sin incertidumbre. Moreno seguirá jugando relajado a pesar de que la oposición tendrá la libertad de ser dura sin ataduras. El pescado está vendido.
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