Los miércoles sin sobresaltos no existen en el Congrso de los Diputados. Las sesiones de control se han convertido en las sesiones del zasca y ya suenan hasta repetitivas. Hasta para el presidente del Gobierno. Tras la pregunta del Partido Popular, Pedro Sánchez ha afirmado que era la misma que hace tres meses había realizado Pablo Casado. El líder socialista se reía de la renovación del PP.
La cuestión iba referida a los favores que hacía y le falta por hacer al Gobierno a los nacionalistas e independentistas. La respuesta de Pedro Sánchez ha comenzado con polémica ya que el presidente del Gobierno ha afirmado que mientras el PP "enviaba piolines, ahora la selección de fútbol puede jugar en Cataluña" sin polémicas.
Además, ha señalado que, según los últimos estudios demoscópicos, "más del 70% de la población en Cataluña no considera la independencia una prioridad". "Se llama la receta concordia, frente a la discordia que ustedes siempre siembran con Cataluña, ya sea en el Gobierno o en la oposición", ha manifestado.
Según Sánchez, el PP se "vanagloria de ser el PP de hoy, que es distinto al PP de ayer". Sin embargo, ha dicho que se parecen al Partido Popular de "antes de ayer" porque "el PP de ayer lo fulminaron precisamente por denunciar casos de corrupción de la presidenta de la Comunidad de Madrid".
"En cambio, el PP de antes de ayer es el que estaba más pendiente de ver cómo paraban la famosa libretita de Bárcenas, sea como sea. En ese sea como sea era a martillazos destruir los ordenadores, contratar a Villarejo o como hemos conocido hoy en un medio de comunicación, hacer una policía mal llamada patriótica", ha enfatizado, aludiendo a los nuevos audios que desvela El País acerca de que Interior avaló un informe falso del comisario José Manuel Villarejo contra el secesionismo.
Ante el revuelo provocado en la Cámara Baja, después de que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tuviera que llamar al orden, Sánchez ha proclamado: "Las verdades duelen, señora Gamarra, las verdades duelen".
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