Para entender la situación actual de Granada en toda su esencia, hay que quedarse con el dibujo de las últimas elecciones municipales: PSOE y Adelante sumaban 10 y 3 concejales, a uno de la mayoría absoluta (14) para un Ayuntamiento de 27. Por su parte, el PP sumaba 7, con 4 para Cs y 3 para Vox: es decir, 14 en total. Sin embargo, hubo un acuerdo para que Luis Salvador, Cs, fuera elegido alcalde. El PP habló entonces -y lo sigue haciendo- de un acuerdo de dos años para pasar la Alcaldía al candidato del PP, Sebastián Pérez. Pero llegado el momento, Salvador negó ese acuerdo. Luego se supo que hubo un acuerdo en el Ayuntamiento y otro a nivel nacional: uno hablaba del 2+2, el acuerdo local; otro, de Alcaldía para Salvador por 4 años.
Una vez que se acercaba la fecha y el PP andaluz aceptaba que Luis Salvador se quedase como alcalde, el cabreo de Pérez crecía. Acabó pasando a ser concejal no adscrito, en rebeldía con su dirección. De últimas, el PP salía al completo del gobierno municipal, y hace unas semanas, de los cuatro concejales de Cs (cifra que incluía al alcalde), dos se marchaban. Luis Salvador se quedaba solo con un concejal pero luego renunciaba mientras anunciaba su voto para el PSOE por ser la lista más votada, o lo que es lo mismo, dar el bastón de Mando a Francisco Cuenca.
Ciudadanos intentó mantener una de sus pocas grandes alcaldías y anunciaba que intentaría mantener el color naranja en la plaza nazarí. Este lunes, el PP ha propuesto a Francisco Fuentes como candidato en la sesión del miércoles que echará oficialmente del poder a Luis Salvador. Los populares dicen haber conseguido el apoyo de Vox, de sus concejales (seis, por la marcha de Pérez) y los dos dimitientes de Cs. La confusión al final de la mañana ha sido enorme. Por el momento no le salen las cuentas. Pérez rechaza dar la alcaldía a quien no sea él y se distancia del PP andaluz más allá de haberse marchado del partido.
Por su parte, Cs ha mostrado su plan: darle la alcaldía a José Antonio Huertas, el último concejal que se mantuvo con Luis Salvador, que oficialmente no ha dejado en sí el partido, pero que dejó el cargo diciendo que apoyaría a Cuenca. Y es que hay más. Porque Huertas señalaba esta mañana que no le constaba lo que ya decía la dirección de Ciudadanos: que él era el candidato del partido y que eso le ofrecía al PP, un alcalde de Ciudadanos para los casi dos años de mandato que restan. El partido dice que tiene un acuerdo con el PP. Lo ha dicho un cargo en Madrid, Daniel Pérez. Dice tener un pacto con el fontanero del PP, Teodoro García Egea.
Sin embargo, el grupo municipal del PP dice que no hay acuerdo más allá de los contactos del fin de semana para sumar con Vox y los no adscritos. Cs dice que lo importante es que "impere la estabilidad". El PP, que impere la "sensatez y la cordura". Entre tanto, el vicepresidente Juan Marín y la líder nacional Inés Arrimadas siguen trabajando por manter la estabilidad. El presidente andaluz y su mano derecha, Juan Manuel Moreno y Elías Bendodo, intentan que esta situación no afecte a la gobernabilidad de la Junta. Pero el temor ante continuos mensajes contradictorios en el interior de cada partido, ante los díscolos de Granada y ante los que se mantienen oficialmente dentro de lo que parecen las líneas internas, todo parece tambaleares. Ni las direcciones autonómicas coinciden con las nacionales ni éstas con las locales y provinciales. Si con la marcha de Salvador parecía que se escribía el final de la comedia, no era más que el inicio de un nuevo acto.
Comentarios