Aunque parezca que ha pasado un mundo, tan sólo nos separan dos meses de las últimas elecciones andaluzas. Los comicios arojaron un resultado inédito hasta ahora en democracia con la mayoría absoluta de los populares y por lo tanto, también anunció que se vivirían situaciones hasta ahora desconocidas en la comunidad desde que se constituyó la autonomía.
Los tiempos políticos han provocado que el inicio de la legislatura haya sido muy acelerado. Juanma Moreno acortó los plazos lo máximo posible para poder ser investido presidente y elegir a su Gobierno antes de las vacaciones de verano que tienen lugar durante el mes de agosto en la política. Durante este mes, la actividad parlamentaria ha estado parada con la excepción de la habitual Diputación Permanente. Sin embargo, Moreno alargó el trabajo de su Gobierno durante una semana más de lo habitual con el fin de lanzar las primeras leyes para que su tramitación en el Parlamento de Andalucía comience justo al inicio de septiembre.
De esta forma, el Gobierno andaluz ya ha aprobado en Consejo de Gobierno dos leyes: la de Atención Temprana y la de Policías Locales. Además, la estructura del Ejecutivo está prácticamente finiquitada y la mayoría de nombramientos se realizaron en una reunión extraordinaria justo antes de las vacaciones. Uno de los pocos que faltan es el del portavoz, una figura fundamental y huérfana tras la marcha de Elías Bendodo a Madrid. Hasta ahora, la función la ha ejercido Antonio Sanz, su sustituto en Presidencia, pero no es definitivo que obstente el cargo. La decisión, adelantó Moreno, la tomará este mes de septiembre.
Con todo ello, al Gobierno monocolor del Partido Popular se le presentan cuatro años completos con las manos atadas pero, seguramente, el más importante en términos orgánicos para la estructura del partido y para confirmar que realmente Andalucía ha dado un giro en su forma de pensar y de votar sea el actual. El curso que se presenta tiene un final muy claro, las elecciones municipales de mayo de 2023. Ya en el invierno llegarán las generales, pero ahí la capacidad de decisión y de influencia de la Junta de Andalucía será mucho menor.
El 19 de junio tiñó el mapa de Andalucía, de este a oeste, de azul. Esto no había ocurrido hasta ahora, principalmente porque la provincia de Sevilla se había resistido. El nombre de Juanma por delante de las siglas del PP pusieron fin a algo que ni siquiera Javier Arenas logró. Los populares fueron la fuerza más votada en las ocho provincias andaluzas. Traducido en municipios, esto supone que el Partido Popular ganó en 567 de los 785 municipios que hay en la comunidad, es decir, más del 70% de las poblaciones andaluzas.
Esta ola azul, que se puede llamar 'efecto Juanma' o 'efecto Feijóo' si se extrapola a nivel nacional no lo tiene todo tan a favor como se podría pensar en un primer momento viendo los resultados más recientes. La realidad es que el PP tendrá que combatir desde la Junta —sin prácticamente oposición, eso sí— con un aparato municipal del PSOE muy bien engrasado. Fue el propio Moreno quien días antes de las autonómicas se refirió a los socialistas andaluces como "la mayor máquina de ganar elecciones".
Y es que los populares apenas pasan las 200 alcaldías en la comunidad mientras que el PSOE tiene en su poder alrededor de 450. Tal es la fortaleza de los de Juan Espadas a nivel municipal que, incluso después de las elecciones del 19J han arrebatados dos Alcaldías a los populares como las de Linares o Lora del Río. Además, a mitad de legislatura, el PSOE recuperó la Alcaldía de Granada, en posesión de Ciudadanos gracias al Partido Popular. En lo que respecta a las capitales de provincia, el partido de Juanma Moreno gobierna en Córdoba, Málaga y Almería, mientras el PSOE lo hace en Huelva, Jaén, Granada y Sevilla. Cádiz, por su parte, es de Adelante Andalucía.
Esta situación hace que, además, los socialistas controlen la mayoría de las diputaciones, una administración clave para los pequeños municipios y con mucha capacidad de influencia en las elecciones municipales. En concreto, el PSOE gobierna en seis de las ocho diputaciones provinciales. Un arma a tener en cuenta para hacer contrapeso a la Junta de Andalucía y el poder absoluto del Partido Popular en la comunidad.
En cualquier caso, los populares saben que están ante una oportunidad única para obtener la mayoría de municipios de una comunidad a la que tradicionalmente se la ha asociado con la izquierda. Como suele ser habitual, la intención es no tocar a aquellos políticos que ya gobiernan en sus municipios. Otros, como el caso de José Luis Sanz en Sevilla, están designados desde hace tiempo para trabajar con la suficiente antelación un asalto a la Alcaldía en las municipales de dentro de unos meses. La provincia, y pese a los recientes resultados en las autonómicas, será un hueso duro de roer. De momento, los populares apenas tienen una decena de gobiernos municipales en todo Sevilla mientras que el PSOE supera las 70.
Hace unos días El Periódico de España publicaba que los populares estaban analizando la situación en cada uno de los municipios medianos y grandes para elegir al candidato oportuno que les permitiera hacerse con el poder. Estos movimientos se llevan produciendo en los últimos meses y así lo ha dejado ver el propio Juanma Moreno con decisiones políticas con las que ha buscado acomodo a los candidatos salientes. Los casos más flagrantes se pueden observar en la propia provincia de Cádiz. Moreno colocó a Saldaña en las listas para el Parlamento de Andalucía con el fín de dejarle el camino despejado a García-Pelayo.
Recientemente, otro movimiento que se ha producido en el seno de la Junta de Andalucía ha sido el nombramiento de José Loaiza —que apoyó a Pablo Casado— como director del Instituto Andaluz de Administración Pública de Andalucía. Loaiza fue alcalde en San Fernando entre 2011 y 2015, cuando perdió las elecciones contra Patricia Cavada. Desde entonces, ha ocupado el puesto de líder de la oposición empeorando los resultados en ambas elecciones. Su sustituto es una incógnita, pero el camino está despejado. Esta forma de actuar se repetirá en muchos municipios más donde, posiblemente, los reemplazados tengan menos suerte.