PSOE-A y Adelante piden explicaciones en Educación y Sanidad y Moreno Bonilla mira a Madrid

Dura sesión en el Parlamento andaluz en la que se ha escenificado más que nunca la ruptura entre los bloques de izquierdas y derechas, con un Gobierno autonómico excusándose en el pasado y en el Ejecutivo central

Juan Manuel Moreno Bonilla, Juan Marín y Elías Bendodo en la sesión plenaria de julio. Foto: Parlamento de Andalucía
Juan Manuel Moreno Bonilla, Juan Marín y Elías Bendodo en la sesión plenaria de julio. Foto: Parlamento de Andalucía

La última representación en Pleno antes de las vacaciones de los diputados andaluces ha podido ser, muy probablemente, la más dividida entre los dos bandos en todo el curso parlamentario. El día ya comenzaba movido con una sesión a puerta cerrada en la que el Parlamento aprobaba la compatibilidad entre la actividad privada y la pública del diputado de Vox, Alejandro Hernández y el antiguo portavoz del grupo de ultraderecha, ahora parlamentario no adscrito debido a sus problemas con la justicia, Francisco Serrano.

Los socialistas han puesto el grito en el cielo por este hecho que consideran inconcebible y han pedido a ambos que abandonen su actividad privada. El portavoz del PSOE-A, José Fiscal, intentaba hacer sangre especialmente con Ciudadanos, aludiendo a la diferencia en la dirección entre Arrimadas en Madrid respecto al Gobierno central y su delegación andaluza, a la que ve "escorada a la extrema derecha". Los socialistas ven como el eslabón más débil de esta unión a tres al partido naranja y las posturas encontradas que a estos les surgen de vez en con los de Abascal.

Pero como el día iba de bandos, pronto empezó el PP a hablar de "trincheras ideológicas" para denunciar, por tercer Pleno consecutivo, que PSOE-A y Adelante no estén en la comisión de reconstrucción. Ya van varias sesiones en las que la derecha tiene la habilidad de fiscalizar a la oposición e, incluso, de hacer oposición al Gobierno socialista de la Junta, a pesar de llevar año y medio en el poder. Como si de una orquesta se tratara, Hernández de Vox hacía una petición para que el actual Ejecutivo investigue el "fraude y la corrupción" del comandado por Susana Díaz en 2018, en medio de acusaciones de enchufismo al marido y los hermanos de la secretaria general socialista e, incluso, bajar el tono como solo sabe hacerlo la extrema derecha y poner en duda la capacidad de trabajo de la líder socialista.

El presidente de la Junta se levantaba cada vez que tenía que intervenir con cierta comodidad, "le tocaba" hablar sobre la gestión de otros, que es algo así como el sueño húmedo de todo político. Siguiendo el argumentario de los chicos de Abascal, daba puntadas efectistas y hablaba del enorme e indescifrable número de coches oficiales que la anterior Administración tenía a cargo del dinero público de los andaluces. Incluso cuando Inmaculada Nieto, diputada de Adelante, preguntaba al presidente por los recortes en centros de atención primaria en toda Andalucía y especialmente en Sevilla, Bonilla volvía a agarrarse a la herencia: "No llevamos 10 años gobernando, ni siquiera dos. No podemos hacer milagros".

Y de este modo se entraba en terreno covid, que era por el que PP y Ciudadanos esperaban ansiosos toda la mañana. Primero por presumir de cifras, como las del número de rastreadores (8.000 según la Junta) en la comunidad, del que el presidente dice que es el mayor de toda España y citaba fuentes como el Instituto Carlos III. Igualmente han sacado pecho de lo que consideran escaso impacto del virus en Andalucía, pero quizás en ese alarde venga la contradicción. Tanto el presidente como el portavoz de Ciudadanos en esta materia, Sergio Romero, han puesto el acento en el maltrato del Gobierno de Sánchez e Iglesias a Andalucía en los fondos covid, que han otorgado a la región alrededor de 600 millones de euros, lejos de los 1.500 que recibirá Madrid o los 1.250 que llegarán a Cataluña.

Desde los dos partidos del Ejecutivo se obcecan en una especie de animadversión de Pedro Sánchez por Andalucía, de la que todo el país se ha podido enterar hoy por boca del PP andaluz, que ha sostenido en palabras de Moreno Bonilla que es la penúltima comunidad en la media fondos por habitantes y advertía a los socialistas que "esta batalla la tienen perdida en la calle". Romero seguía la misma retahíla y llegaba más lejos, preguntándose del modo más hipócrita "¿qué le ha hecho Andalucía a Sánchez?" para posteriormente acusar al presidente de la nación de cargar "con 30.000 muertos a sus espaldas".

Con el Gobierno de derechas instalado en el trazo grueso, desde las filas socialistas les intentaban hacer comprender que no se puede presumir de ser los menos afectados en la pandemia y posteriormente pedir más fondos que nadie. Es en esa contradicción en la que están están encajados PP y Cs en Andalucía, seguramente más con intención de tirar balones fuera que de creerse su propio argumento. "Por esa regla de tres, Alemania que tiene el doble de población que España debería haber obtenido más fondos europeos", apuntaba Díaz a un Ejecutivo que solo sabe señalar a Madrid.

La sesión de control al presidente seguía con la socialista preguntando por los recortes en áreas de la Sanidad en plena pandemia o pidiendo explicaciones por las medidas en Educación que directores y AMPAS han venido denunciando como insuficientes o casi imposibles de llevar a la práctica, como ayer este medio mostraba con varios testimonios de primera mano. Evasivas y referencias a multas de 5,5 millones que la actual Administración ha acabado pagando por culpa de la anterior provocaban una enorme bronca y convertían, una vez más, "en un cuadrilátero" el Parlamento, según el PSOE-A.

Pero por si los pretextos del Gobierno central o de la herencia socialista se empiezan a gastar, hoy tanto Moreno Bonilla como el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, han dado con una nuevo: el Gobierno de Baleares de PSOE y Podemos. Sí, nadie sabe cómo pero han sido varias las alusiones a "esto no puede molestarles aquí porque ustedes en Baleares hacen lo mismo", como ha contestado el diputado popular malagueño a Ismael Sánchez de Adelante cuando este le preguntaba por el proceso de contratación de los 3.000 vigilantes de playa.

Para finalizar, la jornada se diluía con el rechazo de los tres partidos de derechas a la iniciativa socialista para prohibir la construcción de un hotel en la playa almeriense de Los Genoveses. Y daba a su fin con la proposición no de ley de PP, Cs y Vox para demandar al Gobierno del Estado a que rectifique su reforma educativa que "discrimina a los centros concertados y coarta la libertad de los padres a elegir el modelo educativo".

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Marco Herrera

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