Todo lo que rodeaba a la moción de censura antes de celebrarse invitaba al cachondeo. La defensa de la misma lo hacía aún más. Aun así, Pedro Sánchez ha mantenido la compostura y pese al surrealismo de la situación, no ha caído en la broma ni el chascarrillo. De hecho, ha aprovechado sus intervenciones para vender la gestión de su Gobierno pocos meses antes de que se celebren las Elecciones Generales.
Tras dos horas y media de intercambios entre Santiago Abascal como representante del grupo proponente con un discurso que él mismo ha reconocido previsible y Pedro Sánchez como representante del Gobierno ha llegado el turno de Ramón Tamames, candidato oficial a ser investido en la moción de censura.
Su capacidad de ir por libre durante todas estas semanas daba cierto interés a su discurso. Un discurso que, por otro lado, ya había sido publicado por eldiario.es. Desde su escaño debido a su edad y las dificultades para desplazarse y con un tono de voz pausado, Tamames ha comenzado, literalmente, hablando de las 26 ediciones de su libro.
Lo cierto es que el que fuera miembro del Partido Comunista ha tocado todos los temas posibles y lo ha hecho a su manera. Muchos de ellos con un enfoque imprevisible. El catedrático de economía ha decidido recordar la revuelta estudiantil que le llevó a la cárcel en 1956, durante el Franquismo, para posteriormente criticar duramente la Memoria Histórica con afirmaciones como que la Guerra Civil comenzó en 1934 y que en el conflicto bélico no hubo malos y buenos, sino dos bandos enfrentados.
No obstante, su opinión más sorprendente ha llegado con el tejido empresarial español. Tamames, durante su intervención, ha sido muy duro con la pequeña y mediana empresa. "Las pymes no son el futuro de este país", ha dicho ante la incredulidad de propios y extraños. El catedrático ha basado gran parte de su discurso en la falta de separación de poderes en España y las concesiones a los independentistas.
Sus palabras sobre política internacional también han sido curiosas. Tamames ha acusado a EEUU de provocar la guerra de Ucrania y ha invocado a China para salvarnos, "¿para qué está la UE?", ha terminado diciendo. Poco antes se había referido a la 'leyenda negra' de España en Latinoamérica, algo que ha utilizado para arremeter contra Churchill.
Sánchez ha lamentado que el economista se haya prestado a "blanquear" a Vox, partido que ha definido como "heredero de Blas Piñar". El discurso de Sánchez es imposible de resumir. Ha sido como si el presidente del Gobierno hubiera decidido ganar el debate por agotamiento del candidato. Tamames, de vez en cuando, miraba el reloj.
Su intervención ha permitido a Sánchez contraponer el modelo público con el modelo privado. Tamames había llegado a reivindicar la sanidad privada. Cada palabra que salía por su boca permitía al líder socialista poner en valora cada una de las decisiones de su Gobierno para salir de la crisis del coronavirus y sobrevivir a la de la guerra de Ucrania. El presidente del Gobierno no ha perdido la oportunidad para arremeter contra el PP por su relación con Vox cada vez que ha tenido oportunidad.