La jerezana Alba, de 28 años, y militar de profesión, fue diagnosticada recientemente con leucemia. Un palo para una persona tan joven, pero que no le ha hecho perder el ánimo. Porque Alba es 'más fuerte que el vinagre de Jerez', como señala en una campaña en redes sociales. Mantiene un buen ánimo y fuerzas contagiosas.
Pero ahora, su familia ha elevado un llamamiento. Alba necesita un donante de médula compatible para afrontar la enfermedad. Actualmente, está recibiendo tratamiento, quimioterapia, que deberá ser culminado en el área de hematología, referente en el Hospital de Jerez, con esta recepción de médula de un donante.
Una de sus hermanas, en redes sociales, explicaba que Alba fue diagnosticada el 21 de mayo. "Desde entonces, no para de luchar y ganar una guerra diaria, entre bajones y subidones, como es normal. Lleva un lema en su vida desde hace años y ahora lo ha puesto en marcha". "A veces, no sabemos que nos puede pasar algo así, hasta que nos pasa".
"Ahora", prosigue su hermana, "pedimos ayuda, porque aunque sea #másfuertequeelvinagredeJerez, necesita un donante de médula. Así que hago este llamado para que todos los que podáis, compartáis y donéis médula, sangre o cualquier cosa que valga para la vida de alguien".
Así, "en este caso nos ha tocado y nosotros, y mi familia y yo os pedimos que compartáis y que todo aquel que sea capaz de hacerse donante, lo sea. Quizás no le salve la vida a mi hermana, pero puede salvar la de otra persona".
¿Cómo donar médula?
Para poder donar médula, hay que acudir al Centro de transfusión, tejidos y células. En Jerez, como en los principales hospitales andaluces, hay uno. En una consulta ante el SAS, se puede saber cómo proceder.
Una vez rellenados ciertos documentos y analizada la sangre, los datos clave del donante se recogen en una base de datos. A partir de ahí, pueden llamarte en cualquier momento. La base de datos de la Fundación Josep Carreras recaba la información y la empareja con un posible receptor de la donación, que sea compatible con la médula de este donante.
En la primera etapa, es un análisis de sangre para entrar en la base de datos. En la segunda etapa, consiste en recepcionar la médula, en un proceso que dura alrededor de tres horas, sentado en un butacón y conectado a una máquina. Como informa la fundación, apenas puede sentirse un hormigueo en un brazo. Pero la recompensa es que una persona, que no conoces, podrá salvar su vida gracias a esta donación. Posteriormente, se produce una pequeña intervención rápida que supondrá una noche de hospital.
Los donantes deben tener entre 18 y 40 años. A partir de ahí, si hay algún problema para el donante, el propio centro de transfusión informará. Pocas son las incompatibilidades: tener quizás alguna enfermedad contagiosa por sangre y poco más.